Cap 9

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Capital Imperial. Palacio del emperador.

Choso, una de las pinturas de la muerte, se encontraba hace unos momentos peleando contra su progenitor, Noritoshi Kamo, y al otro instante estaba siendo tragado por un maldito agujero negro. La responsable, Yuki Tsukumo, hechicera de grado especial. Pensar que Tsukumo tendría que recurrir a un ataque suicida para acabar con la mayor escoria de la hechicería, lo hizo pensar que él mismo sin ayuda de la mujer que lo trató no como una maldición, sino como un humano, habría terminado muerto.

Debido al agujero negro, perdió su conciencia, despertando en una cama de gran tamaño, a su lado, se encontraba la maldición que deseaba acabar con su hermano menor, Yuji Itadori.

—Veo que al despertaste, Choso. — La voz proveniente de las sombras no era de ni más ni menos de Mahito, la maldición que ayudó al incidente de Shibuya, y uno de los que quería asesinar a su recién descubierto hermano, Yuji Itadori. Ese simple recuerdo, hizo que reaccionara de forma brusca, aunque con todas las heridas de su más reciente batalla, no pudo moverse como deseaba.

—Tranquilo, Choso, estás herido. — Con una sonrisa malvada en cara siguió hablando. — Te recomiendo que no intentes algo de lo que te puedas arrepentir. Aparte, somos amigos ¿no?, sería una pena tener que pelear.

Choso sabía muy bien que Mahito tenía razón, aparte que quería encontrar a Itadori Yuji. Por eso, se volvió a acostar en la cama y hablo:

—¿Dónde estamos? Y, ¿qué es este lugar? Puedo reconocer que este lugar no es Japón. — Mahito sonrió con un poco de ironía, decidiendo hacerle una pequeña broma a Choso.

—Claro que es Japón, solo estamos en un lugar muy lejano de la civilización que conocemos.

No pudiendo evitar fruncir el ceño, Choso solo ignoró su comentario y se levantó con esfuerzo de la cama para dirigirse a una ventana, y divisar el paisaje. Las casas, las personas, el ambiente, todo se sentía muy diferente; Mahito con su sonrisa despreocupada, levantó los brazos y habló.

—Bueno. Está bien, no es Japón; ya no estamos en Japón, ahora estamos en otro universo, muy divertido, llamado “La capital Imperial”. Yo llegué por Geto y su plan de hacer evolucionar a Itadori Yuji; la verdad no sé cómo llegaste.

La pintura de la muerte pensó un poco en lo que iba a decir, ya que si decía que llego por un agujero negro creado con la intención de asesinar a Geto/Kenjaku; que él ayudo en eso, quién sabe cómo reaccionaría la maldición frente de él.

Decidiendo cambiar un poco la historia de cómo llegó a La Capital. Se dirigió a Mahito comenzando a hablar.

 —Yo llegue por un agujero negro. Creación de una hechicera grado especial.

La cara de Mahito en total confusión le respondió.

—¿Estás hablando en serio?

—En serio.

—Bueno. Ya no importa, lo importante es que estés aquí, aunque me hubiera gustado que Jogo, Hanami y Dagon estuvieran aquí. Que decepción. — Choso solo ignoró sus palabras y solo se concentraba en encontrar a Itadori con su lazo. Cuando sintió que lo logró, recordó algo muy importante que lo hizo entrar en pánico.

—¡¿Dónde están?! — con el grito de Choso, Mahito lo volteo a ver y llamó la atención del útero maldito.

—¿Buscas esto? — sacando de un mueble el resto de los úteros malditos. Con euforia, Choso se lanzó a Mahito con la intención de arrebatarle a sus hermanos.

Mahito sonrió, dejando en su lugar a todos los hermanos de Choso y se apartó rápidamente.

—Tranquilo, no hace falta que te pongas agresivo. Cuando llegaste, se te cayeron de la bolsa, por eso los resguardo aquí. Sabiendo como te pones con esos temas.
—Ahora, si puedes, acompáñame a conocer a las personas que ayudaron a tu recuperación.

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Con un gran salto, Mahito cayó frente a la puerta y, con unas señas le dijo a Choso que lo siguiera. En el transcurso del recorrido solo hubo silencio, aunque no duró mucho, porque llegaron a una gran terraza. En esta misma descansaban Esdeath y el ministro.

Girando sus cabezas observaron a los recién llegados. El ministro los recibió de una forma “amistosa”, mientras Esdeath solo los ignoró.

—Que bueno que acaban de llegar, tomen asiento, hay que hablar sobre las negociaciones que habíamos dicho, Mahito. — la maldición de categoría especial ya sabía lo qué quería el gordo ministro. Todo gracias a que nació de las más puras emociones negativas humanas, y ese gordo desprendía muchas emociones negativas.

—¡Claro! Solo que antes les presentaré a mi compañero, él viene del mismo lugar de donde yo vengo. Ya lo presenté, ahora hay que hablar. — con un tono burlón, Mahito pronunció.

—E..está bien. Comencemos diciendo que los quiero mandar a una misión, quiero comprobar si son muy capaces, y llegar al acuerdo deseado. — con claras intenciones, el ministro sentenció

—Oh ya, lo siento, ministro, pero yo tengo otros planes en los que solo se involucra mi compañero y yo me quedó aquí para encontrar lo que busco. — Mahito sabiendo que enoja a Choso por tal propuesta, solo siguió poniendo sus cartas en la mesa. — Y es claro qué, si me obligan a algo lo pagarán caro, ya que aquí solo estamos para el beneficio mutuo. Si no logran comprender eso, los mato.

Esdeath quien había estado callada toda la conversación, finalmente habló para retar a la maldición:

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Esdeath quien había estado callada toda la conversación, finalmente habló para retar a la maldición:

 —Me gustaría ver cómo lo intentas, cara parchada. — Sin nada de escrúpulos, Esdeath lo reto de frente, creando una atmósfera pesada.

 El ministro, con nervios intentó tranquilizar a la general Esdeath, apartándose de los jóvenes

 —G-ge-general Esdeath, le pido por favor que se tranquilice. Los dos jóvenes de aquí están aquí para ayudarnos con lo que queremos, después de eso podremos matarlos, así que por favor relájese. — el ministro sin escrúpulos mencionó que después de que obtuviera lo que querían, se los quitarían de encima.

 —Espero que no tardes demasiado, no soporto que me estén retando y, sobre todo, se ven débiles. — A regañadientes, Esdeath aceptó lo que decía el ministro.
 
Con Choso y Mahito mientras tanto.

 —Vaya que no son muy buenos escondiendo lo que sienten, aunque no les servirá de mucho. Gracias a que soy una maldición nacida del odio de los humanos entre sí, puedo saber sus verdaderas intenciones. — Mahito le contó a Choso, quién estaba pensando en otra cosa.

 —Nee~, Chosoo, responde. — con la insistencia de Mahito, Choso volvió en sí, ahora con una mirada amenazante dirigida a la maldición de cara parchada.

 —Te dejaré algo muy en claro, Mahito, y es que si quieres asesinar a Yuji Itadori. Yo te asesinaré primero.

 Yo te asesinaré primero

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Jujutsu ga kill (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora