Pero esto lo negó él rotundamente. Conocía demasiado bien a su tío para consultarle sobre un proyecto matrimonial. El almirante odiaba el matrimo­nio y lo consideraba imperdonable en un joven acaudalado e independiente.

––Cuando conozca a Fanny ––prosiguió Henry––, la querrá hasta la chochez. Es exactamente la mujer que puede disipar los prejuicios de un hombre como el almirante, porque es exactamente la mujer que él se figura que no existe en el mundo. Es la misma imposibilidad personificada, que él descri­biría... si tuviera, desde luego, suficiente delicadeza de lenguaje para dar cuerpo a sus ideas; pero hasta que la cosa no esté completamente decidida... decidida de modo que no pueda dar lugar a ninguna ingerencia, no habrá de saber nada del asunto. No, Mary; estás completamente equivocada. No has descubierto todavía el motivo de mi viaje a Londres.

––Bueno, bueno, ya estoy satisfecha. Ahora ya sé con quién está relacionado y no tengo la menor prisa por conocer lo demás. Fanny Price... ¡Maravilloso! ¡Realmente maravilloso! ¡Que Mansfield hubiera de influir tanto en..., que hubieras de hallar tu destino en Mansfield! Pero tienes mucha razón; no pudiste elegir mejor. Una muchacha mejor no existe en el mundo, y a ti no te hace falta dinero; y en cuanto al parentesco, es más que bueno. Los Bertram son, sin duda alguna, una de las familias principales de esta región. Ella es sobrina de sir Thomas Bertram; cara al mundo, esto sería suficiente. Pero sigue, sigue. Cuéntame más. ¿Cuáles son tus planes? ¿Está ella enterada de su suerte?

––No.

––¿A qué esperas?

––A que... a que se presente muy poco más que una ocasión. Mary, ella no es como sus primas; pero creo que no la requeriré en vano.

––¡Oh, no! Esto es imposible. Aunque fueras menos agradable... y supo­niendo que ella no te quiera ya (y acerca de esto, por otro lado, pocas dudas me caben), podrías estar seguro. La mansedumbre y gratitud naturales en ella la asegurarían como tuya en el acto. Estoy profundamente convencida de que ella no se casaría contigo sin amor: esto es, si en el mundo existe una muchacha capaz de no dejarse llevar por la ambición, he de suponer que es ella; pero pídele que te quiera y jamás tendrá valor para negarse.

Tan pronto como la vehemencia de Mary pudo reposar en silencio, fue Henry tan feliz contándole detalles como ella escuchándolos; y siguió una conversación casi tan profundamente interesante para ella como para él mis­mo, aunque, en realidad, él no tenía nada que contarle fuera de sus propias sensaciones, ni nada que detallarle excepto los encantos de Fanny. La hermo­sura del rostro y la figura de Fanny, las graciosas actitudes y el buen corazón y ternura de su carácter fueron apasionadamente amplificadas; esa ternura que constituye una parte tan esencial del valor de toda mujer, a juicio del hom­bre, que aunque a veces ama a quien no la posee, nunca puede creer que carezca de ella. En cuanto a Fanny, con razón podía él confiar en su carácter y alabarlo. Con frecuencia lo había visto sometido a prueba. ¿Es que existía alguien en la familia, exceptuando a Edmund, que de una u otra forma no la hubiera obligado de continuo a extremar su paciencia y su tolerancia? La intensidad de su corazón igualaba a su ternura? ¿Podía haber algo más alentador para un hombre que aspiraba a su amor? Después, su inteligencia era, sin lugar a dudas, clara y pronta; y sus maneras eran el espejo de su propio espíritu, modesto y elegante. Pero esto no lo era aún todo. Henry Crawford poseía una dosis excesiva de buen sentido para no apreciar el valor de los buenos principios en una esposa, aunque era demasiado poco dado a la seria reflexión para conocerlos por sus propios nombres. Pero cuando afirmaba que en Fanny había aquella firmeza y regularidad de conducta, aquel alto concepto del honor, aquella observancia del decoro que podía garantizar a cualquier hombre una seguridad plena en su rectitud e integridad, no hacía más que expresar lo que le inspiraba el conocimiento de que ella era persona devota y de arraigados principios.

Mansfield Park - Jane AustenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora