donde apuntaba su dedo.
Al otro lado de la calle se encuentra una subida que llega a un callejón. Es una subida que toma la misma ruta de la calle principal, pero está en sentido contrario. Cuando llegas al punto más alto de dicha subida, esta se desvía hacia la izquierda porque allí comienza una construcción que tiene el nombre de Casa el Corazón.
Como tenía muy mala vista en mis ojos, tuve que subir para ver si había una nota en el punto más alto y en efecto, Angélica estuvo en lo correcto. En la puerta de Casa el Corazón había una nota de color azul, la cual tenía escrito:
"Eres bueno en esto y tengo buenas noticias para ti, estás a la mitad del camino, pero ahora que te encuentras en un punto alto, ¿Puedes tocar el cielo? Bueno espero que en el zócalo también puedas hacerlo."
El lado bueno era que tenía la dirección de la siguiente nota, la cual se encontraba en el zócalo, pero ahora tenía que encontrar el punto más alto en donde pudiera tocar el cielo y era un problema ya que en el zócalo había varios puntos altos. Sospeché de cuatro lugares: El kiosco y varios restaurantes con terrazas. Decidí que era mejor tratar de resolver el dilema mientras caminaba hacia allá. Le agradecí a Angélica por su ayuda.
El primer punto que fui a revisar en el zócalo fue el kiosco, el cual no tiene escaleras para subir al segundo piso, pero se puede entrar en el interior de la planta baja por una puerta, la cual obviamente estaba cerrada con llave. Así que la única opción que tuve era intentar trepar por el marco de la puerta, agarrar fuertemente con mis manos el borde que estaba arriba de la puerta, después agarrar el barandal y por último trepar. No era tan difícil porque algunas veces observé a niños trepando al segundo piso como anteriormente lo mencioné.
Aunque las manos me sudaban, trepé sin ningún problema. Miré los 6 pilares que sostenían el techo y en ninguno de ellos se encontraba la cuarta nota. Bajé del kiosco de un salto.
–No había nada allá arriba –Le dije a Angélica un poco molesto.
–Tranquilo, tienes mucho tiempo para encontrar las pistas faltantes –Me dijo.
Los siguientes puntos altos en el zócalo eran las terrazas de dos de los restaurantes más famosos de la ciudad. La verdad no creí que la nota se encontrara en alguno de esos lugares, además, por pena no me atreví a revisar esos lugares. Me quedé pensando y mirando hacia el cielo. Miré la fuente de don José de la Borda. Arriba de ella está un pequeño mirador, así que decidí revisar en ese lugar. Y por suerte la cuarta nota se encontraba allí, pegada en la barda.
"Te falta poco. Ahora tienes que ir a la muerte."
Le mostré la nota a Angélica y en su rostro se veía la duda por esas palabras, así como en el mío.
–¿Acaso ahora tengo que saltar de aquí? –Le dije de forma cómica.
–No lo creo –Me dijo.
Me puse a ver la vista panorámica del lugar. La muerte se relacionaba con el lugar al cual tenía que ir y obviamente no tenía que morir. De pronto recordé que el único lugar relacionado con la muerte en la ciudad es la Calle de la Muerte.
Le comenté a Angélica la respuesta a la nota. Cuando llegamos a la Calle de la Muerte comencé a revisar los dos lados de la calle. En la parte derecha se encuentra la pared de la iglesia de Santa Prisca y al otro lado varios comercios. Me puse a buscar más del lado izquierdo de la calle. Cuando esta termina, el camino da curva hacia la derecha. Llegué a ese punto y no encontré nada. Regresé al inicio de la calle. Angélica se quedó atrás esperando. De repente una figura conocida se aproximó hacia mí. Se trataba de Jorge, el hermano menor de Zoraida. Cuando me vio, corrió hacia mí.
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LA SOMBRA QUE PRODUCE NUESTRA LUZ
RomanceSomos seres de luz y como tal también podemos producir una sombra provocada por una obstaculización. Al producir una oscuridad, esta se puede proyectar hacia las personas que nos quieren. Así como damos felicidad, también damos daño a las demás alma...