—Bueno, hoyuelos.
— ¿Ustedes se pusieron de acuerdo para llamarme por apodos ridículos acaso? — pregunté a ambos un tanto extrañada.
— Quizá — contestaron al unisón.
—Pues entonces yo los llamare... — quedé pensando.
—No tienes apodos para nosotros — dijo Facu.
—Puedes llamarnos bello uno y bello dos — bromeó Gabi.
—Sí claro cómo no — contesté rodando los ojos y sonriendo levemente.
Ambos me ayudaron a preparar la lasaña. Gabi traía unos jeans negros holgados y una remera azul con un balón de fútbol americano y unas inscripciones por arriba y por debajo. Facu vestía bastante similar, con un jean azul y una remera violeta con unos extraños dibujos. Amaba ese tipo remeras, las usaba siempre que podía. Tenía unas cinco remeras de ese estilo y a pesar de lo que me dijese el resto las usaba todas. Siempre me parecieron extremadamente cómodas.
—No les extrañe si se quedan mágicamente sin esas remeras— dije señalando a ambos—. Son de mis favoritas.
—Me gusta que las chicas usen remeras grandes —comentó Gabi—. Dejan mucho lugar a la imaginación.
Me sonrojé ante el comentario. Sí, me sonroje toda mi vida muy fácil.
Luego de una hora todos estábamos sentados en la mesa, almorzando mi lasaña, de la que estaba verdaderamente orgullosa.
—Esto esta delicioso Ana — alagó mi tío.
—Gracias — contesté—. Ayudaron también los chicos.
—Si con ayudar te refieres a pasar los ingredientes, sí, somos todos unos cocineros — dijo Facu haciendo reír a todos.
— ¿Cómo anda el colegio? — preguntó mi tía.
—Todo excelente, promedio 10 en todo — contestó apresuradamente mi mamá, sintiéndose orgullosa de su hija.
—Felicidades, ojalá los chicos aprendieran de ti — dijo mirando a mis primos con reproche.
— Solo me llevé 5 mamá, además las rendí ¿O no? — dijo Gabi un tanto avergonzado.
—Yo tuve promedio ocho — dijo Facu a la defensiva notablemente molesto.
—Sí, pero podrían esforzarse un poco más — esta vez fue mi tío quien habló.
Se produjo un silencio incomodo que rompió mi abuela:
— ¿Saben quién vino chicos? — preguntó mirando a los muchachos— Cuéntales Ana — me dijo al notar que no respondían.
—Estooooo, Agustín, el vecino, está aquí, quiero decir que eeeeh, en el campo de los Mendoza — contesté realmente muy nerviosa.
Me ponían nerviosa varias cosas, entre ellas, hablar sobre los hombres frente a mi familia u otros hombres.
—Genial — contestó Facu.
—Me parece que alguien se ha enamoradoooo — canturreó Gabi irritándome.
—Ya cállate, no es cierto — dije golpeando su hombro.
—Ana Glocer, compórtate como una señorita — me regañó mi madre.
—Ella, señorita, si claro — dijo Gabriel.
—Gabriel — lo retó mi tía.
—Lo siento — se disculpó.
Luego de terminar de almorzar comimos el postre, frambuesas con dulce de leche y crema. Una vez que levantamos, lavamos y guardamos las cosas fui a la habitación de mis primos para ayudarlos a desempacar.
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El Verano en el campo es Azul [✔]
Short StoryAna no está ni un poco entusiasmada por ir a pasar, nuevamente, sus vacaciones de verano al campo de su abuela. En aquel lugar se aburre demasiado y siempre ha tenido que hacer todo sola. Pero este verano eso cambiará, ya que se reencontrará con sus...
☀𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 3☀
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