Sin duda alguna, esto va a ser más difícil de que lo que esperaba, por lo que teme caer de nuevo. Y los recuerdos no son de mucha ayuda, sin tener control de su mente comienza a recordar.
—Hogar, dulce hogar —le había dicho Alex al entrar con ella en brazos para mostrarle la casa —. Porque este será nuestro hogar hasta que la muerte nos separe —le dio un beso en los labios —, ¿quiere conocer el resto señora Montero de Hurtado?
La rubia cierra los ojos para espantar ese recuerdo, y trata de pensar en otra cosa. Algo que no la deprima, ¿pero qué cosa que provenga del pasado le podría levantar el ánimo? Aquellos momentos que en su momento fueron felices, ahora no van a hacer más que deprimirla, ya que los forjadores de esos bellos recuerdos ya no se encuentran con ella.
—Mira mami, acabo de dibujar el mar —la niña corría de inmediato a donde se encontraba su madre mientras traía una hoja en una mano y en la otra crayolas —, mi papi dice que soy una aptista y que seré como Picapso —su madre sonreía al escuchar decir eso. Su padre le había dicho que sería la próxima Picasso no por el talento, sino porque era arte abstracto lo que pintaba su hija.
De la nada empieza a sentir unas inmensas ganas de llorar al recordar eso. Pero se obliga a no derramar ni una sola, ya había derramado demasiadas, las suficientes como para mojar a un desierto entero. Ella no puede dejar que los malos momentos del pasado la atormenten por el resto de sus días.
En su mente se había ideado un plan y tenía que funcionar.
A los pocos segundos siente como unos abrazos la envuelven por la parte de atrás. Sin duda alguna, Ian era el más precavido de todas sus amistades. Amigos desde la secundaria hasta el día de hoy. Él es como un hermano para ella, siempre estuvo a su lado apoyándola en los momentos más difíciles y negros de su vida.
Él no debe verla llorar, o su instinto protector —que se lograba elevar a la décima potencia —se activa de inmediato y entonces sí, adiós a los planes.
—Aun no entiendo cómo es que quieres hacer esto —Ian se sitúa a lado suyo —. ¿Qué tal si no estás lista por lo vivido aquí? —se abstiene en entrar en detalles, sabe perfectamente que cualquier palabra dicha con respecto a su familia la puede hundir.
—Tengo que hacerlo —suspira con pesadez —, ya tengo edad en la que debo enfrentar a mis demonios —con rapidez se limpia una lagrima que alcanza a salir —. No puedo huir de esta casa para siempre, era de él.
— ¿Pero cuál es el afán de querer vivir sola? —Pregunta con voz cansina —, ¿no sería mejor que venga a vivir contigo alguna de las chicas? Antes de que se te ocurra hacer alguna locura —calla de inmediato al decir esto. Uno de sus defectos es pensar en voz alta o más bien soltar las cosas sin pensarlas.
—No voy a intentar atentar contra mi vida si eso es lo que estás pensando, nunca lo haría.
—Dile eso al frasco de somníferos que tomabas para poder dormir —el hombre se cruza de brazos al decir esto.
—Eso era antes, ya llevo tres meses sin necesitarlos. Y además, necesito hacer esto sola. Ya sabes lo que dicen; solos vinimos al mundo y solos nos vamos.
—Si eso es lo que piensas, ¿por qué no lo pusiste en práctica hace seis meses? Cuando no querías comer nada de lo que se te daba —arquea una ceja mientras la mira con seriedad. Ella no responde ante sus provocaciones —. Y pasando a otros asuntos, ¿Qué es lo que planeas hacer durante todo este tiempo? —la desafía con la mirada —. Tú no tienes familiares por estos lares, ¿a quién vas a acudir en busca de soporte económico en caso de que se te atore la carreta?
ESTÁS LEYENDO
Un Nuevo Comienzo
RomanceToda historia tiene un final... pero en la vida, cada final es un nuevo comienzo. Que la historia termina al ver la palabra fin en los libros, o en los créditos musicalizados en las películas es solo una broma de mal gusto que nos han enseñado. Pues...
Valentía
Comenzar desde el principio