- ¿Guardiana? Entonces no me sirve de nada.
Esa había sido probablemente la aportación más absurda que podría haber hecho Pyron, o al menos eso pensé en ese momento. No caí en la cuenta de que estaba tratando de ayudarme, incitándome a colarme en los archivos secretos de Almafera. Así que, seguí durante muchos días buscando infructuosamente por la casa de los Evergrey la información que tanto codiciaba.
He de decir, que pese a que mi primera experiencia con otros Soulhunters fuera de la familia Evergrey había sido espantosa. Los encuentros que tuve más adelante fueron bastante agradables, aunque recuerdo con especial cariño, el de la primera vez que conocí a Daniela Lagrange.
Estaba en la panadería para unos encargos que me había hecho Burbalú. Necesitaba una cantidad ingente de pasteles y panes para cada mañana. Al principio, había estado muy preocupada por el malgasto de comida, pero pronto me explicó que todo lo que no se comía se devolvía al establecimiento y estos lo revertían a su estado original, todo para volver a empezar al día siguiente. Era absurdo, pero era su costumbre.
- Serán trescientos moles. – me dijo la dependiente.
Yo que todavía estaba haciéndome a la nueva moneda tuve que recontar los billetes que me había dado Burbalú, para ver que no era suficiente. Estaba en problemas, sabía que cualquier cosa que no me llevara, le daría la oportunidad a Sora para regañarme e insultarme. Sin embargo, no tenía más remedio que renunciar a algo.
- Pues deja los croissants, y las pastas danesas. – le dije.
- Es el encargo de los Evergrey ¿no?
Asentí.
- Sora se enfadará si no se lo llevas todo. Cógelo y tráeme lo que te falta mañana.
- Vaya ¡muchísimas gracias!
- No te preocupes, sé como se las gastan en esa casa. Soy muy amiga de Rina. ¿Te han contratado para el servicio de la casa? Pensaba que la vieja Burbalú todavía estaba operativa.
- Bueno... no exactamente. Es complicado.
- Ya veo, le preguntaré a Rina. No te preocupes no te quiero meter en problemas.
- Gracias.
Ya me iba cuando añadió:
- ¿Eso que llevas en el cuello...? ¿Eres una Soulhunter?
Yo me giré confundida, sin saber bien qué me había delatado.
- ¿Perdona?
- La marca.
Caí entonces en la cuenta, de solía estar oculta bajo mi cabello, pero que hoy me había hecho una coleta dejándola a la vista.
- ¿Te refieres a esto? – dije enseñándole por completo la marca de nacimiento que tenía sobre la piel de mi cuello.
- Exactamente. Es la marca de los Soulhunters, no hay duda ahora que la he visto bien, es el contorno de Almafera. ¿No lo sabías?
- No soy de por aquí...
- Alguien cercano a ti lo era, porque te quemó con un hierro para dejarte esa marca sobre la piel, y en un sitio muy visible. La mía es mucho más discreta. – dijo y a continuación levanto la manga de su blusa para enseñarme una mancha con la misma forma que la mía.
- No tenía ni idea, pero sí mi madre era una Soulhunter.
- Yo no tengo ni idea de quién era Soulhunter en mi caso, fuera quien fuera, no me quería. Pero tuve suerte, acabé en manos de mis padres y la verdad es que son geniales. Aunque tendrán que buscarse a otra que despache el pan. Cuando empiecen las pruebas, ya no podré encargarme del negocio.
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El Laberinto de Almas
FantasyUnas pruebas mortales transcurren en el Laberinto de Almas. Allí Casilda deberá demostrar que tiene lo que hay que tener para convertirse en Guardiana. Pero antes de eso, deberá descubrir qué clase de Soulhunter es ella y los intrincados secretos qu...
Capítulo 6
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