La entrada de Jaemin se contrajo y la presión obligó a Jeno a gruñir mientras apretaba la mandíbula. Al ver la expresión socarrona en el rostro del omega, supo que lo hizo intencional por sus palabras.

Hundió sus dedos con más fuerza en la cintura de Jaemin, aclarando las marcas de sus dedos en su piel blanquecina.

Se aseguraba de que el omega tuviera un claro recordatorio de los días que pasaron en aquella cabaña. Que cada vez que viera las marcas en su piel recordara el placer que lo hizo sentir en sus brazos. Quería que su imagen quedara incrustada en la cabeza de Jaemin de la misma forma en la que él se había incrustado en la suya.

—Es porque lo deseo —respondió Jaemin a lo dicho previamente por Jeno —. Quiero que se funda en mí, que me destroce por dentro y por fuera a su voluntad... Haga conmigo lo que quiera. —Mordisqueó el lóbulo del líder, y enredó sus dedos en su cabellera para guiarlo a su boca —. Pero no me prive de esto, por favor. Mi señor, deme todo de usted así como toma todo de mí.

Jeno le contestó cumpliendo su petición, los movimientos de su cadera se volvieron más erráticos, sin un ritmo fijo, persiguiendo la cúspide del placer.

Jaemin tuvo que reforzar su agarre porque sentía que se caería, las manos del alfa se ciñeron también con más fuerza sobre él, anticipando lo que estaba por ocurrir.

Sus bocas se encontraron y una verdadera batalla campal comenzó entre ellas, pero ninguno decidió abandonar.

Una profunda y certera embestida los sacudió a ambos.

Jeno gruñó, Jaemin jadeó y la mesa crujió.

El ruido de la madera al romperse le hizo compañía al chasquido de los besos entre el alfa y el omega.

Jaemin pudo percibir cuando su cuerpo fue levantado de la mesa y su espalda se apretó contra la pared más cercana mientras Raphael continuaba atacando su entrada y su cavidad bucal.

Sus piernas nunca soltaron la cintura del alfa, y cuando el orgasmo se construyó y explotó entre la unión de sus cuerpos, las apretó con mayor fuerza, encogiendo los dedos de sus pies y ciñendo sus paredes internas alrededor de la erección de Jeno.

El líder gimió prolongadamente echando la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que el nudo se volvía a formar. Su boca buscó la de Jaemin en el proceso y la saqueó mientras lo llenaba de su esencia hasta el fondo.

—Nos quedamos sin mesa... —murmuró Jaemin pocos segundos después de regular su respiración.

Por la cercanía, podían sentir los latidos del corazón del otro contra sus pechos.

Jeno exhaló.

—Valió la pena.

Jaemin sonrió y presionó sus labios contra los de Jeno en un beso calmado, con un ritmo que les permitía saborear y disfrutar.

El alfa tenía razón.

Había valido la pena.

⋆⭒˚。⋆

Cuando la noche llegó, Jaemin propuso cambiar un poco la rutina; la cual se había reducido a ellos dos desnudos sobre o contra cualquier superficie dentro de la cabaña.

Por más que le resultara placentero estar entre los brazos del líder, si quería volver en caballo al día siguiente y no provocar ningún revuelo por su estado, debían detenerse.

Ya tenía adolorido cada músculo de su cuerpo y marcado cada centímetro de su piel.

Notó que la petición no le gustó en lo absoluto a Jeno, pero aún así terminó cediendo.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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La tentación del alfa ⚝ NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora