Kyungsoo no se detuvo para averiguarlo en ese momento. Como hipnotizado, caminó fuera de su habitación siguiendo los pasillos del laberinto, siendo guiado por ese sonido tan familiar. Era una pieza desgarradora que le recordaba algo importante. Sólo cuando estuvo lo suficientemente cerca, fue capaz de recordar en dónde había escuchado eso antes, como si se tratara de un déja-vú: era Jongin. 

Los dedos del chico se paseaban por las teclas con profesionalismo, sabía perfectamente cuál era su siguiente movimiento. Jongin siempre tocaba mejor cuando estaba especialmente triste. Su maestría mejoraba cuando su corazón le pesaba. Era un pianista más increíble cuando estaba lastimado. En ese momento, parecía hacerlo mejor que nunca antes en su vida. Esa vista le recordó a Kyungsoo las imágenes del muchacho que tocaba en el conservatorio después de haber sido rechazado. El recuerdo llegó con tanta intensidad, que casi sentía estar viviéndolo de nuevo. Kyungsoo recordó haber entrado esa tarde, dejando su chelo en la puerta y avanzó de forma callada hasta una esquina, donde lo vio interpretar su triste melodía en medio de lágrimas, como si estuviera en un trance tan artístico y emocional del que no podría salir mientras no tocara hasta estar satisfecho. 

Pero hubieran ciertas diferencias. Jongin parecía mucho mayor, estaba más delgado y su apariencia era diferente. Tenía ojeras marcadas, su cabello rubio estaba desordenado y su expresión parecía mostrar más dolor que la última vez que lo había visto tocar así. Y, además, Kyungsoo no se quedó. Un poco antes de que la pieza terminara, se retiró y dejó que los últimos acordes lo acompañaran hasta su propia habitación. Se tapó con las mantas y lloró en silencio hasta quedarse dormido. 

* *

Luhan estaba sentado en su cama, dándole la espalda a la puerta mientras tarareaba una melodía en su cuarto, jugando con un cubo de rubik, totalmente concentrado en sus asuntos. Unos brazos atraparon su cintura y sintió un rostro apoyarse en su hombro. Luego, unas piernas aparecieron a cada costado de su cuerpo. Escuchó a Sehun suspirar. 

–¿Te sorprendí?– preguntó el castaño con voz suave. 

–No realmente– contestó el rubio con tranquilidad, sin dejar su actividad ni un momento. 

–¿Dónde está tu mente, Luhan? Te siento físicamente aquí, pero pienso que estás en otro lado. Estoy preocupado por ti. 

–Eso no tiene sentido, Sehun. En serio no lo tiene. Estoy aquí, envuelto en tus brazos y concentrado en mi juego. Después de todo lo que hemos vivido, esto es lo mejor que nos puede pasar: el poder estar juntos. 

–Te siento lejos– insistió el menor y Luhan, dejando a un lado su cubo, logró voltearse y puso a Sehun bajo su cuerpo en un rápido movimiento al caer en la cama. 

–Entonces es el momento perfecto para que me sientas... cerca–la sonrisa pícara del delgado chico fue lo último que Sehun fue capaz de ver antes de sentir unos labios chocar contra los suyos. Unas manos juguetonas se colaron poco después debajo de su camiseta. 

Luhan siempre era atrevido y le encantaba provocarlo. Sehun siempre lo disfrutaba, pero en ese momento sus pensamientos estaban más enfocados en la extraña actitud que tenía el rubio desde que había despertado. Estaba más distante de lo normal, cuando se ponía melancólico, y sus bromas eran cada vez menos frecuentes. Ya no lo buscaba como antes y ya no insistía en colgarse en él permanentemente. 

–¿Pasa algo?– preguntó Luhan y luego besó su pecho, cerrando los ojos. 

–También quisiera preguntarte lo mismo. Últimamente has estado muy distante. 

–Quería darte tu espacio, pero al parecer te gusta que lo invada. ¿Me equivoco?– Sehun se sonrojó por el doble sentido de sus palabras. –Ahora cállate y hazme el favor de hacerme gritar tu nombre, si eres tan amable. 

Sehun se tomó aquellas palabras en serio. Iba a hacer que Luhan nunca fuera capaz de estar con otra persona, porque siempre pensaría en él. Odiaba la posesividad que el rubio le provocaba, pero ya no podía evitarlo. 

–Eres mío– sentenció mientras clavaba sus dedos en las caderas del otro, que se retorcía debajo de su cuerpo. 

–Soy tuyo– respondió Luhan, aferrándose a él y enredando su dedos en las hebras castañas, para poder resistir mejor sus movimientos. 

–Soy yo quien consoló tu soledad, Luhan. No me dejes porque ambos regresaremos a ese punto– Sehun no sabía por qué dijo eso, pero afortunadamente parecía que el otro chico ni lo escuchó, porque estaba muy ocupado mordiéndose el labio con fuerza. Finalmente, dejó salir un grito ahogado. 

–Sehun...

* *

–¿Y ahora qué?– Chanyeol frunció el ceño al escuchar un recibimiento tan poco cortés por parte de Baekhyun. 

–Sólo que'ria conversar– respondió suavemente y se alegró en el fondo de su alma al notar que Baek se avergonzó por su rudeza.

–Estoy un poco ocupado– se justificó, intentando evadirlo un poco, pero Chanyeol tenía mucho que decir. 

–No tomará demasiado de tu valioso tiempo. No te preocupes. 

Baekhyun alzó la mirada y encontró al gigante a tan sólo unos pasos de él. El menor se agachó un poco y besó suavemente los labios del pelinegro como un cariñoso saludo. Fastidiado, Baekhyun se limpió con sus delgados dedos y le lanzó una mirada asesina. En los últimos días, Chanyeol había estado actuando con unas confianzas demasiado grandes a pesar de las quejas de Baekhyun, incluso cuando lo alejaba y lo amenazaba. 

–Baek, creo que tengo una idea de lo que haces y también creo que deberías parar. 

–¡Tú no sabes nada acerca de lo que estoy haciendo?– se exaltó Baekhyun, pero enseguida intentó tranquilizarse. –Te pedí que confiaras en mí. Sólo déjame, no intentes entrometerte. 

–Les estás diciendo a todas estas personas que no pueden estar en una relación con la persona que aman. ¿Cuál es el motivo para hacerlo?– quiso saber el gigante y Baekhyun se tapó el rostro sorprendido. 

–¿Cómo es que...?

–¿Cómo es que lo sé?– preguntó Chanyeol confirmando sus sospechas. –Bueno, Luhan y Kai han estado actuando muy raros últimamente. Escuché su conversación sobre consejos que les das. No te basta con arruinar tu propia relación, ¿ahora quieres destruir la demás también? ¿Cómo es que llegaste a ser tan egoísta?

El sonido se escuchó en todo el lugar. Chanyeol no podía creer que Baekhyun lo había golpeado y que la cachetada había resonado de esa manera. Baekhyun lo miraba indignado, con los ojos llorosos y el ceño fruncido. 

–¿Egoísta? ¿Eso es lo que piensas de mí? Después de todo este tiempo, intentando dar lo mejor para que todos aquí estuvieran mejor, ¿esto es lo que gano? Todos quienes han hecho caso de mis consejos saben que lo hago porque me importan y no quiero verlos sufrir. Esas personas se han ganado mi amistad y los quiero como a mi familia. Pero la única persona...– el chico calló por un momento. –La única persona que realmente me interesa y que necesito que me entienda, se pone en mi contra. Park Chanyeol, te voy a decir esto una sola vez: estás a punto de convertir todo el amor que siento por ti en odio. Eso es imposible de revertir, así que ten cuidado con lo que haces y dices frente a mí ahora, porque nada será perdonado. 


Monster: You're my lucky one (OT12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora