Revelaciones y Vinos

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Me llevé la copa a los labios y terminé lo que quedaba de vino en un solo trago.

Mi mente seguía atrapada en lo que Wong me había dicho, y una pregunta persistente no dejaba de rondar en mi cabeza: ¿cómo demonios sabía ella el verdadero nombre de Robert, el nombre de Magda? No había forma de que alguien pudiera deducirlo tan fácilmente... a menos que ella le hubiera dicho.

En ese momento, vi a Magda venir hacia mí, con una sonrisa leve pero satisfecha, claramente después de haber disfrutado el baile. Me quedé observándola unos segundos, viendo cómo su paso, aunque seguro, se deslizaba entre los demás invitados. Su apariencia, su postura, todo encajaba perfectamente en el papel que había estado interpretando desde que nos conocimos. Pero ahora, con la información que Wong me había soltado, todo empezaba a tambalearse.

—¿Te divertiste? —le pregunté cuando estuvo lo suficientemente cerca.

—Mucho. Aunque esa prima de Jonatan es algo insistente —bromeó, sacudiendo la cabeza con una risa baja.

Me armé de valor y, sin rodeos, lancé la pregunta que me quemaba por dentro.

—Wong sabe que eres Magda —solté, cruzándome de brazos. Observé su reacción con detenimiento.

Su expresión cambió en un segundo. El alivio tras el baile desapareció, y fue sustituido por una mezcla de sorpresa y resignación. Se mordió el labio inferior antes de responder, con la mirada fija en el suelo por un instante.

—Sabía que eventualmente te darías cuenta —murmuró, antes de alzar la vista para encontrarse con la mía—. Wong lo sabe desde el principio, Hans. Nunca he sido capaz de ocultárselo.

Me quedé en silencio, tratando de entender lo que acababa de escuchar.

—¿Desde el principio? —pregunté, un tanto incrédulo—. ¿Cómo es posible?

Magda dio un paso más cerca y comenzó a explicarme, con una expresión seria y algo cansada, como si esta historia la hubiera cargado por demasiado tiempo.

—Hace seis meses, después de la invasión a Koag... cuando mi padre murió —su voz se quebró un momento, pero siguió hablando con firmeza—, Wong y yo terminamos viviendo juntas. Ella... me agrada mucho, pero es dificil de llevar. Mi padre fue el escolta personal de Liang Wong, y por eso, cuando todo se vino abajo, fui llevada a vivir al rancho de los Wong, Wood Pearl, junto con mis dos hermanas. Estábamos ahí para mantenernos a salvo, lejos del conflicto.

La mención de su padre, alguien de importancia cercana a los Wong, me sorprendió. No sabía nada de esto. Me mantuve callado, dejando que continuara.

—El problema es que las cosas no estaban tan seguras como parecían. —Magda hizo una pausa y su mirada se endureció al recordar los eventos—. Liang, el padre de Wong, ha estado en coma durante cinco años. Fue herido gravemente en un ataque de un erradicador que también mató a su esposa. La historia oficial es que fue un accidente militar... pero la verdad es que el erradicador pensaba que Liang ya estaba muerto después de dejarlo gravemente herido. Wong nunca lo ha olvidado, y mucho menos perdonado.

Magda me miró directamente a los ojos, como si quisiera asegurarse de que entendiera la gravedad de lo que estaba contando.

—Esos años fueron duros para Wong. Su madre muerta, su padre casi al borde de la muerte... Yo estuve allí, la vi cargar con todo eso mientras fingía ser fuerte. Cuando decidió enlistarse en la guerra, no tuve otra opción que hacerlo también. Pero claro, no podía hacerlo como mujer... no en este ejército. Así que decidí convertirme en "Robert."

Me quedé boquiabierto por unos segundos, tratando de absorber todo lo que me acababa de decir. El hecho de que Wong supiera sobre Magda todo este tiempo me hizo sentir como si todo fuera más complicado de lo que creía.

The Garden: Hans MeyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora