Ser un niño bien, de una familia aristocrática y moralidad engañosa es siempre difícil, y eso Francisco Romero lo sabe.
Esteban es un mujeriego empedernido, sinaloense y peligroso.
Dos mundos se juntan.
Todos (incluyendo a Francisco) le ponían mucha atención.
El novio le fue infiel con 10 personas diferentes, se enteró y adrede se infectó papiloma para pegárselo al novio. — dijo Esteban y todas empezaron a pelearse para decir la respuesta. —
Paolita, la hija de Doña Augusta, muy cochina esa niña. — Julia respondió y todas concordaron. —
Muy bien, ey amor ve anotando que va ganando. — le dijo Esteban a Francisco. — Miren ahí les va, se postulo para la presidencia municipal y solo su ex voto a su favor. —
Ayyy pues la hermana de Cindy, ya ven que le hizo amarre al noviecillo. — dijo y de repente todas quedaron en silencio. —
Van dos, ¿es lo que creo que es? — les dijo la mamá de Esteban a ambos. —
La sonrisa en sus rostros lo confirmo todo.
Después de varias felicitaciones y algunas lágrimas, comenzaron a pelearse por que nombre ponerle.
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Esteban se estacionó y bajo con las flores que había comprado, en su vínculo sentía un anhelo demasiado fuerte.
Necesitaba a Francisco, a su omega.
¡Esteban! Que bueno verte. — dijo la mamá de Francisco al verlo en la puerta. —
Buenas tardes Doña Isabelle, mire le traje este detallito. — dijo Esteban entregándole el ramo de flores, las cuales eran unos tulipanes, Fran le había dicho que eran las que más le gustaban. —
Que preciosos tulipanes, no te hubieras molestado yerno. — dijo tomando el ramo con una sonrisa. — Pásale, Fran apenas se despertó. —
Esteban se abrió paso a la mansión, y al llegar al comedor vio una de las imágenes más tiernas y dulces que vio en su vida.
Francisco estaba todo despeinado, con la pijama aún puesta, todavía medio adormilado mientras desayunaba.
Mi rey precioso. — dijo Esteban acercándose a él y entregándole el ramo. — ¿Como amaneciste? ¿Como va nuestra niña? — dijo posando una mano en el vientre del omega. —
Te extrañe mucho, tontito. — le dijo Francisco dándole un beso en los labios y tomando el ramo. — Están preciosas amor, mis favoritas. — le sonrió al alfa lleno de felicidad. — Todo bien, siento que tuve una premonición o algo porque justo soñé con ella. —
Esteban moría para tenerla en sus brazos, verla, abrazarla, criarla junto al amor de su vida.
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Subieron a la habitación de Francisco, aprovechando que ninguna de sus suegras iba a estar y podían tener más privacidad.
Últimamente, el omega disfrutaba más las pequeñas cosas, siempre había sido minimalista y elegante en cuanto a sí mismo.
Como Carolyn Bessete-Kennedy, pero Esteban no entendería la referencia.
Se acostaron mientras Esteban mantenía contra su pecho a su novio, pasaba una de sus manos por su vientre de forma tierna y tranquila, escuchando los suspiros del omega.
Apretó su mano en busca desesperada del consentimiento que necesitaba para hacerle caso a sus instintos más bajos, creía que Francisco causaba mil cosas distintas últimamente en el.
Con un asentimiento, Esteban puso a Francisco de espaldas y se re-acomodo detrás de él.
Entre dulces besos y suaves caricias, Esteban lo preparo con sus dígitos, y ya al estar lo suficientemente listo simplemente se dejó llevar.
Escuchaba como el son más hermoso los gemidos apacibles de Francisco que amenazaban con hacerlo entrar en un espiral de poco control.
Lo que le causaba era simplemente feroz, necesitaba tenerlo cerca, estar dentro de su sistema.
Moría y casi sangraba al no poder estar junto a él, solo lo necesitaba de una forma tan intensa como urgente.
Esteban era visceral, amaba crudamente, y en momentos como ese pretendía no tener que suavizar sus deseos ni anhelos más retorcidos.
Lo mordía de aquí a allá, toqueteándolo en todas partes, aprovechando que conocía su cuerpo de una forma explícitamente perfecta.
Escuchaba como Francisco lloraba de placer, como se ahogaba por la necesidad constante de ser llenado por Esteban.
Podría morir aquí mismo.
Fugazmente se corrio dentro de su precioso, recuperando el aliento y las fuerzas, lo volteó de nuevo contra su pecho y lo beso.
Te amo tanto, Francisco. — susurro Esteban poniendo una mano en la espalda baja de Francisco. — Gracias por ser tan mío, por todo.
Una risita de parte dd Francisco invadió sus oídos.
Te amo, te amo demasiado. — susurró Francisco de vuelta pegándose más a Esteban. — Y nuestra hija te ama también. —
Y sonrió, de tan solo pensar en todo lo hermoso que el futuro les tenía.
me pendejie ayer y no subí el capitulo (ni me gusto como me quedó) ya en la mañana subo la social media ver yyyy acabo ciao manhattan 3 🤞🏻🤞🏻tmb culpó a mi tdah de esto q se viene
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