Pensé mientras mordía mi magdalena, realmente estaba deliciosa.

Mejor no...

Mejor callate.

Esto de discutir con mi mente se estaba empezando a volver normal. Bueno, normal para mi, para el resto debo parecer un bicho raro si me escuchasen. Aunque por suerte aún nadie lo había hecho.

Cuando había terminado de "desayunar", o más bien casi almorzar, ya que eran la 1 de la tarde, comencé a andar de nuevo hasta el aparcamiento del colegio. Había dejado allí mi coche y mis cosas, y no estaba segura de si volver a clases o no, aunque debía recoger los papeles donde me indicaban que hacer o estudiar.

Tragando mi orgullo y vergüenza abrí la puerta principal dándome acceso al primer pasillo. Realmente todos estaban en clase ahora mismo y no me toparía con nadie. Se podía oír a algún que otro profesor gritar a los alumnos de los cursos más inferiores, a algunas chicas cuchichear en el baño con el propósito de no ir a clase e incluso un par de alumnos caminaban por los pasillos intentando perder el mayor tiempo posible antes de volver a sus aulas. Así era, no era la única con pocas ganas de entrar.

El aula de Biología quedaba bastante alejada de la entrada, así que a paso más bien lento comencé a caminar hasta allí. Cuando iba a llegar pude escuchar tres voces familiares, como una niña me escondí para escuchar.

-¿De verdad pensaban que iban a escaquearse tan fácilmente?- la voz de uno de los profesores más rudos se escuchaba bien sonora por el pasillo- Deberán cumplir un castigo.

-Pero...

-Silencio Jumper, usted es el que mas jaleo ha armado- una sonrisa se formó en mi rostro- y usted será el que más horas de castigo cumpla.

-Tonto...- la voz de Dashcov me hizo recordar el aparcamiento, últimamente él estaba en todas partes. Incluso en mi mente.

-Y usted también señor Dashcov- una pequeña risa se escapo de mis labios- Ah, y señorita Wolf, salga de detrás de la esquina y venga también.

Mierda....

Me acerqué caminando sin mirar a ninguno de los dos chicos, uno porque me quebraría y al otro porque no sabría como reaccionar.

-Los tres tendrán asignado un alumno de primero, y tendrán que ser su tutor- la voz de fastidio de Eric resonó.

-No es justo, él fué quien me golpeó a mi- su voz se dirigía más a mi que a nadie más- yo soy la víctima.

-No te hagas la víctima- giré a mirarlo- yo solo intentaba rescatar a lo que parecía un chaval indefenso, si llego a saber que eras tú hubiera dejado que te destrozara la cara- su cara de sorpresa, unida a las de terror del profesor y la de burla de Dashcov no tenían precio.

-Pero...

-Calla ya idiota- Dashcov golpeó sin mucha brusquedad la nuca de Eric- siga profesor.

-Lo que decía, Eric tu cumplirás con 2 meses de castigo o tutoría. A lo mejor así te ayuda a ser un buen ejemplo, antes no eras así.

No, antes era mi amor platónico, ahora es un idiota más.

-Dashcov usted hará un mes completo- una pequeña mueca de desagrado se formó en su rostro, haciendo que contuviera una risa, se veía tan infantil así.... Y tierno... No, tierno no.

-Y usted señorita Wolf, ya que solo asistirá a clases una semana si y la siguiente no, hará un mes también pero amoldado a su asistencia ¿Entiende?- no era tonta, o no tanto.

-Si- mi seguridad en la afirmación rompió su superioridad.

-Entonces vuelvan a clase- asentimos, mientras veía como el profesor se marchaba mis manos temblaban ante la duda de que hacer ahora mismo. Entonces alguien tomó mi mano.

-Vamos a clases- su voz ahora mismo quizás era mi salvación- hay biología- asentí como una tonta y comencé a caminar siendo arrastrada por aquel gigantesco chico. Mi mirada solo se posaba en su enorme mano tatuada sobre la mía que a su lado parecía minúscula.

Sin darme cuenta habíamos llegado a la clase, entrado y nos habíamos sentado al final de esta. Todo sin soltarnos la mano, seguro que si hubiese sigo consciente de ello le habría golpeado. Aunque quizás no estaba tan mal.

-¿7 años esperaste?- su pregunta me sacó de mi busbuja- ¿Enserio? Yo no aguanté ni 5 minutos nada más verle.

Tuve que suprimir una carcajada y convertirla en algo más parecido a un susurro de hiena, cosa que hizo que Dashcov si riera.

-Nunca le volví a ver- respondí encogiéndome de hombros- de todas maneras eso ya no importa.

-Tal vez es mejor dejarlo así- su voz era más un susurro que una frase dirigida hacia mi- el pasado pasado está...

-¿Y tu?- su mirada se fijó en mí- ¿Por qué lo hiciste?- negó.

-No sabes mucho de mi pasado, es mejor así.

Y como una niña con intriga pasé el resto del día intentando imaginar, qué debió ocurrir para haber tanto odio...

• Mi Verdadero Yo // PAUSADA HASTA NUEVO AVISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora