Nathaniel negó con la cabeza riendo, solo disimulando el dolor que su corazón acababa de sufrir al recordarse lo mal que estaba y lo lejos que estaba por alcanzar una solución, estaba jodido. Nuria le sonrió, verla a ella era ver a Felicia y eso lo ponía un tanto nostálgico, pero más que nada feliz. Su hija portaba la belleza de un hermoso ser que ahora era un ángel y llevaba el nombre de su madre, esa mujer que hasta el último momento fue fuerte.

Mientras preparaba el pastel platico con su nena de muchas cosas, él quería llegar a algo en específico, pero su hija sabia como evadir los temas y eso le molestaba y ponía orgulloso, él se lo había enseñado. Cuando el recipiente con la mezcla del pastel estuvo en el horno fue cuando por fin Nuria comenzó a deshilarse.

- Dijo el nombre de Trisha cuando me toco. –la boca de Nathaniel quedo en el suelo al escuchar aquello.

- ¿Qué hizo qué?

- Brass dijo el nombre de Trisha cuando me estaba tocando a mí. –se cruzó de brazos. –No se lo perdonare jamás.

- Bueno...yo tampoco lo haría, pero si me dejara pegarle en el culo podría pensarlo.

- ¡Papá!

- Es broma, cielo, es broma. Yo tengo a mi Gael, su culo hermosamente redondo me basta.

- ¿es enserio?

- Obvio. –se rio bajo. – ¿Por qué no lo vas a perdonar jamás? –pregunto sonriendo de aquella forma cálida, como le había sonreído a Felicia alguna vez.

- ¿No me escuchaste? Él dijo...

- El nombre de Trisha cuando te estaba tocando a ti, ¿Sabes que leo entre líneas de eso que dijo? –su hija negó con la cabeza. –Él dijo el nombre de alguien que amaba, pero te esa dando la oportunidad a ti de exorcizar aquel amor viejo e imposible.

Nuria negó con la cabeza, pero en esos ojos azul tormenta había duda, esperanza...eso era lo que su hija hiciera, que luchara. Esas emociones la guiarían a pelear por quien ella ama y con el tiempo sería feliz, también tendría a alguien a su lado cuando él no estuviera.

- Bueno, yo no vine a que me dieras plática. –se bajó de la barra, cogió su mochila y la abrió para extraer unos papeles, después se los extendió. –Justice me dijo que los habías pedido más temprano, me pidió que te los trajera y que cuando acabaras con ellos los devolvieras a las oficinas, mas especifico a Caleb.

- De acuerdo, muchas gracias cielo.

- De nada papá, ya no comas cosas que no sabes su origen ¿quieres? Gael se pone como loco cuando te enfermas, ¿imagínate si te llagaras a morir? –negó con la cabeza divertida, sin darse cuenta del dolor que los ojos de Nathaniel mostraron a tales palabras. –No quiero ni imaginarlo.

- Yo tampoco. –susurro y agradeció que su hija no lo lograra escuchar.

- En fin, nos vemos. –se despidió con un beso en la mejilla y salió de la casa, llenándola de soledad.

- Nos vemos.

Apretó los papeles contra su pecho antes de dejarlo en la mesa, camino al horno y el pastel ya estaba listo, lo extrajo usando guantes de cocina y lo deposito en la barra, necesitaba enfriarse un poco. Camino nuevamente a donde había dejado aquellos documentos, se sentó en una silla y soltó un suspiro, si iba a dejar el mundo donde tanto había sufrido y amado, no se iría con la cabeza baja. Lucharía hasta el final.

Tomo los primeros documentos, hablaban de las empresas Marceli: donde habían sido encontradas las que más Especies poseían, sus empleados, los NEs que fueros rescatados en cada una y sus métodos de castigo hacia aquellos seres inocentes, tembló ante todo lo que habían sufrido. Algunos nombres de empleados los apunto en una libreta, se le hacían vagamente familiar y eso podía ayudar, al menos eso esperaba.

Nathaniel (Nuevas Especies 8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora