Capítulo III El Inicio de la Infancia

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-Maukari, linda ¿Qué te pasa?- preguntó con dulzura

-La maestra dijo que El Niño Jesús no existe- dije en lágrimas, mi mamá me abrazó, respiró profundo tres veces y luego me empezó a explicar con el mayor cuidado posible sobre la realidad

Dos meses después la maestra nos encomendó una tarea, cada uno tenía que exponer un tema diferente en clases, a mí me tocó "Los Seres Vivos". Mi madre me empezó a explicar y a preparar para la exposición, diciendo que los seres vivos nacen, crecen se reproducen y mueren. Ella me explicó cada una de las fases pero cuando llegó a la reproducción, la explicó de la manera científica, pero como yo no entendí pregunté

-Y ¿Cómo puede unirse el espermatozoide con el ovulo si tu estas por un lado y mi papá por el otro?- al preguntar, hice que mi madre abriera los ojos en forma de sorpresa y mi padre que iba pasando por un lado de nosotras se detuviera en seco

-Maukari, déjalo así. Explica lo que te dije y ya- me dijo ella con la intención que yo no insistiera, pero mi curiosidad era más fuerte

-A no, si no me explican no expongo nada- dije molesta y haciendo puchero

Mi madre se paró y llamó a su ginecóloga, parecía como si yo hubiese preguntado algo malo. Después de un rato mi mamá se acercó a mí, me halo para la tornillería y me explicó

-Cuando mamá y papá se casan y se hacen mucho cariño, ellos se unen y es como el espermatozoide y el ovulo se unen para crear al ser vivo. Tienes que prometerme que no explicaras esto en la exposición sino lo que dije antes ¿entendiste?- me dijo ella con delicadeza y haciendo que yo entendiera rápido y asintiera con la cabeza

Un año después nos mudamos del depósito a una casa que mis padres habían comprado cerca del centro, dentro de un pueblo que limitaba con el mismo. La casa era grande, mis padres la habían terminado de construir, me gustaba mucho el lugar, tenía un patio grande y espacioso. Meses antes mi padre trajo un pastor alemán a casa, le coloqué Duque, era muy juguetón y demasiado manso, lo trajimos con nosotros, pero algo en la casa no me convencía, las dos últimas habitaciones eran muy oscuras y se sentían un ambiente denso, en especial la habitación derecha. Nos colocaron a escoger las habitaciones y mi hermano se adelantó escogiendo la primera habitación que se veía completamente normal, yo tuve que escoger entre las dos últimas habitaciones y escogí la que me pareció menos oscura.

Estaba feliz de poder tener mi propia habitación y dormir sola, pero la primera noche me costaba hacerlo, sentía como si alguien me mirara desde la puerta, por lo que me voltee al otro lado y me quede dormida cuando

-Estaba en el depósito, durmiendo en mi cama, cuando mi madre se acercó a la entrada de la habitación y se quedó observándome con ternura o eso parecía, cuando ella volvió aparecer detrás de la que ya me miraba y dijo:

-"Te reprendo en el nombre de Jesús"-

La que me estaba mirando se volteó hacia ella y desapareció para luego quedar la que reprendió, ella se acercó a mí, se sentó en mi cama y me acarició la cabeza-

Yo me desperté asustada pero no dije nada. Cuando me levanté mi madre me empezó a contar que había estado luchando con una mujer que apareció en mi puerta, pero de allí no pasaba, ella la reprendió y se fue. Yo aunque era niña me quedé atónita con lo que me acababa de contar pues era lo que yo había estado soñando, aun así no le conté nada al respecto.

Iniciaron las clases y yo estaba ansiosa por volver a ver a Jesús solo que, cuando el trasporte me fue a buscar me llevó a un lugar diferente, yo no entendía que pasaba y miré a mi madre para que dijera algo. El auto se detuvo en un lugar pequeño donde decía "Colegio Angelo", entendí que me habían cambiado de escuela, pensé que tal vez a Jesús lo habían cambiado conmigo, pero cuando entré no vi a nadie conocido, solo una niña que estudiaba conmigo en la otra escuela. Quería llorar, no podía ser el final de la amistad de Jesús y la mía.

Historia de una GuerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora