Pase por una tienda de zapatos, me compré unos tacos divinos, en color negro, eran de taco aguja y abiertos.
Después pase por una tienda de ropa, pero no hubo algo que me gustase, así que no compre nada.
Cómo ya había recorrido la mayor parte, decidí ir a farmacity a buscar maquillaje o cosas de skincare.
Termine comprando unos glosses, un rubor, una máscara de pestañas, agua micelar y unas cuantas cosas más que me habían gustado.
Gracias Farmacity, no sé que haría sin vos.

Ya por fin era el horario del almuerzo, doce y cuarenta marcaba el reloj. Quise ir a comer en algún lugar, el día estaba muy lindo, así que si había para sentarse en exterior o en alguna terraza, me haría muy feliz.

Fui hasta un lugar que parecía cafetería, pero tenía opciones de almuerzo. Pedí una ensalada de lentejas con un pan tostado que estaba ri-qui-si-mo, y un jugo de naranja exprimido.
Al final había bastante gente en la parte de afuera, así que me senté adentro, al lado de el ventanal mirando la calle, esta daba muy cerca a el obelisco.

Mientras comía, me dedicaba a pensar únicamente en cosas que me distrayeran o en ideas que tenía. Agarré mi celular y decidí enviarle un mensaje a Santiago.

Buenas, cómo estás?

Muy bien porque me escribiste, y vos?

Que romántico.
Yo bien, aburrida la verdad.

Mmm, y qué puedo hacer para que no estés aburrida?

No sé JAJAJAAJAA
Qué estás haciendo?

Trabajando y vos?

Estoy en almorzando en una especie de cafetería, cerca del obelisco.

Sóla?

Sí, necesitaba distraerme.

Haces algo hoy?

Más que trabajar, no creo. Por qué?

Querés ir a un bar está noche?

Me gustaría, con vos?

Con el vecino.
Si tarada, conmigo, con quién más sino?

Bueno che, no te desubiques. Pensé que capaz con alguien más, pero prefiero ir sólo con vos.

Mejor así.
A las 22hs te quiero lista.

Dale, nos vemos.


Bien, habían pasado menos de 48hs y yo ya estaba por salir con un tal Santiago.
Miré a la calle, pensando en él y en la situación en la que nos cruzamos, el bar. Y por alguna razón, sentí que se me hacía familiar, como si ya lo hubiera visto en otra parte. ¿Pero en dónde?
Pregunté mil veces aunque no encontré una respuesta que me conformara, quizás sólo se parecía a alguien que algún momento vi y nada más. Pero no lo sé.

Ya había terminado así que pedí la cuenta y me fui del lugar. Ahora iba a ir a casa a ver si podía continuar con lo que estaba trabajando y prepararme para la clase de la tarde. Hoy vería a Euge, la chica nueva con la cual vino Santiago. Me ponía bastante feliz, espero que le guste y se pueda adaptar.

[...]

–1, 2, saludo.– y aplaudimos al unísono todas.

El Modelo Perfecto | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora