—Pero antes quiero asegurarme de que mi madre recibirá el dinero para su operación inmediatamente.

—En cuanto estemos casados legalmente te aseguro que si.

Él saca una pluma de su traje y la deja sobre la mesa. La tomo y firmo los papeles con una mezcla de alivio y temor. El destino de mi madre está asegurado, pero mi futuro ahora está entrelazado con el de este hombre, y no puedo evitar preguntarme qué secretos y peligros me esperan en esta nueva vida.

—Tendremos una ceremonia pequeña, algo discreto. Mantén tu papel y todo saldrá bien.

Asiento, mis pensamientos todavía confusos, pero haré lo que sea necesario para proteger a mi madre, incluso si eso significa sacrificar mi propia libertad.

Su tono se vuelve más serio mientras me da un último vistazo antes de alejarse.

—Pero fíjate muy bien Aurora, si por alguna razón rompes el contrato o tratas de engañarme, las consecuencias serán severas. Tendrás que pagar una multa considerable, y tu única familia desaparecerá.

Las palabras me golpean como un puñetazo en el estómago. La amenaza implícita es clara y aterradora, y sé que no está jugando. Mi mente da vueltas con las posibilidades, pero no tengo más opción que aceptar las condiciones puestas.

—Entendido —respondo, tratando de mantener la calma a pesar del miedo que me embarga.

Con un último gesto de asentimiento, se aleja, dejándome sola con mis pensamientos y un nudo de temor en el estómago. Me quedo mirando la carpeta sobre la mesa, con la mente llena de preguntas y la sensación de estar atrapada en una situación sin salida.

Finalmente, el shock me consume y no sé cuánto tiempo paso inmóvil, tratando de procesar lo que acaba de ocurrir. Cuando por fin logro reaccionar, tomo mi bolsa y salgo corriendo hacia el elevador, deseando desesperadamente salir de ese lugar. 

Mientras camino hacia casa, miro constantemente hacia atrás, convencida de que alguien me sigue. La paranoia se apodera de mí y cada sombra parece una amenaza. Finalmente, llego a casa y abro la puerta con manos temblorosas.

Mi madre me recibe con una sonrisa débil desde el sofá donde pasa la mayor parte del tiempo. Su rostro pálido y su respiración entrecortada me recuerdan por qué estoy haciendo esto.

—¿Cómo te fue hoy, querida? 

—Bien, mamá. Solo un poco cansada.

—Trabajas demasiado, querida. No quiero que te preocupes más por mí, necesitas descansar.

Sus palabras son un golpe a mi corazón, pero también me fortalecen. No puedo dejar que se de cuenta de lo que estoy haciendo y por mi que cargue con esa preocupación. 

—Estoy bien, mamá. Solo un poco más y todo mejorará. Te prometo que saldremos de esto juntas.

Ella me mira con ternura y asiente, sin saber la verdad detrás de mis palabras.

Me dirijo a mi habitación y cierro la puerta detrás de mí, buscando un momento de soledad para procesar todo lo que ha pasado.

De repente, mi teléfono vibra con un mensaje. Lo abro y leo, con el corazón latiendo más rápido con cada palabra.

«Nos casamos en una semana. Aquí tienes la dirección de una tienda de vestidos de novia. Ve allí mañana después de tu trabajo. »

Me quedo mirando la pantalla, incapaz de procesar completamente lo que acabo de leer.

Nos casamos en una semana.

LOS WINSTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora