-No debiste juzgarme-ya no tenía ganas de tirárselo. Solo quería acercarse a la ventana, y así hizo. La abrió. El frío golpeó su rostro y lo agradeció porque necesitaba bajar la temperatura de su cuerpo-. Me voy.-decidió, volviendo a cerrar y dispuesto a recoger su camiseta del suelo. Unos brazos rodearon su espalda por detrás y todo su cuerpo se puso tieso.

-Espera. ¿Recuerdas cómo me llamo?-no respondió, pero el otro supo tras unos segundos qué significaba eso- Ho Seok. Pero mis amigos me llaman Hope...

-Esperanza.-musitó en voz baja. Qué divertido... ¿quedaba esperanza para él?

-No te voy a pedir que confíes en mí, ¡no me conoces! Pero...-notó cómo le besaba la coronilla. La nuca. No entendía a qué estaba jugando, ¿no se suponía que no quería acostarse con él?

-¿Por qué me haces esto?

-Porque deseo conocerte. Estás sufriendo, y querías usarme para olvidar ese sufrimiento. No voy a dejarte hacerlo, pero puedo escucharte. Puedo darte mis brazos para que llores.-al escucharle decir aquello, forcejeó hasta quedar libre y lo encaró. Notaba su propia respiración acelerada y el pecho latiéndole con violencia.

-No juegues conmigo.-todavía notaba sus labios en el nacimiento del cabello. No entendía por qué los labios de un desconocido podían ser tan cálidos.

Ahora ya sabes su nombre. Él ya no es un desconocido. La voz en su cabeza tenía razón. Apretó los puños, enfadado. No quería estar allí. Se pasó una mano por el flequillo para apartarlo. Lo llevaba demasiado largo, con las puntas teñidas de rubio... había sido verde no mucho atrás.

-No estoy jugando-hasta entonces, el otro había estado hablando con calidez, pero de repente su voz se volvió dura-. No juego con los sentimientos de los demás, Tae Hyung. Pero creo que necesitas a alguien que te escuche, ¿y por qué no hacerlo yo?-se encogió sobre sí mismo. La manera en que pronunciaba su nombre lo ponía nervioso, ¿por qué lo hacía con tanto cuidado, como si estuviera acunándolo entre sus brazos? Le vio acercarse de nuevo hacia él y no se apartó cuando le acarició la mejilla- Me es muy difícil resistirme a ti. Todo el rato tengo ganas de besarte. No sé cómo lo haces, pero me seduces solo mirándome-al escucharlo, dibujó una sonrisa torcida-. No me mires así. Estoy siendo sincero.-se apartó, sentándose en el borde de la cama y dejó la mano caer con suavidad a su lado, indicándole que se acercara. Dudó, pero se dio cuenta de que no tenía nada que perder, aparte de los nervios. Se quedaron en silencio durante lo que pareció una eternidad, hasta que al final Tae Hyung despegó los labios.

-¿En serio has detenido una noche de placer para quedarnos mirando la pared como idiotas?

Aquello arrancó una carcajada por parte del otro chico, y se estremeció ante la sinceridad de su risa. Las personas que se habían acercado a él en los últimos meses le mostraban de todo, menos sinceridad. Y mucho menos, se preocupaban por él como Ho Seok estaba haciendo. Notó cómo de repente, le acariciaba el hombro, y después un costado. Se mordió el labio inferior, pues el contacto le dolió. Cuando lo había estado tocando antes, tumbados en la cama, no se había dado cuenta de la sensación.

-Estás lleno de golpes por todo el cuerpo.

-Tengo la boca demasiado grande, así que a veces me gano unos cuantos golpes.-explicó. El efecto del alcohol se había pasado del todo, así que no largaría todo como podría haber sucedido en otra situación. De repente, Ho Seok se levantó e instantes después le ayudó a colocarse la camiseta que él mismo le había impedido recoger antes.

-No quiero que te resfríes-le pasó un brazo por los hombros y lo atrajo hacia su cuerpo-. No deberías decir eso con tanta tranquilidad. Deberías querer más a tu cuerpo.

-¿Para qué? El mejor uso que le he dado hasta ahora es el de saco de boxeo. Al menos, se ha acabado, aunque no sé hasta cuándo.-así era. Se había cansado de que se hicieran pasar por sus amigos, solo para mandarle los trabajos sucios a él. Traer la droga, engatusar a las muchachas, molestar a adolescentes y ancianos. Se daba asco, pero lo había hecho porque tenía miedo que durante una de las palizas, no todo quedase en una costilla rota. Aunque intentase mostrar que le daba igual lo que hicieran con él, la verdad era que detestaba el dolor y se aferraba a seguir viviendo. Estaban locos. Él había estado loco... Enfrentarse a ellos porque estaba harto quizá era la única nota de cordura que había tenido en muchísimo tiempo.

Pero le habían golpeado durante horas hasta agotarse, mientras él se encogía sobre sí mismo evitando que le destrozaran el rostro. Sabía que así, se llevaría algún incauto a la cama y durante la noche solo se preocuparía de morder las sábanas mientras lo destrozaban por dentro.

¿Por qué había tenido que toparse con el tipo más raro de todo el bar?

-¿Estás contento porque se haya acabado?-preguntó Ho Seok de repente, sacándolo de sus pensamientos. Tae Hyung se detuvo a pensar.

-Me he quedado solo.

Siempre has estado solo, imbécil.

-No estás solo. Ahora me tienes a mí.-y sus palabras sonaban tan sinceras, que quiso creerle. Sin embargo, la última vez que había decidido entregarse a la confianza de alguien, le habían arrastrado a un mundo de sufrimiento y descontrol al que temía regresar. Notó cómo un nudo se formaba en su estómago y se pegó más al cuerpo de Ho Seok, el cual desprendía calor. Tae Hyung tenía las manos sobre su regazo, entrelazadas y apoyaba la cabeza sobre el otro chico.

-Tengo que pagar por mis pecados.

-Algo me dice que no has dejado de pagarlos.-lo escuchó susurrar. Tae Hyung comenzó a dibujar círculos en la rodilla de Ho Seok. Empezaba a sentirse relajado, y por lo tanto, notaba dolor y cansancio. No le gustaba sentirse así. Necesitaba beber más.

-¿Hay esperanza para mí, Ho Seok?-al escuchar su pregunta, el aludido lo separó de él y lo agarró por los hombros con cuidado. Sus ojos eran transparentes, tan fáciles de leer y entender que Tae Hyung supo que podría nadar en ellos y sentirse en paz. Comenzó a temblarle el labio.

-Estoy aquí, Tae Hyung. Si hace falta, la encontraré para ti, ¿vale? Tú ocúpate de no rendirte nunca.

Asintió despacio. No había querido llorar, la sola idea le había parecido un insulto, no obstante ahí estaba, estremeciéndose y dejando el agua salir de sus ojos como una cascada. Se había olvidado de lo que era que lo tratasen con cariño y preocupación. Se abalanzó sobre Ho Seok y lo abrazó, y ambos cayeron de lado sobre la cama. Apretó el rostro contra su cuello, sin soltarlo y llorando como un niño pequeño. Notó cómo la mano del otro subía y bajaba por su espalda y escuchó su voz susurrándole cosas para tranquilizarlo. Poco a poco, se fue quedando dormido entre los brazos del otro chico.

Por primera vez en muchísimo tiempo, no hubo pesadillas en la oscuridad de su mente, solo un mar castaño en calma.

Quizá era cierto, y había esperanza incluso para un alma como la suya.


Hope (VHope)Where stories live. Discover now