-No te quiebres la cabeza. Tu padre es el único medio que te dará la verdad. Él es la clave, yo solo soy un mensajero.
-¿Dónde está Hirving? -insistió apretando los puños, volviendo la mirada al suelo.
-¿Raúl, te encuentras bien? -Ángel no sabía si acercarse. Parece ser que adaptó una posición agresiva por su forma de hablar y de ignorarlos.
Álvaro no hacía nada, miraba; confuso y extrañado, al igual que Luis Ángel. Las alertas en su ser se encendieron mejor que nunca.
-¿Hirving está aquí?
-¿Por qué quieres saber eso? -insistió ahora Ángel, que fue ignorado. Raúl entonces empezó a dejarlos atrás.-Tengo que buscarlo. Él, es él -murmuró antes de dejarlos a sus espaldas.
-¡Ey, no te vayas! -Ángel se apuró a ir tras él.-. ¿Qué haces?
-No se callaba. Entiendo porqué.
-¿De qué hablas?
-Debo reaccionar. Debo reaccionar antes de... no...Se detuvo, por un fuerte dolor de cabeza acompañado de un mareo, insoportable y doloroso de soportar. Un punzante dolor que lo hace olvidar.
Ángel alcanzó a sostenerlo antes. No se encuentra bien y parece ser que ya le está cobrando factura la salud, y no la física. Bueno, esa es aparte.
-Ay, ya detente. Mejor esperemos a que llegue tu padre.
-No... Ángel... tú sabes...
-¿Qué cosa? ¿de qué quieres hablar?Mejor lo sentó en una banca cercana. No hay nadie entre esos pasillos, sumado a que la mayoría se ha ido y sus amigos también ya.
-Iré a ver si su padre llegó por él -avisó Álvaro y se fue, es mejor dejarlos solos. Que le dan una sensación de muerte que es preferible no sentir.
Ya es costumbre lidiar con eso, un descanso de segundos basta.
-Ángel... no puedo decirlo... -jadeó con las manos en la cabeza. Puede tachar a todos de tontos hoy por no comprenderlo pero es el intento.
-¿Qué?
-Acuérdame, que no se me olvide.
-Raúl, no te entiendo. Quizá es el mareo, no puedes estar diciendo cosas sin sentido.
-Eso pensaba yo... de... Santiago.
-¿Santi otra vez?Raúl lo miró a los ojos con un notorio cansancio en ellos, algo que casi hace llorar al otro, por una sensación que no tiene bien clara.
Pero puede sentir al otro con el alma.
Y también lo sintió...
-Ángel, llevemos a Raúl fuera. Llegaron ya por él.
-Ah.
-Ángel.Volteó a su costado, jurando haber escuchado con ligereza sobre su oído su propio nombre.
-Deberían ir a mi casa tú y Jude.
Ambos estaban fuera del instituto, temblando un poco por el frío, y en silencio, hasta que Álvaro tomó la iniciativa de hablar.
-¿Crees que Hirving...
-No lo sé -suspiró-. Solamente sé que me odia a mi y a mi familia, y que no querrá hablar conmigo. Si no nos veremos..., prometo investigar.Ángel rió. Sabe que Álvaro a estado obsesionado con esto casi desde que la primer muerte se dio.
-Lo sé, Jude lo dice.
Subió la mirada, admiró el cielo nublado, sumido en sus pensamientos. Es raro, pero las cosas, sin embargo, se ponen mejor.
Le pareció ver un gato al otro extremo de la calle, pero desapareció.
-Cuídate, Ángel.
Abrió la puerta principal ruidosamente a propósito, tiró sus cosas a cualquier parte y buscó a su padre, que estaba en la cocina.
Se siente estúpido por haber creído parte de lo mencionado por André, sin embargo, el mismo le dijo que consultara con Andrés, y es lo que hará.
-Hirving, pequeño, ¿cómo te fue hoy? -exclamó con voz dulce su padre, mientras cortaba carne.
-Bien -contestó, con su tono de voz alto y claro.Pasó a donde su padre estaba en la barra, y se sentó sobre ella. Su padre se lo prohibía desde niño. Andrés le miró mal, preguntándose la razón.
-Bájate de ahí, Hirving -atentó al primer llamado con tranquilidad y calma, siguiendo su actividad.
Con las manos ensangrentadas. De la carne.
-Quiero preguntarte algo.
-Bájate primero.
-Quiero preguntar algo -desobedeció.
-Bájate -amenazó, clavando el cuchillo fuertemente contra la barra.Hirving obedeció, sin inmutarse, no apartó la mirada de la de su padre, y se bajó de la barra, ahora recargado.
Andrés ahora sonrió, dulce y cariñoso, Hirving casi cae en sus comportamientos. Desencajo el cuchillo de la barra y continuó cortando.
-Bien, ¿qué querías decirme pequeño? -suavizo su voz.
-Me encontré un francés en la calle.
Andrés borró su sonrisa, pero siguió con lo suyo.-¿Y?
-Hablamos.
-Hirving, te he dicho que no debes hablar con extraños -agravó su voz, cortando más despacio, derramando más líquido carmesí.-André, dice conocerte a ti y a mamá.
-Nadie me conoce mejor que tú, monstruo -se burló.
-Pues eso yo también creía hasta ahora.Andrés se quedó en silencio, cortando todavía, a lo que Hirving sonrió y tomó la libertad de seguir contando.
-Sabía que te acostabas con otras mujeres, pero no sabía que era con mujeres casadas, cómo André me dijo. Eso es un descaro.
Andrés golpeó la barra con el puño y miró con desaprobación a su hijo.
-¡Hirving Rodrigo Guardado Lozano!
Hirving sin inmutarse aún, guardó silencio, y con una mirada retadora amenazó a su padre con continuar con la información dada por André.
Que al parecer es realmente cierta.
Una lástima...
-¿Tengo hermanos, papá?
-Hirving, cállate.
-¿¡Eso es un sí!? -gritó-. ¡¡Dime la verdad!!Andrés volvió a golpear la barra. Con el cuchillo en mano, piensa que hubiera sido mejor haber asesinado a André por la mañana.
-Tú eres mi único hijo, Hirving. Mi bebé, mi monstruo.
Es un bastardo, un mentiroso y rencoroso hijo de la...
-Mentira. Dime la verdad, papá -fingió sollozar- por favor.
-Eres el único que tiene mi sangre, Hirving. No hay nadie más.
-¿Nadie? ¿Lo juras?Pero Andrés se quedó callado, una mirada vacía y sin alma en sus ojos era notable y su mentira además.
-Entonces tengo hermanos, ya veo -espetó con tanta furia. Se fue al comedor y tiró todo lo que descansaba sobre el.
-¿¡Quiénes son!?
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Letal Love (Kerving)
FanfictionUn intento de suicidio lleva a Hirving a conocer a Kevin, un muchacho estudioso y alegre de su instituto. Es entonces, cuando se enamora de él y no podrá permitir que alguien más se lo arrebate. Por lo que, entonces, decide asesinar a todo aquel que...
Cree, la mentira
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