Claramente la primera opción estaba dominando en sus inquietas mentes y sumando a la negativa de los ángeles de traer a los creadores, tomaron la decisión de ir por su cuenta.
De pronto, del templo, del cual no dejaban de salir murmuros, salieron los once Kaioshines que se escondían, luciendo un poco tímidos, aunque esto fue pasado por alto por los destructores, los cuales sólo atinaron a verlos con rabia acumulada, causando escalofríos en los dioses creadores.
Cada uno detuvo sus pasos, mirando a unos cuantos metros de distancia a sus compañeros de vida, dudando en avanzar, hablando telepáticamente para ponerse de acuerdo e irse.
Sin embargo, en cuanto dieron media vuelta, un enfurecido grito detuvo sus planes, era Bills, quien ya estaba harto de aquel comportamiento tan descarado, como él lo llamaba.
-Maldito enano, más te vale explicar que demonios está ocurriendo- la voz profunda del felino no hizo más que asustar al sensible Shin, quien volvió a dar una vuelta sobre sus pies.
El pequeño dios lo miraba con nerviosismo, jugando con sus dedos y buscando desesperadamente una excusa lo suficientemente creíble para su raro comportamiento.
Unos cuantos pasos se escucharon de pronto, llamando la atención de los presentes, quienes vieron a Peru caminar hacia la señorita Jerez, con un pequeño ramo de flores azules en la mano derecha.
Todos guardaron silencio, observando con atención el comportamiento de aquel Kaioshin, analizando cada uno de sus movimientos, como si en ellos pudieran encontrar las respuestas a todas sus dudas.
Tras unos segundos, que parecían eternos, Peru llegó hasta la diosa, levantando con delicadeza aquel pequeño detalle -Le ofrezco este humilde regalo, señorita Jerez- la mujer, con sorpresa miraba las flores que estaban frente a su rostro, moviendo suavemente su mano para poder tomarlas, repentinamente aturdida.
Un sonido de incredulidad llenó le sitio de forma repentina, los presentes miraban con incertidumbre la rara situación, buscando una respuesta con desesperación.
Los dioses creadores tapaban sus rostros con vergüenza, como si el acto de Peru los hubiera humillado, mientras que los destructores mantenían sus rostros sorprendidos, manteniendo su miraba atenta en Jerez, quien aún miraba las flores con alegría e incredulidad a partes iguales.
-Peru...- aquel nombre salió con decepción y casi resentimiento por parte de los Kaioshines, quienes tenían la cabeza agachada, sintiéndose humillados.
Sin embargo, aquel Kaioshin no hizo más que ignorarlos, mirando con ojos de amor a su diosa, esperando pacientemente alguna reacción por la parte de la misma.
Y cuando Jerez parecía que al fin diría algo, fue interrumpida por Sour, su ángel aplaudió con una sonrisa fingida, sacando de su burbuja a la mujer.
-Muy bien, ya que nuestro Kaioshin ya está con nosotros, nos retiramos- extendiendo la mano consiguió que su báculo apareciera, regresando a la realidad a Jerez.
-Oh, cierto, es hora de irnos- sin darle alguna respuesta a Peru sólo tomó su hombro y se acercaron a Sour, poniendo una mano en su espalda y tras unos golpes en el pasto, su viaje de regreso a su universo empezó.
-Vaya... Eso fue repentino- mencionó Kai con incredulidad, rascando su cuello y mirando el lugar en el que Peru estaba antes.
-Kai, vámonos- con un tono autoritario lo llamó Vermoud y el Kaioshin, como buen compañero que es, no puso ninguna queja y con tranquilidad se acercó a su dios, partiendo a los pocos segundos de aquel planeta ajeno.
Y así, uno a uno se fueron yendo del lugar, hasta que sólo quedaron los pertenecientes al universo siete.
-Wiss, es hora de irnos- con desinterés y aburrimiento mencionó, dándole la espalda a su ángel, esperando que esté le siguiera como siempre hacía.
-¿No va a preguntar por el supremo Kaiosama?- con incredulidad le preguntó al destructor, recibiendo un bostezo en respuesta.
-Pasaste unas buenas horas con él, después me das los detalles- con un tono perezoso continuó hablando, causando una ligera molestia en el ángel.
Wiss sólo se limitó a suspirar con decepción, despidiéndose rápidamente del creador antes de caminar apresuradamente hacia Bills, partiendo a los pocos minutos.
Shin entonces quedó al fin sólo, agachó la cabeza con tristeza antes de murmurar -Crei que al menos estaría un poco preocupado...- mantuvo la mirada en el piso unos segundos, antes de inhalar aire y regresar lentamente a su templo.
No me la van a creer, sigo vivo banda 🐥✌️
Bueno, capítulo largo porque ando inspirado.
Bills, maldito insensible, que le dure 👺
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Casados por un capricho
RandomZeno Sama se encuentra aburrido y la Tierra parece ser un buen lugar para encontrar algo para entretenerse, después de todo la Tierra tiene una visión peculiar sobre la unión de dos personas. . . . . . . . . . . No me funen, estaba en un momento de...
Capítulo 9
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