-¿Viste cómo te miraba? -se burla Liam.

-¿Cómo?

-Nada, olvídalo -se ríe por si mismo.

El gran vidral por el cual se observan los aviones despegar está en frente mío. Quisiera poder echar a correr. Sí, sería una cobarde, pero ya lo soy al pensarlo, ¿cuál es la diferencia? Pues, estoy a punto de hacerlo cuando una  mano toma de mi brazo y me sostiene.

-Estabas a punto de caer -me dice Liam -. ¿Te encuentras bien? Te veo algo pálida. ¿Quieres que te lleve al tópico?

-No, no te preocupes. Tal vez solo deba comer algo -le sonrío.

Inmediatamente me trae un capuccino y una barra de chocolate.

-Es lo único que encontré. ¿Está bien?

-Sí -los recibo.

Como el chocolate a duras, no tengo hambre. Boto el capuccino entero al pasar por un tacho sin que Liam se de cuenta y un niño no me quita el ojo de encima. Me dan ganas de sacarle la  lengua a ver si así me deja de mirar pero su madre está a su lado.

-Qué suerte tienes, eh -le murmuro y cuando me pongo a pensar pues, sí, que suerte tiene.

Estamos sentados, esperando a que el bendito avión esté listo o llegue.

-Wow, ¿ya te tomaste todo el capuccino? -me pregunta al percatarse que no lo tengo.

-Ehmm, si.

-_____, ¿qué le dijiste a Harry ayer? -pregunta de pronto.

-¿Qué te dijo Danielle exactamente? -le cambio de tema.

Él arquea sus cejas tratando de no forzarse a cambiar el tema. Sacude la cabeza negando y me insiste:

-¿Qué pasó con Harry? Creo que de Danielle podemos hablar luego.

-Harry... Son problemas nuestros, Liam... Quisiera decirte, tú sabes que sí.

-No ha venido ni a despedirse.

-Creo que eso ya lo hizo ayer -susurro cabizbaja.

-¿Qué?

-Nada, olvídalo -levanto la mirada -. Dudo que venga.

-Niall dudaba de si vendrías y lo hiciste.

-Eso fue diferente -lo miro.

-Disculpen, jóvenes, ¿esperan el siguiente vuelo a Londres, Inglaterra? -pregunta una aereomosa.

-Sí -responde Liam y la aereomosa le indica algo. Supongo que ya llegó el vuelo.

-Ven -me dice Liam y lo sigo -. Ya nos vamos.

Esbozo una sonrisa sin querer y respiro hondo.

-Por favor, por aquí -nos indican.

Al fin estamos dentro del avión, se siente cálido. Liam termina de acomodarse a mi lado y se tapa las orejas con sus auriculares. Nos advierten que estamos a punto de despegar y me aferro al asiento sin razón alguna. Ahora que lo pienso es la primera vez que me he subido en un avión. Liam ha cerrado sus ojos sin advertirme nada y creo que está dormido.

-Él sí vino -me dice aún con los ojos cerrados.

-Me has asustado, creí que estabas dormido -digo ignorando lo que me acaba de decir.

-A tu derecha.

A mi derecha, a mi derecha está la ventana del avión. Todavía no hemos despegado y me siento aliviada de ello. El vidral enorme está ahí, hace un rato estábamos adentro mirando por él. Ahora hay alguien más mirándonos. Su cabello lo reconocería donde sea y... esa sonrisa. Parece que se ha dado cuenta de que le he visto, ya que levanta su mano derecha para despedirse. Sabe que no le puedo escuchar. Sin embargo, no lo hace con mucho esmero.

-Así que a las finales viniste -sonrío.

Se siente un leve movimiento por los suelos. Otro temblor.

-Se les ruega permanecer en sus asientos -se escucha una voz viniendo de un parlante -. Estamos experimentando un pequeño temblor y al término de este el despegue se dará. Se les ruega mantener la calma, gracias.

Hay gente quejándose de todas las cosas que tienen que hacer y que la próxima vez eligirían otra aereolínea.

-Es raro que hayan temblores seguidos eh -observa Liam.

-Sí...

-¿Recuerdas lo que decía mamá?

-Sí -no dudo en sonreír al recordarla.

Siento que me elevo. No, no me estoy desmayando. Estamos despegando. ¿Saben qué es lo que me gusta de estar "volando"? Se que no sentiré mas temblores. Por lo menos durante el viaje...

The One Who Makes Me SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora