-Eh, eh.. enana. Tranquila. -Me susurró Bill en uno de mis oídos, apretándome un poco más contra su pecho, intentando relajarme.- ¿Me cuentas que te pasa? -Solo negué con la cabeza, más relajada pero sin parar mis lágrimas.- Vale, ponte algo de ropa y descansa, ¿está bien? Necesitas dormir.



-No.. -Dije entre sollozos.- No quiero dormir.... -Suspiré.- Le quiero a él. -Elevé un poco la voz en esas últimas palabras, y como una niña pequeña volví a llorar.



-Alissa, por favor.. ve a la cama. Ya hablarás con él mañana. -Sólo asentí. Sin muchas intenciones de ponerme a dormir.



Me senté en el centro de la cama, Bill aún no se había ido. Fue a coger una ancha camiseta en mi armario y de éste sacó una de color blanca, acercándose para dármela. Mis lágrimas se habían esfumado, me había quedado bastante seca y no podía llorar más. Y estaba muy callada, por mucho que él no parase de decir cosas.



Terminé tumbándome una vez me puse la camiseta, y cuando lo hizo Bill no dudó en alzar las sábanas y con estas cubrió mi pequeño cuerpo, arropándome hasta los hombros. En cuanto sus labios dejaron un beso sobre mi frente y me sonrió, con una sonrisa tranquilizadora, yo suspiré y le devolví la sonrisa acomodándome sobre el colchón.




No sé ni cómo, ni cuándo, pero mi respiración empezó a hacerse pesada, me quedé dormida casi al instante aunque yo pensara que no tenía ganas.



Me desperté ligeramente cuando sentí unas pequeñas y confusas caricias en una de mis mejillas. Mis ojos se abrieron muy despacio, muy muy despacio hasta poder mirar de reojo a quien se tratara. Era Tom, y me miraba con una expresión extraña mientras sus dedos paraban al ver que desperté.



-Alissa.. -Susurró. Yo no reaccioné, solo me puse nerviosa.- Eh, pequeña.



-¿Mm? -Respondí con un simple ronroneo.



-Tenemos que hablar. -Él hablaba en susurros, no queriendo ser brusco. Y yo me reincorporé en mi lugar hasta quedar sentada.



Él también se sentó en el borde, a un costado y lateral de mi cuerpo mientras suspiraba. Supongo que pensando qué hacer o qué decirme.



-Tom si es.. si es por lo de antes no te preocupes.. estoy.. estoy bien. -Él sonrió, negando con la cabeza.



-No, no es eso. Alissa..



-¿Qué? -Fruncí el ceño, me estaba poniendo nerviosa.- Tom habla ya, no hagas que el momento sea más tenso y.. extraño. -Me reí, y él también lo hizo con mucha serenidad.



-Siento mucho todo. -Dijo al fin.



-¿Todo? ¿Qué todo?



-Como me he comportado contigo, lo que te he dicho durante todo este tiempo.



-No importa. Supongo que a veces las personas pues se llevan mal y tú y yo nos llevamos mal, es normal. -Intenté calmar el ambiente. Pero este se empezó a poner extraño en cuanto su cuerpo giró lo suficiente hasta quedar cara a cara conmigo, e incluso colocó una de sus rodillas a mi lado para poder inclinarse hacia mí y quedar cara a cara.- ¿Qué..? -Pregunté, un poco extrañada de su actitud.



-Alissa.. -Volvió a repetir mi nombre, pero esta vez lo hizo mientras sus manos alcanzaban a acoger y enterrar mis orejas entre ellas. Pegó su frente a la mía y estuvo unos segundos rozando mi nariz con la suya.



Mis pulsaciones alcanzaron los mil por segundo, mi respiración empezó a desbocarse y entre temblores contesté como pude.



-¿Sí?



Él cerro los ojos, y aprovechando que hizo tal cosa los míos descendieron hacia sus labios, los cuales empezaba a presionar entre sí con nerviosismo. Era la primera vez que lo veía tan nervioso, pero no me superaba, tenerlo así de cerca me empezó a aterrar, no sé qué quería, y él no hablaba, no contestaba, así que insistí.



-Tom.. ¿qué pasa..? -Murmuré casi de forma inaudible, aunque no para él.



-Alissa.. -Otra vez, otra maldita vez. Me estaba estresando, ¿otra vez se estaba riendo de mí? Lo pareció en cuanto soltó una risita abriendo los ojos para observarme.



-¿Te.. te estás riendo de mí? -Fruncí el ceño, ofendida. Realmente lo estaba pensando.



-No. -Se puso serio al instante.- Quiero... -Suspiró, exhalando una bocanada de aire y provocando que colisionara en el centro de mis labios, que estaban muy cerca de los suyos y resultaba muy tentador.



-¿Qué?



-Quiero.. -Volvió a repetir, aproximando sus labios hacia los míos para provocar un débil roce entre ellos, y sin separarse de mí, volvió a hablar.- Quiero... ¿puedo?



Un aliviado suspiro se me escapó esta vez a mí, colándose mi aire en la abertura de sus labios. Tardé en reaccionar, me temblaba todo el cuerpo. Así que sin mucho más que pensar sobre el tema asentí con la cabeza frenéticamente, aceptándolo. Tampoco le dejé reaccionar, pues antes de que él pudiese dar el paso yo misma incliné mi cabeza hacia la de él, provocando al fin un choque preciso sobre su boca.



Le escuché jadear sutilmente en cuanto sus labios quedaron entreabiertos, correspondiendo ese movimiento para enterrar sus carnosidades entre las mías con mucha suavidad. Mis manos inconscientemente se alzaron hacia sus antebrazos, seguía sujetándome el rostro con sus manos.



Sus labios eran suaves, cálidos. Embriagaban toda mi cavidad bucal. Su aroma.. estaba esperando ese beso por demasiado tiempo y se lo hice saber al comenzar a mover mi boca ansiosa contra la suya, aceptando la punta de su lengua que pedía permiso para entrar, comenzando a juguetear con la mía nada más lo consiguió. Su cabeza se ladeó para hacer encajar mejor nuestras mandíbulas.



Estaba en el séptimo sueño ahora mismo. Sus labios eran especiales... él era especial.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2016 ⏰

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Infiltrado en mi corazón  -  Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora