-Pero es que no es por eso, es que...

-Que si, no te preocupes que las chicas que yo conozco son muy fieles -le volví a cortar antes de que abriera la boca, caminé lejos de él para volver a mi cuarto.

NARRA LOUIS_

¿Cómo le contaré a Harry que no soy como él piensa, que no soy un chico de 23 años al que le gustan las mujeres, las fiestas, las carreras de coches o las peleas...? Era todo lo contrario, era listo, amable, no me gustaba beber, ni fumar, tampoco ir de fiestas, ni pelearme por tonterías y desde luego no me gustaban las mujeres y no era por que algunas fuesen infieles, ni muy creídas, no era nada de eso si no por que yo era...gay.

Lo sabía desde que tenia siete años, me encantaba jugar con las muñecas y solía estar más con chicas que con chicos, realmente eso no tenía nada que ver con la sexualidad, pero mucha gente etiquetaba ese comportamiento de gays, al igual que si una niña jugaba al fútbol o le gustaban los coches, la llamarían marimacho o lesbiana, así era y es el mundo. Mi familia era cristiana, por lo que cuando mi padre se enteró dos años después de que podría ser gay, me pegó con el cinturón hasta hacerme sangrar, me obligó a apuntarme a fútbol y me dijo que los hombres no jugaban con las muñecas y que los homosexuales eran pecado, que ni se me ocurriese convertirme en uno de ellos, ¡Cómo si eso se pudiera elegir! 

Tuve que ocultar mi orientación hasta que tuve los diecisiete años y fui lo suficiente valiente. Pero cuando se lo conté a mis padres, tuve dos respuestas muy diferentes. Creía que tendrían la mente mas abierta ya que habían muchos gays por nuestra ciudad y hasta de vecinos, pero me equivoqué.

6 AÑOS ATRÁS

-Mamá, papá, os tengo que contar una cosa, es muy importante para mi y espero que no os enfadéis -les dije cogiéndoles de la mano a los dos y sentándonos en un sillón de casa.

Mis hermanas estaban colocadas en el marco de la puerta para oír toda la conversación, no las dije nada ya que esto también debían escucharlo ellas.

-Di amor, te prometo que no nos enfadaremos -me prometió mi madre y tragué saliva, el nerviosismo me estaba haciendo sudar por todas partes.

-Ya tengo diecisiete años y creo que es hora de confesaros que...-comencé a hablar pero me llevé las manos a la cara de la preocupación de como reaccionarían, ya que la ultima vez, acabé mal herido por culpa de mi padre.

-¡¿Qué?! Louis no tenemos todo el día -añadió mi padre algo impaciente.

-Soy gay -les solté de sopetón y mi padre se levantó de un salto.

-¿¡QUÉ ERES QUÉ!? -me chilló y no pude evitar soltar unas lágrimas.

-Lo bueno es que ya no tengo que fingir más -añadí en voz baja y mi madre me cogió la mano -Mama soy... soy homosexual.

-¡FUERA DE ESTA CASA! -exclamó mi padre echándome a empujones fuera del salón.

-Cariño, deja al niño en paz -le pidió mi madre, miré a ambos, polos opuestos, eso era lo que expresaban sus caras.

-¡Haz las maletas y fuera! -alzó la voz y señaló mi habitación.

Mis hermanas me miraban sorprendidas, sabia que ellas lo aceptaban, no eran tan creyentes como mi padre y más de una vez habíamos hablado sobre el tema de los homosexuales, pero sin llegar a contarles lo mío. No tuve la oportunidad de defenderme, ni quejarme, mi padre encerró a mi madre con mis hermanas en la cocina y me echó a la calle de un empujón junto con las maletas a los cinco minutos de haberlas hecho, estaba lloviendo, este examinó el cielo, después bajo la mirada hacia su hijo empapado y le miró con desprecio.

PRESENTE

Desde ese día no volví a ver a mis padres, mi hermana Lotti me enviaba fotos de mis otras hermanas y de mi madre, en las fotos se les veía muy felices aún sabiendo lo que había ocurrido años antes. Mi madre no tenia la culpa, pero ella no volvió a contactar conmigo después de aquello. Durante los siguientes cinco años estuve viviendo con mi tía, era atea agnóstica, haciéndome ver que podías creer en algo o alguien sin necesidad de tener pensamiento de siglos pasados. Obviamente había gente creyente que nos veía a los homosexuales como lo que éramos, personas normales que solo buscaban amar y ser amados, pero las personas como mi padre, que solo vivía por y para su Dios, tenían la mente demasiado cerrada para entenderlo. Trabajé con ella en su floristería, a esta no le importaba que me quedase más tiempo en su casa, ya que estaba muy sola, no tenia pareja ni hijos, ella no se hablaba con mi padre por culpa de su carácter. Al final, decidí que era hora de independizarme, aun así la prometí volver en cuanto tuviese el dinero suficiente para alquilar una casa y no depender de ella.

En la edición cambié muchas cosas, sobre todo el pasado de Louis, estar atentas porque eso será una de las cosas fundamentales en esta novela (el pasado de Louis y el de Harry)

Mi Niñero [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora