En medio de la penumbra del pasillo, las voces de sus padres se entrecruzaban en una discusión tensa y agitada. Los ecos resonaban como susurros amenazantes en sus oídos, y June sentía que su corazón latía desbocado en su pecho. Al abrir un poco más la puerta, pudo vislumbrar sus figuras iluminadas por el tenue destello de un candelabro.

—Lo hago todo por ella. —Se escuchaba la voz firme de su padre, el rey Aurelio—. ¡Está más que protegida!

—¿Más que protegida? —La voz de su madre, Thryna, sonaba tensa y preocupada—. Él está cerca, Aurelio, puedo sentirlo. Podría llegar en cualquier momento y no haces nada para evitarlo.

El rey intentó tranquilizarla tomando su mano, pero la inquietud persistía en el rostro de la mujer.

—Oh, por favor —respondió el rey con cierta frustración—. He puesto guardias en cada rincón del palacio. Incluso hay decenas de ellos protegiendo cada posible entrada.

Su madre negó con la cabeza, y su voz se volvió más aguda y temblorosa.

—No lo conoces —dijo con convicción—. Él es capaz de hacer cosas que ningún Velerian ha hecho antes. No debemos subestimarlo.

El rey miró a Thryna a los ojos, notando el miedo en su mirada centelleante y decidida a tomar medidas adicionales.

—De acuerdo —concedió Aurelio, acariciando suavemente su rostro—. Duplicaré las defensas, alertaré a todos los guardias y me aseguraré de que tenga su propio guardia personal a partir de esta noche, el mejor de todos, para que la cuide día y noche. Haré lo que sea necesario para proteger a nuestra pequeñita.

—Y considera acercarte más a ella, ¿quieres? —Se cruzó de brazos—. Apenas te ve y no deja de preguntarme por ti.

—Yo... bueno...

—Es porque es diferente, ¿verdad? —inquirió ella, haciendo que su esposo se inquietara—. ¿Acaso le temes a tu propia hijita? ¡Es la niña más preciosa y bondadosa que he visto nunca!

El rey Aurelio quedó sin palabras, su mirada sin pestañear reflejaba su temor ante la acusación.

—H-has presenciado lo que ha hecho ayer por la noche... —musitó el hombre. Tras decir aquello elevó su mano derecha y la repasó sobre una herida que aún persistía sobre la mejilla derecha de la mujer—. Esta herida podría haber sido mucho más que esto y lo sabes bien.

—Fue una tonta pesadilla, ¿de acuerdo? Ese maldito no deja de atormentarla en sueños y ella simplemente intenta defenderse. ¡Es un acto involuntario!

—Oh, Por favor, Thryna. ¡Abre los ojos! —La tomó por los hombros y la acercó hacia él, destinándole una mirada tan preocupada como protectora—. Cada noche empeora más y más. Al principio, sus peluches solo levitaban y rondaban por el palacio. Tuve que convencer a los sirvientes de que era parte de una alucinación por la comida en mal estado, y por poco no me creen. Pero ¿vidrios que explotan sin sentido alguno, puertas que se abren y cierran de un momento para otro? Y, sobre todo, ¿cómo le explicaremos al rey Eldrion acerca de su pelea con Emmeline?

La tensión en el pasillo era palpable, y la pequeña June sentía un nudo en el estómago al escuchar los problemas que sus extraños poderes estaban causando a su familia. Por un momento, consideró entrar en la habitación y revelar su presencia, pero se mantuvo escondida, incapaz de enfrentar la realidad de sus habilidades sobrenaturales y el daño que estaban causando.

Las palabras se quedaron suspendidas en el aire, mientras la mirada de Thryna se perdía en la lejanía, fijándose en algún punto inalcanzable. La discusión entre ambos había sacado a flote un torbellino de emociones y temores.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora