—De ninguna manera, tengo dos brazos, no necesito que nadie me lleve el almuerzo a la mesa.

Forma una mueca de disgusto, pero con un gesto me indica que haga lo que quiera, ruedo los ojos y me voy a servir mi almuerzo. Tomo dos sándwich de pollo y un zumo de limón, observo como las barbies amigas de Nicole eligen el almuerzo para ella. ¿Qué se cree esa chica? ¿que tiene sirvientas? Sus amigas son unas estúpidas, incluso más que ella ¿en qué clase de mundo se cree que está? Deberían de bajarla de aquella nube en la que se encuentra, por su sano juicio deberían tenderle un paracaídas.

Voy a la mesa del centro, justo donde se encuentra ella. Me detengo a mitad de camino con mi bandeja en manos cuando observo que sobre la mesa tiene un esmalte negro y otro de color rosa pastel, hace una mueca tras otra mientras decora sus uñas con los esmaltes. Sigo mi camino y cuando estoy frente a ella dejo caer la bandeja en la mesa, me siento y comienzo a comer en total silencio. Cuando estoy a punto de llevarme mi pan de pollo a la boca siento su mirada seguir mis movimientos, así que alzo la vista. Mira directamente mi sándwich con asco.

—¿En serio te vas a comer eso?— pregunta como si a mi garganta fuera a parar algún insecto.

Miro mi sándwich, luego a ella.

—¿Qué tiene?— pregunto.

—Alto en calorías, eso te podría hacer aumentar hasta tres libras en segundos, según mi doctora eso tiene...

—No te preocupes— le sonrío de manera
falsa— soy yo la que lo voy a comer.

Tuerce la boca. Justo en ese instante llegan sus amigas con las bandejas de comida, la castaña (llamada Clarisse, creo) deposita frente a Nicole una de las dos bandejas que traía en sus manos. Me sonríe de forma cínica.

—Esto es comida— capta mi atención.

Mi mueca de asco se forma cuando veo en su plato ensalada, zanahorias picaditas, demasiada lechuga y remolacha, también pepinos.

—En realidad yo no comería eso—  digo siguiendo con la tarea de comer mi sándwich.

—Esto es saludable, no me hará engordar y pasar toda una tarde en el gimnasio.

Me encojo de hombros.

Miro por sobre la cabeza de Nicole, Daniel se está acercando a nuestra mesa con Bryan a su lado. Me dan ganas de reír al ver que vienen caminando como si fueran modelos de una marca importante; son la clase de chicos que los ve y darías lo que fuera por estar con ellos aunque sea un segundo, son bastante atractivos, con un cuerpo bien formado, también son la clase de chicos presumido, bromistas y estúpidos, pero me he dado cuenta que a pesar de todo tienen un gran corazón.

Bryan nos saluda a todas y luego se va a otra mesa con unos chicos. Daniel llega y se sienta al lado de su novia, le da un beso en la mejilla y luego se gira hacia mí.

—Hey Natt ¿qué tal tu primer día de clases?

—Bien— le sonrío— la primera clase fue de Sicoanálisis con la maestra Henlein. Fue bastante interesante.

Daniel sonríe grandemente.

—¿En serio? Dime, ¿de que trató la clase?— pregunta interesado.

—De la personalidad de las personas, su conducta. Según Sigmund Freud, la personalidad se forma a partir del rechazo en el subconsciente de situaciones vividas en la infancia como fuentes de...

—A ver— interrumpe Nicole— la comida es para hablar de cosas interesantes, importantes ¿comprenden? No para hablar del análisis o lo que sea. Además ¿por qué le preguntas a ella y a mí no? ¿es más importante acaso?

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora