♯┆Nadie olvida los malos ratos

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—Aquí está— me entregó mi walkman—, lo dejaste en mi maleta.

—Gracias, Eli.— sonreí complacida.

Salí de su cuarto y volví al mío para dejar mi walkman en la mesita de noche.

Me senté en mi cama, mirando a un punto fijo. Así me quedé por varios minutos, viendo a la nada. Reaccioné solo cuando tocaron la puerta.

Abrí, encontrándome con mis hermanas.

—Que bajes, vamos a comer.— asentí y bajé con ellas.

—Que cansado subir todo esto, ¿No?— dijo Eli.

—Pues si, pero antes eran seis hijos y tenían que acoplarse.— respondió Liliana.

—No me imagino el desastre que era con seis niños corriendo por toda la casa.

Llegamos a la sala de estar, donde estaban mis papás.

—Como aún no conseguimos una cocinera y la Nana no llega, tenemos que salir a comprar comida.— habló mamá. —Vamos rápido para no tardar si es que llega la Nana.

Yo regresé corriendo por mis cosas, puse todo en mi bolso, mi cámara y mi walkman. Salí de la casa y nos subimos al auto.

Encontramos un restaurant en el centro de la ciudad, así que fuimos con la gran habilidad de localización de Samuel.

—Pues no se ve mal, vamos a ver si la comida también sabe bien.— mencionó mi papá.

Entramos al lugar y nos consiguieron una mesa, ahí pedimos lo que queríamos y mientras esperábamos la comida hacíamos planes.

—Pues yo creo que hay que ir a explorar toda la ciudad.

—Pero con Samuel, él le sabe a eso, ¿No?— preguntó Liliana.

—Samuel tiene cosas que hacer, no está para hacerse su amiguito.— dijo mamá, muy seria. —Ya les había dicho que me choca que lo traten tan deliberadamente.

—Está bien, con todos menos con Samuel.— nos miramos las tres. —Después conseguimos a alguien que nos lleve.

Luego de la comida, regresamos a casa para poder descansar del viaje.

Yo por mi parte me di un baño para poder descansar más tranquila.

Ya era de noche, desperté debido a que escuché un ruido bastante cerca, me levanté de la cama y salí de mi habitación.

—¿Qué pasó?— le pregunté a Liliana, quien estaba tomando un café.

—Otra vez están peleando, ya sabes, lo de siempre.

Rodé los ojos y me recargué en la pared, a la vez salió Elizabeth que nos miró curiosas.

—¿Hay junta o qué?

—No, pero seguro que se cumple lo que les dije la otra vez.— tomó otro sorbo.

—Lo dudo, mamá no llega a esos extremos. Y si se separan, no tiene a donde irse, somos su única familia.

—Se separa de la pareja, no de los hijos.— hablé.

𝐂 𝐀 𝐌 𝐀 𝐑 𝐀── .✦ Nadie Nos Va A ExtrañarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora