Capítulo 20: El todo o el nada

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-¿Le has llamado Alexandra?- Ethan miró a Darío, quién no dejaba de sonreír y de aguantarse la risa por debajo de la nariz. En cambio el rostro de Ethan no parecía progresar para la aceptación de ver a ese tipo cerca de su hermana.- Ni siquiera mis padres cuando se enfadan con ella la llaman así.

-Pues a mí, Alexandra me parece un nombre hermoso.- El chico había ladeado su cabeza hacía la dirección de la joven y le guiño un ojo, haciendo que Alex sonriera mientras negaba con su cabeza.

-Oye, deja de tontear con mi hermana delante de mí. Me importa una mierda no intimidarte, eso no es lo que busco porque tú conmigo tampoco lo haces. Te lo dije ayer y te lo vuelvo a repetir hoy: no te acerques a Alex. Deja de intentar verla porque tú no eres buena para ella.

-Ethan.- Alex se había acercado y se había puesto a un lado de Gideon.- Yo decidiré lo que es bueno para mí, y lo que no.

-¿Tú?- Ethan se cruzó de brazos y contempló a su melliza con el entrecejo fruncido.- Pues está claro que no tenemos el mismo concepto de lo que es bueno y lo que no.

-Está bien, chicos.- Darío no se había movido del sitio, pero la atención del trío había sido conquistada por la voz exhausta del muchacho de ojos color miel.- ¿Por qué no os dejáis de amenazas y chorradas, y os lo jugáis con una apuesta?

-¿Pero qué dices tú ahora?- Ethan se había volteado del todo hacía su amigo y lo escrutaba con su mirada celeste.- No pienso apostarme nada con este tío. Y menos sí tiene que ver con mi hermana.

-A ver, Ethan. Gideon tiene razón. Tu hermana ya es mayorcita y tú por mucho que estés detrás de ellos no van a dejarse de ver hasta que dejen de aguantarse mutuamente. Pero también te entiendo a ti, porque eres su hermano y no puedes evitar sentirte responsable por el bienestar de tu hermana. Así que podéis arreglarlo de una forma amistosa.

-¿Qué idea tienes, Darío?- Gideon se había cruzado de brazos al igual que Ethan y miraba a ese chico que conocía de varios meses por la popularidad de su padre, con un rostro repletó de curiosidad. Darío sonrió y explicó su idea.

-Que Gideon decida un deporte, y hacemos un partido en una hora. Sí gana Gideon, tú, Ethan tendrás que dejar que tu hermana pueda verse con él. Y sí gana Ethan, Gideon tendrá que salir de la vida de Alex ¿os parece bien?

-¡No!- Espetaron los dos mellizos al mismo tiempo indignados.

-Sin duda has dicho muchas idioteces en el tiempo en que nos conocemos, pero con estás Darío, te estás luciendo.- Darío se encogió de hombros delante del insulto indirecto que le había enviado en chico de los ojos celeste, pero Gideon no pensaba lo mismo.

-Me parece una buena solución.

-¿Qué?- Alex había dejado de mirar a su hermano con una mirada colérica y a Darío por empeorarlo todo a Gideon, que volvía a mostrar una de sus hermosas sonrisas.- ¿A ti también se te ha ido la cabeza?

-Idiota, loco…- Darío había retrocedido el paso que antes había avanzado para proponer su plan.- ¿Podéis dejarme de insultar? Solo intentó ayudar.

-En una hora en el campo de fútbol del internado. Vosotros dos contra mí y otro chico que encuentre del internado. También nos tendremos que buscar un portero. ¿Seréis capaces de hacerlo en una hora?

-No pienso jugar al fútbol.

-Venga, Ethan.- Darío le dio un codazo sonriente, pero el joven no parecía estar dispuesto a cambiar su cara.- Será divertido. Además, a mí se me da genial el fútbol. Hace tres años estuve en un equipo de mi antiguo internado y llegamos a las finales.- El mellizo de ojos celestes se quedó pensativo unos instantes después de escuchar las palabras de su nuevo amigo, y finalmente asintió con ayuda de su cabeza.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora