Si algo extrañaba de mi ciudad era el sol, el cielo azul todos los días y la luminosidad qué me llenaba de vitalidad; en Londres había muchas cosas hermosas pero definitivamente el clima era algo que no dejaba de disgustarme, conduje con los vidrios abajo disfrutando del cálido día y los rayos del sol sobre mis anteojos oscuros. Entre la música y el camino con poco tráfico se me hizo súper corta la llegada hasta aquel gran edificio frente a mí, aparque satisfecha en el lugar reservado únicamente para los empleados y camine entusiasmada hacia las puertas eléctricas.

-Señorita Mathius Buenos Días- la secretaria del día anterior se puso de pie en cuanto me vio, seguía teniendo la misma sonrisa cordial qué el día anterior, tal vez era un requisito indispensable de su trabajo -La señora Bennett lamentablemente hoy no puede venir, pero me pidió que le enseñe la editorial y le presente al equipo de trabajo.

-Oh, está bien... Vamos entonces- mire con atención a la secretaria mientras caminábamos intentando recordar su nombre, pero penosamente no podía hacerlo.

-Esta es la sala de juntas, generalmente quien tiene la potestad para utilizarla es la señora Bennett pero si algún día requiere de una reunión urgente con todos, se puede comunicar conmigo y con gusto la habilitaremos- todas las oficinas estaban separadas de los pasillos por medio de panorámicas siendo la única defensa contra curiosos, las persianas.

Seguimos caminando por al menos tres cuarto de hora, la secretaria no olvido ni siquiera mostrarme la salida de emergencias y no paraba de hablar en ningún momento indicando una puerta tras otra y abriendo algunas de ellas para presentarme al habitante de cada oficina, para cuando terminamos a duras penas podía recordar un puñado de caras y nombres, priorizando mi memoria en aquellos que podían ser de gran relevancia para mi trabajo.

-Y bien, esta es su oficina. Si necesita algo Loren estará encantada de ayudarle- Loren era la última persona que me presento, quien tenía su oficina justo al lado de la mía -La señora Bennett dejo un par de manuscritos sobre su escritorio para que los revise una vez que se ponga cómoda.

-Gracias...

-Paige, no me presente oficialmente, lo siento.

-Gracias Paige- dije estrechando su mano antes de que me dejara sola en mi nueva oficina.

Me senté frente al escritorio negro y monótono, la oficina era de al menos unos 6mts cuadrados, una panorámica cubierta por persianas también negras daba hacia los pasillos y una mucho más grande hacia la ciudad, estábamos en un noveno piso, lo cual alcanzaba para tener una linda vista de los alrededores. La decoración de la estancia se basaba en una gran biblioteca moderna negra sobre la pared blanca del fondo, el par de sillas al otro lado de mi escritorio y un par de sillones blancos de cuero, era todo un lienzo en blanco, un espacio impersonal qué podía manipular a mi antojo.

-Mañana nos encargaremos de ti- pensé en voz alta imaginando las cosas que traería para hacer de aquel, mi espacio propio.

Me saque el blazer qué me había puesto esa mañana sobre mi blusa y lo coloque junto con mi bolso en uno de los gabinetes del escritorio, realmente qué era un gran trozo de madera, un mueble de ébano en forma de ele con espacio más que suficiente para desenvolverme a mi antojo. Observe la Mac frente a mí, percatándome qué a su lado había también un ipad -aun en su caja- con un post it pegado a ella, lo tome entre mis dedos para leer la estilizada y pulcra letra.

"Un regalo de bienvenida para nuestros nuevos miembros en la familia de Paper Phoenix. Bienvenida Chloe.

Jennifer Bennett. Editora Jefe"

Sonreí pero deje el ipad para más tarde, en cambio tome los manuscritos qué había dejado para mí leyendo el título impreso en la primera página. Elegí uno de los dos al azar y me lo lleve a uno de los sillones instalándome a leerlo, después de todo, no había mucho más por hacer en un primer día de trabajo.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora