Hola lindo, ya estoy afuera —dijo él.

—Salgo en cinco minutos —le respondí.

Seungkwan seguía intentando abrir la puerta, pero ninguna llave parecía funcionar.

—¿Dónde estás? —me preguntó Joshua.

—Estoy en la puerta, pero parece que no quiere abrir —le respondí.

Yo me encargo, lindo —dijo y colgó.

Le dije a Seungkwan que se hiciera para atrás pensando que Joshua patearía la puerta, pero vi cómo introducía una tarjeta de crédito por la cerradura y esta se abría.

Escuchamos cómo alguien se acercaba por la puerta y todos nos alarmamos.

—Corran —nos susurró Seungkwan.

Lo abracé fuertemente y salí corriendo con Joshua.

Subió rápidamente a su moto y me colocó el casco mientras salíamos de la escuela. Mi corazón no paró hasta que estábamos lejos de la escuela.

Cuando llegamos a casa de Joshua, lo primero que hice fue mandarle un mensaje a Kwan. No quería meterlo en problemas por mi aventura.

Todo salió bien, disfruta a tu hombre —recibí como respuesta.

La casa de Joshua era de un color amarillo claro, llena de árboles. Empecé a caminar hacia la puerta, pero él me tomó de la mano.

—¿A dónde vas? —preguntó.

—A tu casa —dije señalando la puerta.

Joshua sonrió a medias y negó con la cabeza.

—Esa no es mi casa —dijo.

Yo estaba confuso. Esa era la casa que recordaba desde hacía mucho tiempo, el lugar donde me había quedado a dormir con todos los chicos muchísimas veces cuando éramos niños.

Joshua me guió por el jardín y pude ver una nueva edificación. Era un estilo de pequeña casa en el jardín. No era muy grande, tendría el tamaño de un cuarto principal o un salón de escuela.

La casa tenía dos pequeños cuartos. En uno se encontraba una pequeña cocina y un baño, en la otra habitación había un sillón, una guitarra y un televisor. Cerca de la pared había unas escaleras que subían a lo que parecía un pequeño segundo piso.

—¡Wow! —dije viendo todos los pósteres y cosas que había alrededor.

—¿Qué te parece? —dijo señalando su casa.

—Eres muy ordenado —dije sentándome en el sillón —¿Y tu cama? —pregunté al no ver rastro de ninguna.

Joshua abrió los ojos y reprimió una sonrisa malévola.

—¡No! No me refería a eso —dije tratando de no pensar lo que él pensó.

—Arriba —dijo señalando las escaleras pegadas a la pared.

Me levanté y subí las escaleras para encontrarme con una cama grande, junto a un escritorio y otro par de guitarras.

—Mi cueva —dijo acostándose en la cama.

Me acosté a su lado y se giró para quedar frente a mí.

—¿Qué quieres hacer ahora, lindo? —me preguntó.

Me paré de la cama y caminé hacia una de sus guitarras.

—Toca —le dije pasándole la guitarra.

—No suelo tocar delante de personas.

My brother's best friend | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora