—Lo haces, en verdad me siento feliz cuando estoy contigo, eres muy especial para mí, es solo que no me siento del todo seguro ¿está bien?

—¿Seguro?

—Sabes de lo que hablo... no estoy seguro de lo que quiero en este momento, discúlpame pero no puedo prometerte un por siempre... no sé si a la larga esto funcione.

—No puedes tener dudas a estas alturas... han pasado bastante cosas entre nosotros y ¿ahora no estás seguro de lo que quieres?

—Eso no tiene nada de malo, entiende que nunca había estado con un chico, esto es difícil Edd, no quiero lidiar con el prejuicio.

—Debiste pensarlo antes de besarme, antes de decirme que me querías... ¡antes de acostarte conmigo!

—No me puedes culpar, si me gustas, si te quiero y si disfrute mucho estar contigo... simplemente ya no quiero continuar con esto ¿Qué quieres que haga?

—¿Por qué no quieres continuar? ¿Qué es lo que te hice?

—Nada, en realidad me has tratado de forma increíble, y creo que vales mucho la pena, no eres tú el del problema.

—No salgas con eso... ¿me dirás el típico no eres tú soy yo?

—Sí, porque es verdad, el que no está seguro soy yo. No pienso pedirte un tiempo porque no sé si eso es lo que necesitamos, a decir verdad solo quiero estar solo. Por favor respeta eso.

—¿Eso es lo que quieres? –preguntó con molestia.

—Vamos Eddward... seamos lo que siempre hemos sido: Solo amigos. –Ante estas palabras Edd se quedó sin habla. Kevin evitaba mirarlo, lo único que quería era salir corriendo de ese lugar, hasta que por fin Edd habló.

—Llamadas de más de una hora, en las que no paramos de reír como tontos... mensajes a las 3 de la mañana solo para decir un te quiero... miradas en silencio que hablan a gritos en la escuela... ¿Y después de todo sólo amigos? ¿Es enserio?

—Lo siento.

—No tiene que ser así... podemos mantenerlo en secreto el tiempo que necesites...

—Olvídalo Eddward, seguiremos con nuestras vidas, hasta aquí. –Kevin hablaba secamente. Los ojos de Edd estaban llenos de lágrimas.

—¿Esto ya terminó? –Preguntó con miedo. Y Kevin, con el corazón roto pero sin demostrar culpa alguna, le susurró al oído diciendo:

—Esto nunca existió.

Edd sintió como su corazón se rompía con las palabras del pelirrojo, tan frías y sin nada de culpa, como si en realidad nunca hubiesen sido algo más que amigos, pero no, lo suyo fue real, tan real que no podía comprender la actitud de Kevin, ¿acaso había algo más detrás de este rompimiento?

—Al menos ahora tomaste una decisión. –le dijo Edd tratando de fingir indiferencia. —Espero que te hayas divertido mucho conmigo.

—No fue así, no me hagas un drama por favor.

Kevin estaba siendo muy duro, Edd no dejaba de llorar, y aunque el pelirrojo estaba conteniendo sus ganas de retractarse, abrazar a su ángel y besarlo hasta que sus labios dolieran no estaba seguro. Por eso se comportaba frío, si Edd se hacía a la idea de que Kevin no estaba enamorado, lo olvidaría muy fácil, dejaría de insistirle pero, ¿funcionaría? ¿Tanto para Edd como para sí mismo?

—Marie... –susurró Edd entre sollozos.

—¿Eh?-

—Marie... ella...

Filofobia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora