— Está usted radiante hoy, Fina. La felicidad le sienta bien. — afirmó Marinieves sonriendo.

Fina se sonrojó ligeramente.

— Gracias, Marinieves. — respondió.

Marinieves, no contenta con esa simple respuesta, continuó halagándola sin reparar en que yo misma me encontraba allí siquiera.

— Es usted una mujer muy hermosa, Fina. Su sonrisa ilumina toda la pastelería.

Me sentí un poco incómoda con tantos elogios dirigidos a Fina. No podía evitar sentir un pinchazo de celos por todo el cuerpo y ganas de echarle en ese instante del lugar.

— Fina es la mujer más hermosa, sin dudas. — dije, intentando sonar natural.

Marinieves se volvió hacia mí y sonrió.

— Sí, claro Marta. Usted es una mujer con suerte de tener a Fina en su vida— afirmó Marinieves.

Fina riéndose al darse cuenta de mis celos, me miró y me tomó la mano.

—Y yo soy afortunada de tener a Marta. —dijo Fina guiñándome un ojo.

La tensión se disipó un poco, pero aún sentía una pequeña punzada de celos. No estaba acostumbrada a que otras mujeres halagaran a Fina de esa manera.

Marinieves se dio cuenta de la tensión que había generado con sus palabras y cambió de tema.

— Bueno, ¿qué hay para mí? ¿Algo nuevo que preparar?— preguntó con ánimo de continuar trabajando.

— Pues sí, tenemos un pedido para una boda esta semana. Necesitamos hacer 500 canapés ¿Crees que podrás con ello? — preguntó Fina sonriendo.

Marinieves suspiró y se rió luego.

— Eso sí que es un reto para mi primera semana.— afirmó—Pero estoy lista para ello. — agregó con seguridad.

Me alegró que la conversación hubiera cambiado de tema, pero aún sentía una pequeña inquietud en mi interior con esa mujer.

Luego de estar hablando con Fina y asegurarme de que se encontraba bien, regresé a la fábrica a trabajar.

Me dirigí hacia el despacho, saludando a los operarios que se me cruzaban en el camino con un gesto. Creía que con mi divorcio tan público la gente se iba a horrorizar, teniendo en cuenta que los rumores sobre mi sexualidad no paran de correr por todos los rincones de Perfumerías de la Reina.

Aún así me importa poco lo que piensen los empleados. La única persona que me retenía a vivir mi vida tal cual la he querido era mi padre y ha resultado ser más que comprensivo en cuanto vió una oportunidad que beneficiara a la empresa, como lo fue la exposición de arte.

En cuanto llegué al despacho pude ver a Luz que me sonreía mientras me esperaba.

— Hola Marta ¿Cómo estás? Te he echado de menos. — dijo acercándose a abrazarme.

Me sentí un poco incómoda, recordando mi ausencia reciente tanto de la fábrica como de mi familia y amigos.

— Hola, Luz. Estoy bien, gracias. Solo necesitaba un descanso.

— ¿Todo bien con Fina? — preguntó Luz con curiosidad.

— Sí, todo bien. Su padre está mejorando. — contesté asintiendo.

— Me alegra saberlo. ¿Y tú? ¿Estás feliz? — me preguntó Luz.

— Sí Luz, estoy muy feliz. — afirmé sonriendo — Aunque no te voy a negar que me preocupa un poco una cosa.

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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MUJER CONTRA MUJER 🧁 | Marta y Fina - Sueños de Libertad #MafinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora