Tan pronto como el león se alejo de él, se echo a correr en dirección al bosque, podía escuchar al León corriendo tras de él, incluso llegó a sentir el aroma del animal, pero antes de que este pudiera mordelo se estrelló contra uno de los árboles. Percy se volteo viendo que el León se había quedado a unos escasos centímetros de haberlo matado, sentía como su corazón latía velozmente amenazando con salir de su pecho. — ¡Oh vamos! ¿No me puedes dejar descansar unos minutos? — exclamó Percy al ver que el León se levantaba aún más furioso. El chico corrió hasta el árbol más cercano El tratando de subir lo más alto.

"Toda la piel del León de Nemea es resistente, solo su boca y ojos son frágiles" recordó Percy lo que Atenea le había enseñado. El chico sacó su arco tratándose de concentrar pero las mordidas furiosas que le lanzaba el león le hacían difícil la tarea. — Esto es sencillo, tu puedes — murmuró Percy mientras cerraba los ojos, el león lanzó otra mordida justo debajo de sus pies. Al abrir los ojos Percy disparo un par de flechas que se clavaron justo en el hocico del animal, pero a pesar de eso el León seguía intentando morderlo. Percy disparo un par de flechas más derribando al animal del árbol. Se espero unos segundos en su posición hasta que el León se empezó a disolver, dejando solo su piel. Percy se dejó caer en el suelo exhausto, ¡Por Hades! Eso había estado tan cerca, aún sentía como su corazón latía con fuerza, esta era la primera vez que estuvo cerca de morir.

— Se me había olvidado — murmuró Percy mientras se ponía de pie para regresar al campamento. Los monstruos habían aprovechado que la mayoría de los semidioses estaban dormidos para incendiar algunas cabañas. Pero lo que más le preocupaba era que la cabaña de Artemisa, era una de las que se estaba bajo las llamas, tal vez sus hermanas aún estaban dormidas. 

— Espero que nadie me vea — murmuró, mientras se concentraba antes de que varias olas golpearan a cada cabaña, sofocando el fuego.

Los monstruos desaparecieron del lugar inmediatamente cuando vieron que la Diosa Artemisa llegó al campamento. Quirón de inmediato corrió entre las cabañas tratando de ayudar a los semidioses heridos, al igual que algunos semidioses que trataban de ayudar a sus amigos.

— ¿Estás bien? — pregunto Percy al ver a la hija de Atenea, aunque tenía un par de rasguños no parecía ser nada de gravedad.

— Si, gracias por lo que hiciste — respondió la chica guardando su daga, — Aunque aún no entiendo como es que entraron en el campamento.

Ambos se giraron hacia donde se encontraba el árbol de Thalia, viendo una columna de humo, tanto Percy y Annabeth corrieron hasta la frontera.

— No puede ser — dijo Annabeth cuando vio que el árbol de Thalia se encontraba totalmente quemado, y con ello, la protección del campamento no existía. Percy examinó alrededor del árbol, intentando encontrar algo que le ayudará a saber quién había sido el responsable.

— ¿Por Hades, cómo ha pasado esto? — exclamó Quirón al ver lo que había pasado con el árbol de Thalia.

— ¡Fueron ellos! — grito un hijo de Hermes señalando tanto a Percy como Annabeth.

— ¿Acaso estás loco? Annabeth nunca haría algo así — exclamó Malcom colocándose frente a su media hermana.

— Entonces tiene que ser el nuevo — exclamó un hijo de Ares.

— Creo qué esto es tuyo, ¿no es así? — dijo Chris levantando una playera naranja del piso, Percy intento reclamar pero se quedó en silencio al ver una P grabada en la espalda de la playera. Percy pudo ver a sus hermanas, quienes apretaban con furia sus arcos intentando no atacar a los campistas.

— Él tiene que pagar por lo que ha hecho — añadió Chris, los hijos de Ares se acercaron a Percy, pero antes de que pudieran hacerle algo, tanto Dionisio como Artemisa aparecieron frente al muchacho.

Percy Jackson El Hijo de la CazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora