Taehyung estaba comprometido con un hombre que no amaba. Jungkook estaba harto de su situación financiera. Ambos querían un cambio en sus vidas, pero ninguno hacía nada al respecto.
Un accidente, que nadie imaginó podría cambiar completamente sus vi...
—Te estuvieron siguiendo algún tiempo, sospechabas que podría tratarse de un traidor, pero nadie más lo sabe.
— ¿Ni siquiera Jimin? —Yoongi negó—. Comprendo.
Se nota que Taehyung era alguien desconfiado. Bufé ante eso, que hombre tan insoportable.
—Debes prepararte—me dijo cambiando su semblante a uno serio y un mal presentimiento me invadió.
— ¿P-por?
—El señor Kim debe estar colapsando de la furia, probablemente te dé un sermón más tarde.
—Oh—me puse nervioso. El padre de Taehyung se veía que era alguien imponente.
—Tranquilo, si me necesitas, estaré allí.
—Gracias Yoongi, tengo suerte de tenerte.
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— ¡Acaso estás loco, Taehyung! ¿Cómo te atreves a dejar a Jimin plantado en el altar? ¿Sabes lo que has ocasionado? —me gritó el señor Kim Seonho, el padre de Taehyung, mientras se paseaba de un lado a otro por la sala de estar.
Se había hecho de noche y tan pronto como el señor Kim llegó, comenzó a sermonearme por lo ocurrido en el hotel. No me sorprende el hecho de que este enojado, no lo culpo por eso. Es comprensible su reaccionar, después de que, de la noche a la mañana, su único hijo haya cambiado tanto.
La raíz del problema, es que yo no era su hijo.
—Desde que tuviste ese accidente, no te reconozco. Sabía que estabas actuando extraño, más no esperaba tal comportamiento de tu parte.
Solo pude mantenerme en silencio, como me lo había recomendado Yoongi. No es como que tuviera mucho que decir al respecto, solo quedaría como un loco y probablemente me internaran en un hospital psiquiátrico.
Hace unas horas, después de salir del hotel llegamos a la gran casa de los Kim, por no decir que era una mansión. Yoongi me había dicho que lo mejor era no contradecir al padre de Taehyung, si no quería empeorar las cosas. Me comentó que era muy estricto, así que me advirtió que cerrara la boca y en caso de ser muy necesario, asintiera y le diera la razón.
Él no había podido acompañarme, porque era un asunto de padre e hijo y el señor Kim no le permitiría que se entrometiera tanto en este tipo de situaciones. Lo mejor era que lo enfrentara solo, por eso estaba allí aguantando su regaño.
Me sentía algo ansioso y tenía un poco de miedo, a decir verdad. Nunca tuve una figura paterna, así que tampoco recibí reprimenda de una, hasta hoy.
— ¿No tienes nada que decir al respecto? —cuestionó, colocando las manos en su cintura, expectante—. ¿Sabes la vergüenza que hiciste pasar a Jimin y a la empresa?
Apreté mis puños con fuerza para no rezongar, porque parecía que lo único que le importaba a este hombre, era la reputación del apellido Kim y no la felicidad de su propio hijo. Sentí tanta impotencia en ese momento y al mismo tiempo, me sentí mal por Taehyung, su vida era una porquería.
