Capítulo 5: La marea y la brisa.

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—Bueno, ¿De qué querías hablar?

David salió de la habitación con un conjunto que lo hacía lucir bastante atractivo, como un modelo salido de las revistas, del que se destacaba su cabellera blonda brillante y sus ojos azules que me miraban con inocencia, con esa luz de niñez aun latente, y curiosidad por mi visita.

—Sobre la discusión, para que quedara todo en paz.

— ¿No será para contarme sobre tu cita con Solomon? Los chicos que viven en la misma fraternidad que él estaba comentando algo en los vestuarios.

Genial. Los colores se me subieron a la cara y sentía como que ya me estaban asando para servirme en un plato de lo avergonzada que estaba. En verdad lo había visitado para que conversáramos normalmente y no se sintiese la separación como algo trágico, aunque debía reconocer que quería aprovechar para contarle mi situación actual con Solomon.

—La cita estuvo bien, lo que podrías esperar de Solomon pero no paso a mayores si es lo que te imaginas.

Supuse que con esa respuesta le había dejado en claro que la noche anterior simplemente había sido conversar sobre tal o aquel tema y disfrutar de la cena, no había habido besos robados, ni insinuación, tal vez si peleas o discusiones sin sentido, pero nada más allá. David mostró cara de asombro, quizás esperando que respondiera otra cosa y luego rio por lo bajo, burlándose probablemente de Solomon y luego me sonrió como si no le quedara otro remedio.

—Entonces van lento, bien, bien, es extraño pero tranquila, yo no me siento incomodo al hablar del tema.

Le di unas cuantas palmeadas en el hombro, tratando de darle animo, toda la situación en sí era extraña, él cediendo para que su ex novia estuviera con su mejor amigo, tener que escuchar de mi boca que le contara aquello, realmente se escuchaba como algo difícil de sobrellevar, sin embargo, queríamos regresar a nuestra antigua relación y oír como bromeaba era un gran alivio. Todo estaba resultando mejor de lo esperado.

— ¿Sabes que pidió perdón por golpearte?

—Vamos Rebecca...deja de bromear.

Y chistaba, de camino a la cocina, sin creérselo ni una pizca.

—Lo digo en serio David, estoy convencida de que se sentía culpable de haberlo hecho.

Se echó a reír a carcajadas, como si estuviera diciendo incoherencias, en un mundo donde Solomon jamás diría esas palabras. Simplemente se limitó a echarse sobre el sofá de la sala con un trozo de pizza en la mano y con la otra buscaba el canal de noticias de deportes. Me senté a su lado, suspirado algo harta de su actitud, con el fastidio otra vez surgiendo de su comportamiento tan estúpido y me le quedé viendo un buen rato esperando incomodarlo lo suficientemente rápido para que me diese atención.

— ¿Me crees o no me crees? Sé que eres súper orgulloso y no quieres perdonar a Solomon pero somos amigos desde pequeños, creo que mínimamente deberías darle una oportunidad.

Por fin volteó a verme, con el entrecejo fruncido, sus ojos afilados emanaban esa aura asesina que convertía al aire pesado, denso, cargado de tanto odio a su mejor amigo que incluso parecía que duraría ese sentimiento hasta el final de los tiempos, sin ni siquiera inmutarse ante mi reflexión extremadamente comprensiva con Solomon.

—No lo sé, entre hombres siempre está el orgullo de macho dominante y prefiero, al menos por un tiempo, dejar las cosas así.

—Haz lo que quieras, es tu decisión.

Mascullé con mi voz llena de veneno, levantándome automáticamente del sofá refunfuñando, enojada de que fuera tan orgulloso, tan estúpido como para no perdonarlo, sintiendo un poco como mi propio orgullo era herido indirectamente ante la evidente posición de David en el asunto. El haber sido fácilmente arrastrada pon la marea, me había permitido descubrir que Solomon no era el mujeriego que había creído por mucho tiempo, si no todo lo contrario, era un simple chico que buscaba que las mujeres lo dejaran en paz, hasta sacrificaba su espacio personal tan intimo para que se le sujetara aquella sanguijuela y le succionara el poco e inusual buen humor que pudiera poseer durante el día. Era irónico pensar que ambos, ahora libres, todavía teníamos problemas con los que lidiar.

Solsticio de Invierno( final trilogía Solsticio de Verano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora