—Me voy. —Se dio la vuelta y salió de la habitación.

Noah miró el juguete que tenía en las manos y lo depositó en la cuna de Brooke.

—¿Es guapa, verdad? —La niña movió los brazos y las piernas contenta soltando algún intento de palabra. —Ahora regreso. Tu tío Noah necesita su dosis de cafeína. —Caminó hasta la puerta y salió de la habitación.

Llegó a la cafetería y pidió un café solo para llevar. No tardó nada en recibir su café. Pagó a la camarera y salió de la cafetería para volver a la habitación.

El camino de regreso se le hizo eterno pero al fin llegó. Cuando llegó a la habitación se encontró con la persona que jamás pensó que se iba a encontrar y menos en esa habitación.

—¿Qué haces aquí? Alejate de mi sobrina. —Dijo con voz amarga cogiéndo del brazo a Melany para alejarla de la cuna.

El vientre ligeramente abultado de Melany confirmaba que había seguido adelante con tener al hijo de su mejor amigo.

No la había vuelto a ver desde esa vez que estuvo en su casa. Había cambiado de universidad o la había dejado no lo sabía con certeza pero según los comentarios de sus compañeros de carrera estaba trabajando de camarera en un bar a las afueras de la ciudad.

Matt se había desentendido del niño alegando que no era suyo y su padre, juez del tribunal supremo, lo había cambiado de universidad.

—Me enteré que estaba enferma y vine a visitarla. —Contestó ella con la cabeza agachada.

—Esta mejor. —Si algo caracterizaba a Noah es que él no era un chico rencoroso sino todo lo contrario.

Perdonaba muy fácilmente y eso era una gran debilidad de la que muchos se aprovechaban.

—Me alegro. Es tan pequeña. —Posó su mano sobre su vientre y lo acarició con suavidad.

—Melany siento mucho lo que sucedió con Matt.

—Tú no tuviste la culpa Noah. Fue culpa mía. —Noah le ofreció su café y ella negó con la cabeza. —Los cafés que tu tomas están asquerosos. —Soltó una carcajada y la miró.

Se veía demacrada. Tenía unas ojeras muy pronunciadas y estaba muy delgada para estar embarazada.

—¿Cómo se lo tomó tu padre? —Preguntó él.

—Me echó de casa, pero era de esperar.

—Lo siento.

—Me tengo que ir, pasaba para ver qué tal estaba y qué tal estabas tú. —Caminó a la puerta pero Noah la interrumpió para cogerla del brazo.

—Espera. —Sacó su cartera y le dio unos billetes. —No es mucho pero por lo menos te da para el taxi. —Ella negó con la cabeza. —Cogelo Melany.

—No, Noah. —Noah abrió su mano y se lo puso en su palma.

—Cuídate. —La acercó a él y beso su frente. —Y cuídale. —Dijo tocando su vientre.

—Cuídala. Va a ser niña. —Se alejó de él y puso su mano sobre el picaporte de la puerta. —Gracias por el dinero prometo devolvertelo.

—No es necesario. —Melany asintió con la cabeza y salió de la habitación.

Soltó una carcajada. Debería odiarla. Odiarla por haberse enredado con el asqueroso de su mejor amigo pero no sentía nada de odio hacía ella. Ella no tenía la culpa. Matt podía ser muy convincente cuando quería, además de ser un chico extremadamente guapo y seductor.

Se sentó en la silla que estaba al lado de la cuna de Melany y se llevó su café a los labios. Dio un sorbo y asintió con la cabeza. Melany tenía razón estaba asqueroso.

Frotó sus ojos cansados y luego su espalda entumecida. Pasó la mano por su pelo y miró a la bebé que estaba en su mundo jugando con el peluche de Andrea mientras daba pataditas y movía los brazos.

La puerta de la habitación se abrió una vez más pero Noah no se dio cuenta porque aunque se había tomado dos cafés en tan solo cuatro horas su cerebro exigía descanso y estaba casi dormido.

Sarah le vió sentado en esa silla de espaldas a ella. Avanzó con lentitud hasta llegar a la cuna.

Noah giró la cabeza y fue subiendo los ojos hasta llegar a su cara.

Tan guapa y tan inalcanzable. Había intentado una vez acercarse a ella para que hablasen pero la chica salió corriendo dejándolo con la palabra en la boca y con la ganas de saber por qué se fue.

—Deberías irte a casa. Se nota que estás cansado. —Sugirió ella. Noah carraspeó para aclarar su garganta y se levantó de la silla demasiado deprisa sufriendo un pequeño mareo que disimulo aferrándose a la cuna.

—Estoy bien. —Dijo él. —No entiendo qué haces aquí. Ella no es nada tuyo.

—No eres el único que la quiere Noah.

—Tú no quieres a nadie Sarah, solo a ti misma. —Reprocho él con amargura. —Por eso saliste corriendo al día siguiente de hacer el amor.

—¿Hacer el amor? —Ella soltó una carcajada amarga y tremendamente falsa. —Lo nuestro no fue hacer el amor Noah, fue solo sexo. —Dijo ella mirándole a los ojos o por lo menos intentando hacerlo. —Hacer el amor es una expresión que se usa cuando hay amor y desde luego entre nosotros no había amor, solo pasión.

—Llamalo como quieras, pero saliste corriendo. ¿Por qué te fuiste?

—Ya te lo dije. No te amaba Noah, quedarme habría sido un error.

—Tendrías que haberme dejado a mí decidir eso Sarah.

—¿Para qué Noah? Para que volvieses a jugar conmigo y con mis sentimientos y volvieses a lastimarme. No gracias.

—Te amo Sarah. —Confesó él cerrando los ojos.

La visión se le había nublado por unos momentos y su agarre en la cuna aumentó tanto que lo nudillos se le pusieron blancos.

—No mientas mas Noah. ¿Quieres volver a llevarme a tu cama? Esta vez ya no será como la anterior.

—No es ninguna mentira. No quiero llevarte a ninguna parte. —Sarah vio la cara pálida de Noah e hizo ademán de tocarle la cara pero él chico giró la cabeza.

—No estás bien, Noah. —Noah se quiso mover de su sitio, poner algo de distancia entre los dos pero al hacerlo su mente se nubló cayó al suelo.

Lo último que oyó antes de desmayarse fue el grito de susto que emitió Sarah.   

Bueno aquí tenéis otro capítulo. Espero que os haya gustado. ¿Qué os ha parecido la conversación? Quedan muchas cosas por hablar pero este solo es el comienzo. 

Feliz Navidad a todas espero que lo hayáis pasado genial con todos vuestros seres queridos. A veces en la mesa de Navidad falta alguien. Esa persona que tanto queremos y que ahora celebra la Navidad con nosotros desde el cielo. La vida pasa y la mesa de Nochebuena se llena pero algún año alguien abandona la silla dejándonos un gran dolor al ver esa silla. Bueno no me pongo melodramática. 

Dejen sus comentarios y votos. 

Un beso a todos y todas. 


Las cosas cambian. (MCLVB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora