Rompiendo el cascarón

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Ranma se levantó como cada mañana, listo para entrenar. Habían pasado ya dos años desde que terminó el instituto, seguía viviendo en la residencia de los Tendo y su boda con Akane se había postpuesto ya dos veces. No es que él no quisiera casarse, es que no creía estar listo para ello. Akane, por su parte, estaba cada vez más cómoda a su alrededor, pero él no estaba tan a gusto consigo mismo. Algo andaba mal y le hacía evitar poco a poco a todo el mundo siempre que pudiera.

Ukyo, quien había dejado sus sentimientos por Ranma hacía tiempo y solo le veía como un amigo, se percató que algo andaba mal, por lo que decidió seguirle hasta dar con aquello que le atormentaba.

Ranma, al contrario de su rutina habitual, salió por la ventana de su cuarto y se dirigió al dojo con Ukyo siguiéndole. Una vez dentro del dojo, el artista marcial miró a sus alrededores, buscando rastros de cualquier persona que le hubiera seguido. Ukyo se ocultó en el marco de una ventana para no ser descubierta. En cuanto se dio cuenta de que no le veía nadie, Ranma sacó una pequeña cantimplora y roció su mano con ella, cambiando a su cuerpo femenino.

Ukyo se fijó en como Ranma se acercaba a un espejo, posaba un momento y luego sonreía. Acto seguido una pequeña lagrima apareció de su ojo derecho y recorrió su mejilla, sin dejar de sonreír. Entonces se quitó su Taiji y su pantalón y sacó una bolsa de uno de los armarios del dojo, la cual parecía estar muy bien escondida. De la bolsa sacó una blusa y una falda, que rápidamente se puso y se miró de nuevo al espejo. Su sonrisa se volvió más amplia y las lágrimas brotaron de sus ojos con un poco más de intensidad.Ranma lloró un poco más intensamente hasta llegar al llanto, momento en el cual Ukyo no pudo seguir mirando sin hacer nada.

Ranma oyó a alguien cayendo detrás suya, solo para descubrir a Ukyo delante suya con una mano a la cintura. Ranma entró en pánico, intentando esconder la bolsa empujándola hacia detrás del espejo.

- U-Ukyo, las puertas están cerradas, ¿qué haces aquí?

- He entrado por la ventana, estaba preocupada cuando te he visto llorando.

- ¿Llorando? ¿Yo? Que va, si soy un hombre. - Dijo tratando de secarse las lágrimas con la mano, sin éxito.

- Vamos Ranma, no soy tonta. ¿Qué pasa?

Ranma soltó un largo suspiro.

- ¿Cuánto has visto?

- La bolsa no hace falta que la sigas intentando esconder, con eso creo que te vale.

- Ah... No sé qué es lo que piensas, pero... Eso no es.

- ¿Que estás mejor en tu cuerpo femenino? ¿Que quieres seguir siendo una chica?

- ¡No! O sea... Eso no es...

Ukyo suspiró.

- Ranma... Tú... Sabías que yo era un chico, ¿verdad?

Ranma parpadeó, extrañándose ante las palabras de su amiga.

- No... Creía que eras un chico, pero no lo eras... ¿verdad?

- Ranma... No era un chico, pero... Mi cuerpo lo era.

- ... ¿Que intentas decir?

- Ranma... Tienes la ventaja de que solo necesitas un vaso de agua, piensa bien cómo te sientes y... Si necesitas hablar de esto, lo puedo entender.

Ranma miró hacia otro lado y solo ofreció silencio a su amiga quien, sin dudarlo, simplemente esperó. Solo necesitaba tiempo, ya fuera con ella delante o no, pero necesitara lo que necesitara estaría para ayudar, sabía lo que era ese sentimiento.

Ranma 1/2 Rompiendo el cascarónWhere stories live. Discover now