¿Acaso este hombre vive leyendo esos escritos gigantes?

- Viniste - pronunció sin mirarlo.

- ¿He? - lo tomó por sorpresa.

- Le dije a mi hija que te quedarías allá arriba pero, ella me aseguró que bajarías.

- Kagome dijo que es una buena persona - ingresó, con la bandeja con las bebidas y unas galletas en un pequeño plato.

- ¿Qué es olor? - olfateó el ambiente.

- Deben ser las soba boro - dejo todo sobre la mesa - Son las favoritas de Kagome.

- Se ven... deliciosas.

- Sírvete, no seas tímido - le entregó la taza de té.

- Gra... gracias señora.

Había olvidado completamente lo que era que alguien, que se pareciera a su madre, fuera amable con él. Por lo general, todas las mujeres que tenían niños, independientemente de la edad que poseyeran, huían al grito de bestia, sosteniendo a sus hijos como si él fuese capaz de arrebatarlos de sus brazos y asesinarlos. Aquel era el motivo por el que valoraba a Kikyo y la forma en la que ella lo había tratado cuando lo conoció... como un ser sintiente y no un monstruo.

- Inuyasha - pronunció el anciano, dejando a un lado el periódico - ¿Sabes cuál es el significado de tu nombre?

- ¿Mi nombre? - casi se ahoga con un sorbo de té - No - meneó la cabeza.

- Si no me falla la memoria, el significado de tu nombre es perro demonio.

- Agh ¿y eso que tiene de malo?

- Nada - tomó un sorbo - Sólo quería preguntarte si eres un demonio.

- Ugh - abrió sus ojos, sin saber que responder - Y... ¿Qué hay de malo si lo soy?

- ¿De verdad? - preguntó la mujer, con un visible entusiasmo - ¡Eso es genial!

- ¿He? ¿Usted lo cree?

- ¡Por supuesto! ¿Y tienes poderes?

- Bu... bueno... sólo mis garras - elevó un poco sus manos - Y... hace poco encontré ésta espada - señaló a Tessaiga - Era de mi padre... pero, ahora me pertenece.

- Debe significar mucho para ti.

- No en realidad - no apartaba los ojos del arma - No conocí a mi padre... y... a decir verdad, no soy un demonio, soy un hanyo.

- Un mitad demonio - intervino el abuelo - Es por eso que posees esta apariencia casi humana.

- Eso creo...

Este hombre sabe demasiado...

- A mi me gusta tu nombre - sonrió la mujer - Es muy original.

- Gracias señora - también sonrió levemente.

- Al menos sabemos que Kagome estará segura contigo - acotó el abuelo - Es primordial para ella que tú estés cerca para protegerla en la época antigua.

Me... me están confiando la protección de Kagome ¿a mi? ¿confían en mi?

- Inuyasha - la voz de la mujer lo devolvió a la realidad - ¿Sabes por qué Kagome llegó a tu época?.

- No... y francamente, estoy seguro de que ella tampoco lo sabe.

- Bueno... si ella es la elegida, supongo que algo muy importante deberá tener que hacer allá - pronunció el anciano.

¿Algo importante que hacer?

Mientras tanto, en la escuela...

- Espero que el abuelo y mamá no le pregunten demasiadas cosas a Inuyasha - murmuró, ingresando a la institución.

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