Nishida sonrió. "Excelente. Ahora, ¡vamos a ganar ese torneo!"

La tensión entre Ran y Yuki disminuyó un poco, pero la batalla por el corazón de Lea aún continuaba.

Nishida fue a la casa de Lea, luego de encontrala en el teléfono de Ran, llego con una expresión seria en su rostro. Tocó la puerta y esperó pacientemente una respuesta hasta que lo hubo

"¿Nishida?" Hablo Lea.

"Necesito hablar contigo", dijo Nishida.

Lea se sorprendió. "¿Qué pasa, Nishida?"

Nishida se sentó. "Sé que estás jugando con los sentimientos de Ran y Yuki. Y eso está afectando al equipo".

Lea se defendió. "No estoy jugando con ellos. Solo estoy confundida".

Nishida sacudió la cabeza. "Lea, eres una gran admiradora del equipo, pero ahora estás destruyendo el ambiente. El partido es importante y necesitamos unidad".

Lea se sintió culpable. "No quise hacer daño a nadie".

Nishida continuó. "Lo sé, Lea. Pero debes tomar una decisión. Deja de jugar con ellos y elige a uno, o déjalos en paz. El equipo lo necesita".

Lea asintió, sabiendo que Nishida tenía razón.

"Lo haré, Nishida. Gracias por hablar conmigo".

Lea se sintió determinada a tomar una decisión

Lea decidió tomar un descanso de Tokio y viajar a Okinawa, buscando un lugar tranquilo para reflexionar sobre sus sentimientos.

Mientras el avión despegaba, Lea miró por la ventana, viendo cómo Tokio se alejaba. Se sentía aliviada de dejar atrás la tensión y la confusión.

En Okinawa, Lea se hospedó en una pequeña casa cerca de la playa. Pasó sus días caminando por la orilla del mar, pensando en Yuki y Ran.

"¿Por qué me siento así?", se preguntaba. "¿Por qué no puedo elegir entre ellos?"

Lea recordó los momentos felices con Yuki, su sentido del humor y su amabilidad. Pero también recordó la conexión profunda que sentía con Ran, su pasión y su determinación.

"Estoy confundida", se dijo. "Necesito tiempo para pensar".

Mientras reflexionaba, Lea comenzó a darse cuenta de que su corazón estaba dividido. Una parte de ella amaba la alegría y la espontaneidad que Yuki le brindaba, mientras que otra parte anhelaba la profundidad y la conexión que sentía con Ran.

"¿Qué debo hacer?", se preguntaba.

La soledad y la tranquilidad de Okinawa ayudaron a Lea a clarificar sus pensamientos. Pero la decisión aún no estaba clara.

Mientras tanto en Tokio...

Ran y Yuki estaban en el gimnasio del equipo, entrenando para el próximo partido. La tensión entre ellos era palpable.

Yuki, frustrado por la situación con Lea, lanzó una pelota con fuerza hacia Ran.

Ran, sintiendo la agresión, devolvió la pelota con igual intensidad.

La pelota voló de un lado a otro, hasta que finalmente, Ran y Yuki se enfrentaron, cara a cara.

"¿Qué te pasa, Yuki?", gritó Ran.

"¡Tú!", respondió Yuki. "Siempre te crees con derecho a todo. Incluso a Lea".

Ran se enfureció. "¡Eso no es cierto! Lea me gusta, pero no voy a presionarla".

Yuki se burló. "¡Claro que no! Solo te importa ganar".

La discusión escaló hasta que, finalmente, Ran y Yuki se enfrascaron en una pelea.

El entrenador y los demás jugadores intervinieron para separarlos.

"¿Qué les pasa a ustedes dos?", gritó el entrenador.

Ran y Yuki se miraron, sin hablar. La pelea había revelado la profundidad de sus sentimientos y la rivalidad que los consumía.

Calmaron un poco la tensión entre Yuki Y Ran para que el partido saliera bien.

El partido fue intenso, pero finalmente, el equipo de vóley ganó. La emoción y la alegría llenaron el gimnasio.

Pero, en el último punto, Yuki cayó al suelo, gritando de dolor. Se había lesionado el tobillo.

Ran corrió hacia él, preocupado. "Yuki, ¿estás bien?"

Yuki se retorció de dolor. "Mi tobillo... creo que me lo he roto".

El entrenador y el médico del equipo acudieron rápidamente. Después de examinarlo, confirmaron que Yuki tenía una grave lesión en el tobillo.

La alegría del triunfo se desvaneció. El equipo se reunió alrededor de Yuki, preocupados por su amigo y compañero.

Ran se sintió culpable. "Si no hubiéramos peleado, esto no habría pasado".

Yuki sonrió débilmente. "No es tu culpa, Ran. Fue un accidente".

La lesión de Yuki significaba que estaría fuera del equipo por varias semanas. La noticia cayó como un golpe para todos.

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