Sus ojos tenían un brillo de malicia, resaltando en medio de la oscuridad. Sus iris verdes que apenas tenían vida, sabía que debajo de aquellos ojos ha bían círculos negros que dejaban en claro que no tenía una buena rutina de sueño que digamos.

Pero era obvio que está vez iba a ser distinta, pues en lugar de ser agresivo y arrancarle la ropa, solo se separó y tomó asiento en un sillón que estaba al lado de la cama.

—Primero lo primero... —inició el peli verde con una sonrisa maliciosa. —como ya he probado ese culo tan espectacular que te cargas, haremos las cosas diferentes.

Haciendo un ligero movimiento extendió uno de sus látigos, el cuál se enredó con facilidad en el collar de metal que tenía Katsuki, como una correa.

—Quiero que vengas aquí, cachorro... —declaró con su voz gruesa, tirando del látigo para obligar a Katsuki a bajar de la cama.

—¡¿Crees que voy a obedecer solo así porque sí?! ¡Maldito, ya verás! —dijo con fuerza a la vez que su cuerpo puso resistencia al leve tirón, lo cuál solo irritó al peli verde y con aún más fuerza tiró del látigo haciendo que Katsuki perdiera el equilibrio y cayera al suelo a un lado de la cama, dándose un buen golpe.

—Dije que vengas aquí —volvió a señalar el suelo justo frente a el, su mirada se volvió tan penetrante que sembró cierta inquietud en el rubio. —no seas rebelde...

Si quería sobrevivir sabía lo que tenía que hacer, pero se negaba a aceptar su destino, debía ser más fuerte, no podía dejar que le arrebataran la muy escasa dignidad que aún le quedaba...

Pero aún en contra de sus propias emociones se obligó a si mismo a levantarse y caminar los pocos pasos que le faltaban con tal de acercarse a su depravado "dueño". Su voluntad estaba siendo quebrada, poco a poco, pero aún así luchaba por mantenerse firme; aún cuando pudo sentir como tiraban de el como si fuera una simple mascota, su mente no estaba en ese lugar o al menos eso intentaba.

Cuando menos lo esperaba Deku logró hacer que sus rodillas cedieran, quedando arrodillado ante el...

Bien, ya había perdido su orgullo, dignidad y mucho más, pero lo siguiente que escuchó fue la última gota que derramó el vaso...

—Hazlo de una vez, y espero que lo hagas bien —ordenó Deku, su voz tan grave y severa como siempre, con aquella pizca de lujuria cada vez que planeaba hacerle algo... Nunca podría acostumbrarse a ella.

No... No estaba hablando en serio, ¿verdad?, pero claro que sí, y lo supo cuando vió aquel bulto que resaltaba entre los pantalones, con la mirada furtiva de Deku encima. Algo que simplemente lo asqueaba, no, ni siquiera era de aquellos que le daban sexo oral a sus parejas apenas unas pocas veces a petición de las mujeres con las que pasaba la noche.

Pero una cosa era eso y otra muy diferente el tener que hacerle un oral a ese ser tan despreciable y repugnante que lo tenía en contra de su voluntad.

Era un no rotundo.

—¿Que estás esperando? Mi polla anhela tener tus labios cubriéndola por completo y sentir tu lengua moverse... —su voz se volvía un poco ronca al ir pronunciando esas palabras.

Tenía que hacer algo pero ya, no, no podría, incluso si se le ocurriera algo solo lo empeoraría.

—¿O es que acaso no sabes cómo?

Lo estaba retando obviamente, pero hablando en serio, nunca antes había dado una mamada a un hombre, quizás ya le hayan hecho más de una pero a el. Si lo piensa bien quizás pueda...

¿Pero que mierda le pasa? No, no iba a pensar en como hacerlo porque no iba a hacerlo en definitiva. O eso deseaba ya que al parecer fue ignorado una vez más por el universo al ver como el hombre frente a el se desabrochó la hebilla del cinturón grueso de cuero que sujetaba sus pantalones, seguida por el botón del pantalón.

You're MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora