Capítulo 19 - Enfrentamientos y Revelaciones

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Hadrian y Rhaegar se levantaron de inmediato, intercambiando una mirada que combinaba determinación y alarma. "Tenemos que ir. No podemos permitir que nada les ocurra a los dragones," dijo Hadrian, tomando la delantera.

Rhaegar asintió, ajustando su espada. "Estoy contigo, Hadrian. Defenderemos a los dragones juntos."

Mientras corrían hacia las cavernas, Hadrian no podía evitar sentir una creciente inquietud. "Rhaegar, esto tiene que ser obra de los maestres de la Ciudadela. La llegada de los dragones ha alterado el equilibrio del poder, y temen perder su influencia."

Rhaegar frunció el ceño, comprendiendo la gravedad de la situación. "Si es así, tendremos que mostrarles que no somos una fuerza a la que se pueda desafiar tan fácilmente."

Llegaron a las cavernas justo a tiempo para ver a Cornamenta y Vulcano defendiendo ferozmente a los otros dragones. Los atacantes, vestidos de negro y con capuchas que ocultaban sus rostros, intentaban acercarse a los dragones con armas y antorchas.

Hadrian y Rhaegar desenvainaron sus espadas y se lanzaron al combate. Cornamenta, con su imponente tamaño, lanzó una llamarada que obligó a los atacantes a retroceder. Vulcano, por su parte, emitió un rugido que hizo temblar el suelo.

Uno de los atacantes se dirigió directamente hacia Cornamenta, pero Hadrian lo interceptó con un rápido movimiento de su espada, desarmándolo y derribándolo al suelo. "¡No permitiré que hagáis daño a mis dragones!" gritó Hadrian, su voz resonando con una furia contenida.

"Hadrian, cuidado a tu derecha!" gritó Rhaegar mientras bloqueaba el ataque de otro enemigo, su espada brillando a la luz de las llamas.

Hadrian giró justo a tiempo para ver a otro atacante abalanzarse sobre él. Con una maniobra ágil, bloqueó el ataque y contrarrestó con un golpe rápido, derribando a su oponente. "Gracias, Rhaegar. No podemos bajar la guardia."

Rhaegar, luchando con dos atacantes a la vez, demostró por qué era considerado uno de los mejores espadachines del reino. Con movimientos fluidos y precisos, desarmó a uno y derribó al otro con un golpe certero. "¡El fuego y la sangre de los Targaryen protegen a estos dragones!" exclamó, su voz llena de determinación.

"¡Por los Antiguos Dioses y los Nuevos, no cederemos!" respondió Hadrian, avanzando hacia otro atacante con una ferocidad renovada.

Los atacantes, viendo que estaban siendo superados tanto por los dragones como por los guerreros, intentaron huir, pero Cornamenta y Vulcano no se lo permitieron. Con una última llamarada conjunta, los dragones acabaron con los últimos invasores, asegurando así la protección de sus compañeros más jóvenes.

El suelo alrededor de las cavernas estaba cubierto de los restos de la batalla. Los cuerpos de los atacantes yacían esparcidos, algunos aún humeantes por las llamas de los dragones. Hadrian y Rhaegar, respirando con dificultad, se miraron con una mezcla de alivio y preocupación.

Hadrian inspeccionó uno de los cuerpos y encontró insignias y documentos que confirmaban su afiliación con la Ciudadela. "Esto no es solo un ataque contra nuestros dragones, es un ataque contra nuestra soberanía y nuestra magia," dijo, mostrando los documentos a Rhaegar.

Rhaegar frunció el ceño mientras examinaba los papeles. "Esto confirma nuestras sospechas. La Ciudadela teme el poder que los dragones representan. Pero deben entender que el Norte y la Corona no serán intimidados."

Hadrian asintió, su expresión endureciéndose. "Debemos enviar un mensaje claro. No toleraremos más agresiones."

Rhaegar miró a los dragones, que ahora se acercaban a sus jinetes con una mezcla de curiosidad y lealtad. "Nuestros dragones son más que armas; son símbolos de nuestra fuerza y unidad. Debemos protegerlos a toda costa."

"Estoy de acuerdo, Rhaegar. Esta batalla es solo el comienzo. La verdadera prueba será mantenernos firmes ante las amenazas que se avecinan," respondió Hadrian, colocando una mano en el hombro de su amigo.

De regreso en Winterfell, Hadrian se retiró al Bosque de los Dioses, buscando la tranquilidad y las respuestas que solo Hipnos podía ofrecer. En el plano astral, tuvo una conversación reveladora con Sirius (Brandon el Constructor), quien le advirtió sobre los desafíos venideros y le dio consejos sobre cómo fortalecer sus defensas mágicas y políticas.

Sirius, con su porte imponente y sabiduría ancestral, habló con calma. "

Hadrian, los tiempos que se avecinan serán difíciles. Debes prepararte para lo inesperado y fortalecer tus lazos con aquellos en quienes confías."

"Lo sé, Sirius. La Ciudadela ya ha mostrado su mano. Pero, ¿cómo puedo estar seguro de que estamos preparados?" preguntó Hadrian, su voz llena de incertidumbre.

"Confía en tus instintos y en la magia que fluye por tus venas. Los Antiguos Dioses te han elegido por una razón. Usa su poder sabiamente," respondió Sirius, colocando una mano reconfortante en el hombro de Hadrian.

Hadrian regresó de la conversación astral con una determinación renovada. Reunió a Rhaegar y a los líderes del Norte para revelar lo que había aprendido y formular un plan de acción que protegería no solo a los dragones y a su gente, sino que también posicionaría al Norte como una fuerza central en la defensa contra las amenazas tanto internas como externas.

Mientras observaban juntos desde las murallas de Winterfell cómo los dragones volaban bajo el cielo estrellado, Hadrian y Rhaegar comprendieron que, unidos, podían enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.

Hadrian miró a Rhaegar con una mezcla de determinación y esperanza. "Hermano, hoy hemos defendido a nuestros dragones, pero mañana debemos estar preparados para defender todo lo que amamos. Juntos, somos una fuerza imparable."

Rhaegar asintió, colocando una mano en el hombro de Hadrian. "Juntos, Hadrian. Por nuestros reinos, nuestras familias y el futuro que construiremos. El Norte y la Corona deben mantenerse unidos."

Los dos amigos se quedaron en silencio, contemplando las estrellas y los dragones que volaban sobre ellos, sabiendo que la verdadera batalla apenas comenzaba.

NA: una disculpa por la demora , la vida en ocaciones nos sobrepasa (manden mensajitos , anima mucho a escribir , Gracias)

Entre Magia y Dragones: El Renacimiento de ValyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora