¿Qué diría para que le dejaran entrar?, ni siquiera se sentía capaz de hablar, ¿cómo iba a explicar que necesitaba verlo?, necesitaba salvarlo y ...

"Lo escuchaste y tu estúpido complejo de salvador se apodero de ti, ¿verdad?"


Recuerda las palabras del rubio mientras entra a la recepción del hotel, atrayendo miradas curiosas y de disgusto. Tal vez por lo mal que debe verse, tal vez por lo agitado o sudado que se encontraba. Tal vez porque parecía un loco.

No. No era un complejo, no era así.

Él no quería ser su héroe. No quería salvarlo por las razones que el pensaba.

—¿Puedo ayudarlo en algo, señor? —se acerca un empleado a él

—Colín... necesito... —trata de responder en jadeos.

—¿Es compañero de su universidad?, necesitamos que nos proporcione sus datos y...

El azabache siente otra punzada, más fuerte que el resto.

No tiene tiempo que perder, no puede estar aquí discutiendo si tenía agendada una cita o no.

Comienza a caminar en dirección al ascensor, pero el joven encargado le detiene.

—No puede pasar si no muestra una identificación.

Le empuja levemente, sin dejar de caminar.

—Es Colín... — intenta explicar.

Se siente asfixiado.

— ¡No puede pasar!

— ¡Muévete de mi camino! — grita, sin paciencia. Solo piensa en liberarse de todos los que intentan detenerlo y llegar hasta el último piso.

En lo más alto del hotel, ¿lograría llegar a tiempo?

Llora al pensar en que no.

—¡Llamen a seguridad! — grita alguno.

Mario forcejea, incluso ha golpeado y mandado a volar a uno que otro que intenta someterlo.

—¡Suéltenme!, ¡es Colín!, ¡déjenme ir con él!

Forcejean aún más, alguien le ha dado un puñetazo incluso. Siente su labio arder y pronto su boca se llena de sabor a sangre.

—¡¿Qué es este alboroto?!— escucha la voz potente de una mujer. Al instante los guardias, que no había notado que llegaron, se detienen.

Dos de ellos lo han tomado de los hombros, haciéndolo caer de rodillas y sin movilidad en el suelo. Le están lastimando, pero no logra dolerle.

Solo duele su corazón, desesperado.

—Señora Bourgeois, este chico ha intentado entrar a la fuerza y...

— ¡Déjenme ir! — pide, tratando de soltarse. —Es Colín... por favor...—su voz se quiebra.

— ¿Qué le ocurre a mi hijo?

—Colín... mi alfa... —llora. —Déjenme ir con él, por favor...

La mujer empuja a los guardias para que suelten al azabache. Se deja caer frente a él, asustada.

— ¿Cómo has llamado a mi niño?

—Mi alfa...— repite, llevando una mano a su pecho, llorando aún más fuerte. —Ya no siento a mi alfa...— se deja caer aún más en el suelo.

La mujer se levanta y grita a sus subordinados para que llamen a una ambulancia. Mario parece seguir en shock, trata de calmar el fuerte zumbido que escucha en sus oídos.

Pêche  [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora