Historia 2: Una rubia testaruda y un pervertido sin remedio

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Levábamos horas hablando entre todos, alistando cosas importantes, pensando en todo lo que haríamos cuando estuviéramos allá y buscando mitos y leyendas propias de aquel país.

Emilia dejó de hablar por un momento y yo decidí hacer lo mismo, Elliot y Sebastian ya se entretendrían entre ellos. Saqué una de las maletas más grandes que tenía para salir de viaje y deslicé la cremallera, era mejor al menos alistar la ropa que llevaría desde ya, se supone que sería un clima cálido, así que alisté toda la ropa que pensé podría servirme. Estaba emocionada por aquel viaje, unos días fuera de la ciudad no estaría para nada mal, olvidar las constantes peleas de papá y mamá seria como una bendición, mi hermano mayor Axel venia de vez en cuando a visitar y se quedaba pero no lo suficiente como yo hubiera querido a él también le incomodaba la tensión que se olía en el aire.

Cuando éramos pequeños era él quien la mayoría de veces me sacaba del lugar de la pelea y me protegía, s instinto protector era adorable y nos ayudó a crear una relación de confianza mutua, sin embargo en cuanto crecimos el escogió ir a estudiar a otra ciudad olvidándose de mí, yo no era quien para decirle que no podía hacer lo que quisiera, además en cierto modo seguía siendo pequeña en comparación a él. Se disculpó conmigo tantas veces que ni siquiera logro recordarlo pero hoy en día es algo del pasado, un pasado no tan lindo, los hermanos un idos e inseparables dejaron de existir hace tiempo y no sé si es graciosa o dolorosa la forma en que todo cambió por una simple decisión. En cierto modo entendí a Axel, él quería alejarse de todo ese drama al igual que yo y en canto se le presento la oportunidad huyo de allí. Luego de eso todo cambió para mí, debía aprender a estar sola y a consolarme sola, me valí por mí misma de tal modo que aquellas discusiones ya no pudieran dañarme, ya hasta me parecían absurdas y vanas. Mis padres nunca fueron el tipo de personas que llegaban a los golpes pero los gritos eran comunes, así fuera que se arreglaran al día siguiente.

Axel pronto hizo su propia vida y empezó a visitarnos en casa, su mirada compasiva siempre me incomodaba y llegábamos a discutir porque él pensaba que seguía siendo la misma niña temerosa de antes, estaba tan equivocado. Yo sabía que se sentía culpable, pero la culpa no sirve de nada, no luego de haber hecho el daño, así fuera una pequeña herida la cicatriz seria irremediable.

Las horas para el viaje se pasaron más rápido de lo que esperaba y cuando menos medí cuenta ya me encontraba subida en el avión.

La maleta más grande la metí en la parte trasera del avión y mi pequeña mochila la subí conmigo hasta mi silla. Emilia se acomodó junto a una ventana y Sebastian se sentó a su lado. En las pequeñas cabinas de arriba había un gran espacio así que decidí colocar mi mochila ahí pero al parecer estaba demasiado gorda. Me puse de pie e intente con todas mis fuerzas empujarla pero era inútil. Anunciaron a todos que tomaran asiento y a lo lejos vi como la insoportable de Beverly se acomodaba al lado de Will Mcdaniels mientras hacia una risita tonta. Sacudí mi cabeza con desaprobación <<que tonta es>> pensé

Alguien se acomodó en la silla a mi lado y me puse en alerta al instante pero me relaje luego de ver al idiota de Elliot sonriéndome. Sentí como mi cara se arrugaba de fastidio pero sabía que él no se movería de allí. Elliot era un buen chico pero s forma de ser me recordaba a mi hermano cuando coqueteaba con otras chicas, siempre siendo una especie de imbécil con un toqué encantador, con esa sonrisa que derretía a las chicas más ilusas de todo el instituto, era ridículo. Mis intentos por alejarlo desde que lo conocí han sido en vano, a veces tenia oportunidad de alejarlo gracias a Cleo pero ahora que era parte oficial de nuestro grupo de amigos era como un grano en el trasero.

— ¿se puede saber qué haces? —Pregunté sentándome con violencia en el asiento junto a el

—Sentándome ¿que no ves?

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