Capítulo 12.

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Todos tenían razón. Yerik era mucho mejor que yo, mi imaginación siempre ha ido más allá de los extremos, por eso Ana se cansó de esto. No fue la universidad en Nueva York lo que la hizo terminar conmigo, fui yo. Y este no era la excepción, me imaginaba todo tipo de cosas. ¿Qué pasaría si volviera a mi? ¿Las cosas serían como antes? ¿Seguiría pensando en Yerik? O ¿Sería posible que mientras esté con él piensa en mi? Lo más coherente serían todas unas respuestas negativas. No tenía nada a mi favor, las amistades de Ana me odiaban, aun que su familia me apreciara, adoraban a Yerik. Al parecer todo era perfecto ahora que él había entrado a sus vidas.
No me sentí identificado con nadie, en lo absoluto. Todos tenían grandes planes para su futuro, trabajos honrados y para agregar, eran muy buenas personas. Eran el típico círculo social perfecto. Lo tenían todo.
Escuché a Yerik mencionar a Dios; "Dios me ha bendecido poniéndote en mi camino" le dijo a Ana mientras la abrazaba tiernamente, yo no creo en Dios y me arrepiento de haber ofendido muchas veces a Ana con ese tema. No dudo que ahora con él se sienta de acuerdo en casi todo, pero no puede negar que a mi me amó primero. 
Regresé a casa y guardé mis cosas, Lola seguía llorando en la cama sin mirarme.

—¿De verdad te vas a ir? –hizo un ultimo intento.

—Sí, Lola –dije tocando mi frente con mi mano derecha —Cuídate.

—¿Por qué?

—Lola, entiende que la quiero a ella, no a ti. –tomé mi maleta —Y ni siquiera me interesa que se vaya a casar. Adiós.

Yo vivía con Lola en su apartamento, así que yo tenía mi apartamento en donde se estaba quedando mi hermano, Robert. Llamé a un taxi para que me llevara a mi destino, todo seguía igual, entre a mi casa y mi hermano miraba la televisión muy entretenido, me miró confundido después de unos segundos.

—Qué agradable sorpresa –dijo.

—Será una agradable sorpresa de mucho tiempo.

—¿Peleaste con tu novia la normalista? –preguntó burlándose, ese apodo se lo había dado Ana.

—Termine con ella –dije sin darle mucha importancia —Hablando de eso, volví a ver a Ana.

—Eso es genial –dijo feliz dando toda la atención a la platica. —¿Sigue siendo guapa? –puse los ojos en blanco —No te pongas celoso, eso te atines cuando tu novia es Ana.

—Sí, Rob –dije —Incluso más hermosa que antes. –me sonrió pero yo no lo hice.

—¿Se están poniendo en contacto de nuevo?

—Rob, se va a casar con un psiquiatra ruso atractivo. –dije dejándome caer en el sillón junto a él.

—Vaya –se recargó en el respaldo del sillón —La verdad es que no me sorprende que se vaya a casar –lo miré confundido —Kevin, Ana es hermosa, es muy inteligente y tiene una actitud de lujo.

—Lo sé.

—Debíste tenerlo presente desde el primero momento en que la conociste. –lo miré esperando a que siguiera hablando —No serías el único hombre en este mundo que se diera cuenta de esas cualidades que tiene. Es tu problema.

—La voy a recuperar, Rob –dije entusiasmado y él comenzó a reír.

—Kevin, ¿vas a competir contra él? –puse los ojos en blanco. —¿Cómo es?

—Se llama Yerik Smirnov, es él –tomé el celular y le mostré una foto de Ana con él.

—Es muy guapo. –me miró —Tú también pero además de ser muy guapo es muy inteligente y la ama. Mira cómo ma mira. –observé la foto, Yerik la miraba tan enamorado y ella sonreía a la cámara feliz, se podía sentir honestidad en esa foto. —No creo que sea buena idea.

—Tengo qué hacerlo, Rob.

—¿Estás seguro? –simplemente lo miré —Entonces mucha suerte.

Acomodé mis cosas en vieja habitación, no había cambiado demasiado, me recosté en mi cama y me puse a reflexionar sobre la decisión que había tomado, ¿era la correcta? No lo sé, tenía un poco de miedo, Yerik me estaba brindando su amistad y yo lo iba a traicionar.

Same old loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora