-¿Eres nueva?- Preguntó una chica algo llenita, muy simpática.
-Sí.- Contesté a secas.
-Mi nombre es...-
-Ella no está interesada en raritas como tú, tonta.- Aquí venía la abeja reina.
-Soy Olivia, puedes llamarme Liv. Soy de las pocas personas que conocen lo que es la civilización en este cochino lugar.-
-Soy Lara.- Vi como la chica que fue interrumpida buscó salir de ahí. –Oye.- La llamé antes de que desapareciera. -¿Cuál es tu nombre?-
-No es importante.- Añadió Liv. Quedé viendo a la chica simpática esperando su respuesta.
-Soy Ofelia.- Asentí con una sonrisa y salió de ahí.
-Es del club de los perdedores. Estando conmigo serás intocable, Lara. Nosotros gobernamos este lugar.-
-Lo gobiernan tan bien que constantemente anda en la dirección metida en problemas.- Dijo la señora que había regresado con mis libros. -¿A qué se debe tu visita, Olivia?-
-Necesito un libro de...-
-No tenemos de ese tipo de libros.- Solté una carcajada. Definitivamente me llevaría bien con esta mujer.
-Ingrid, necesito un libro de historia dos. Perdí el mío.-
-Es el segundo libro en lo que va del año. La política es que tienes que dejar ochenta pesos por el libro.- De muy mala gana sacó un billete y se lo dejó en el mostrador. La mujer de cabello castaño volvió a desaparecer entre los estantes.
-¿Por qué estás aquí?- Pregunté.
-Mi papá es el único doctor en no sé cuantos kilómetros a la redonda y a mi madre nunca la conocí.- Dio un pequeño vistazo a mi horario. –Estaremos en la misma clase.-
-Dios las hace y el diablo las junta.- Dijo la señora que regresaba con el libro en la mano. Liv lo tomó y me llevó a rastras de ahí. Apenas alcancé a decirle gracias. –Al menos una tiene un poco de educación.- Agradecí por haberla encontrado porque no recordaba el camino de regreso al pasillo principal.
-¿Por qué estás tú aquí?- Preguntó Liv después de un momento.
-No he sido la hija modelo y mis padres creen que me enseñan una lección. Te llevas muy bien con la señora de la biblioteca, ¿eh?-
-Ingrid Gonzáles, ha pasado aquí toda su vida. Yo también tendría esa cara de peste.- La chicharra sonó lo cual indicaba el inicio de la última clase. Mi primer día y sólo tendría que estar en una sola clase. Matemáticas, ¿a qué genio se le ocurre poner matemáticas a la última hora cuando cuentas los segundos para irte a casa? A estos genios. Me vi en la fastidiosa necesidad de tener que presentarme y el hecho de que me vieran entrando con Liv ayudó a que no me llenaran de preguntas. Era cierto que ella gobernaba el lugar. La clase fue muy buena, tomando en cuenta que estaba un semestre atrasado y que nunca entre a muchas clases me sentí muy bien. La profesora García explicaba muy bien y parecía que le gustaba mucho su trabajo. Agradecía que mis padres me trajeron en viernes, tendría el fin de semana para deprimirme en mi nueva casa.
-¿Estás poniendo atención?- Preguntó Liv.
-Sí. Déjame en paz.-
-¿En serio pones atención?-
-Sí, maldita sea.-
-Señorita Orozco, primer día y está más ocupada con la señorita Torres que con mi clase. Que no se vuelva a repetir.- Asentí y dirigí una mirada asesina a Liv que contenía la risa. Al terminar la clase fui a la dirección para que la directora me llevara a mi nuevo hogar.
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La Hija del Pastor
ChickLitLara, una chica irreverente es enviada a un remoto lugar en México. Si de por sí es horrible estar aquí lejos de la tecnología y de las cosas que conoce; para empeorarlo se topa con Ana, una molesta rubia hija del pastor del pueblo. La línea...
Capítulo 1
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