O4 ❧ Sangre consagrada

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Ella lo miró sobre su hombro.

—No me compares con ese tipo de personas. Es de verdad molesto.

El chico sonrió de lado, adoptando una pose satisfecha, como si supiera que ella respondería de esa forma —que tampoco se alejaba de la realidad—, pues él, a diferencia de sus hermanos, pudo darse cuenta de su mirada brillante que mediante un falso interés, en cuanto tuvo la oportunidad, se libró de esos engreídos hermanos Sakamaki cuando llegaron.

—Está bien, comencemos de nuevo. Soy Yuma, Yuma Mukami.

Rin arqueó una ceja para luego reír, solo había una respuesta ante esa actitud, él detestaba a los Sakamaki al igual que ella.

Ambos chicos hablaron durante mucho tiempo, saltándose unas cuantas clases, incluso Yuma la llevó a conocer su huerta secreta, escondida en el patio de la escuela, sorprendiéndola y distrayéndola durante mucho tiempo más al contarle sobre todo el proceso de cultivo. Tenían cosas en común, entre ellas su personalidad.

—Toma —le ofreció Yuma, extendiéndole un tomate cherry.

—Eh... En realidad yo no... —Yuma le interrumpió, metiéndole el vegetal en la boca sin previo aviso.

—Solo come, estás toda flaca, como si no hubieras comido jamás... —los ojos de la rubia le miraron con obviedad—. ¡¿Eh?! —gritó el castaño—. ¡¿Cómo has podido sobrevivir toda tu vida!?, ¡la comida es lo mejor que existe!

Rin masticó el vegetal deleitándose con su sabor.

—Es delicioso... Podría comerlos todo el día. —sus ojos brillaron.

—Ni lo pienses, ya tuviste demasiada suerte de que hoy quisiera regalarte ese bocadillo, no te atrevas a tocarlos.

Ella rodó los ojos y se levantó justo cuando el timbre de cambio de horario sonó.

—Da igual, me voy.

—¡Oye! —los ojos de Yuma cambiaron radicalmente de expresión al ver a otra persona detrás de ella.

—Vaya, vaya... Así que por eso Koneko-chan se está saltando las clases...

Laito no se molestó en disimular su desagrado al mirar a Yuma, quien al instante se levantó dejando en claro la diferencia de estaturas.

—Ese no es asunto tuyo, Sakamaki. —soltó Yuma, pasando uno de sus largos brazos por los hombros de la chica.

Laito dejó de sonreír para mirar al castaño con una oscura expresión nueva para Rin, que le respondió con una mirada extrañada.

Rin-chan, lo siento por esto. —pidió con una voz carente de gracia y diversión, confundiendo al par de amigos.

Pero antes de que Rin si quiera pueda articular una palabra sintió como unas manos rodearon su cabeza, y un brusco movimiento, obligándola a perder la conciencia.


•••


«Koneko-chan»

Aquella voz era cada vez más fuerte. Rin de a pocos abrió los ojos, sintiendo una molestia en su cuello.

Cuando por fin su vista se aclaró, lo primero que vio fue el largo cabello entre castaño y rojizo de Laito... Y los recuerdos bombardearon su mente.

Rápidamente se irguió en la cama en la que estaba, observando todo el lugar con cautela.

Y la risa cantarina de Laito inundó su sentido auditivo, molestándola más de lo que ya estaba.

—Koneko-chan... ¿No creerás que has sido secuestrada, cierto?

Ella clavó sus ojos en los suyos, demostrándole que para ella no era ninguna broma.

—Mhmn... Verás, koneko-chan, inexplicablemente me sentí muy furioso cuando ese Mukami puso sus manos sobre ti. —Rin arqueó una ceja, no creyendo ninguna de sus absurdas palabras.

Laito sonrió mirándola con un brillo divertido y... Lascivo. Mas la rubia simplemente siguió mirándolo impasible, de forma tan parecida al de la persona que vio casi al empezar de la noche.

—Nos estás volviendo locos, Rin-chan —sus palabras le recordaron cuando le pidió disculpas antes de que la noqueara, le había llamado por su nombre por primera vez—. Tu aroma es tan exquisito... —Laito intentó acercarse a ella, pero Rin extendió la palma de su mano deteniéndolo.

Él bufó dejando su gracia de lado, y fijó sus brillantes ojos verde lima en ella, con molestia.

—Es tan desagradable. No podemos morderte, Rin-chan. Sin embargo, tú sí puedes entregarnos tu sangre... —apegó su rostro demasiado cerca al de ella, no consiguiendo intimidarla como deseaba—. Y lograré que me supliques ser mordida. Si no soy yo, será uno de mis hermanos, pero tú, querida koneko-chan, serás de uno de nosotros.

Ella sonrió con sorna, rompiendo en carcajadas ante su molesta expresión.

—Lo siento, Laito-kun... Pero tus palabras no hacen más que causarme gracia —Laito le sonrió volviendo a su personalidad inquieta. Rin, de un momento a otro le miró sin ninguna expresión, jaló de su corbata lentamente, y apegó sus labios a la oreja del castaño—. No creas que soy como las chicas que siempre has visto... —adquirió un tono lento y amenazador—. Podría incluso ofrecer mi sangre en una promesa, jamás caería ante ninguno de ustedes.

Laito sonrió ampliamente, casi como Cheshire*, esa oferta era tan tentadora que no dudó ni un segundo en sus palabras.

—Eso suena mejor, Koneko-chan, supongo entonces que tenemos un trato...

Rin Tsukinami, elevó el mentón, aceptando la mano que Laito le ofrecía estrechar.

—Es un trato, Laito-kun.


N/Empty:

Multimedia: Laito sensual hasta comiendo sopa (?

Cheshire: Gato de Alicia en el país de las maravillas.

Pactos, pactos, pactos, no les preguntaré si Rin ganará ya que es obvio que no, es demasiado predecible. Pero hago obvias algunas cosas y escondo otras, preparen sus mentes, pronto se vienen secretos guardados de KarlHeinz

Pd: Carla Tsukinami tiene poderes de transformación al igual que KarlHeinz.

¡Hasta el próximo cap!

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SweetEmpty

❦ Hilos del Destino ❦ Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora