Le doy la mano y salimos de casa.

Decidí ponerme una falda negra que me quedaba por arriba de la rodilla y unos zapatos algo altos con medias. Y en la parte de arriba una camiseta blanca y un pañuelo bordo.

Y David vestía una camisa de colores con un jean azul claro y zapatos

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Y David vestía una camisa de colores con un jean azul claro y zapatos.

—Ethan está guapísimo y muy grande —le digo a David mientras me recuesto en su hombro y caminamos hacia el bosque donde se encuentra la camioneta—

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—Ethan está guapísimo y muy grande —le digo a David mientras me recuesto en su hombro y caminamos hacia el bosque donde se encuentra la camioneta—. Quiero de vuelta a mi bebé.

—Tuvo a quien salir —dice con aires de grandeza.

-Disculpa pero salio a mí —bufa pero no dice nada.

—¿Te acuerdas cuando lo vestías de oso por la casa? —preguntó y me largue a reír. Ya habíamos subido al auto.

—Me acuerdo y también que tú pensaste que un animal se había metido. Gritaste pidiendo ayuda.

 Gritaste pidiendo ayuda

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***

—Hola, nombres —pidió el guardia. Rodamos los ojos.

—Somos los padres de Ethan Huntrer —dice David seco.

—Oh, claro pasen. Todos y están ahí solo faltaban ustedes.

Pasamos al gran salón. Personas de casi todas las edades se encontraban bailando.

—¡Papás! —gritó Ethan detrás de nosotros—. Wow mamá, estás preciosisima.

—Gracias. ¿Y dónde te sientas? Así vamos.

—No no no no. De eso nada. Dame tu bolso y yo lo guardo mientras bailan.

Se lo doy, David me agarra el codo y me lleva a la pista. Hace mucho que no nos divertíamos así. Bueno, la última vez fue cuando creamos a Ethan.

Ethan.

Pongo el bolso de mamá en la mesa donde me encuentro yo y mi amigos.

—Como decía, en fin de curso podríamos ir a México. ¿Pero en dónde? —dice Nazareth tomando cerveza.

Nos miramos entre todos. Esto es difícil ya que ninguno vamos bien en geografía.

Sebastián se aparece algo prendido. Y les recomiendo que no tengan mente de lechuga.

—Chicos no saben a la Diosa que vi bailando con un ET —frota su cara—. Es tan hermosa y... divina... su rostro es precioso... me gustaría ponerla contra la pared y hacerle mil cosas... Creo que el alcohol me hizo mal.

Comenzamos a reír entre todos. Nahuel, uno de mis amigos le palmea la espalda.

—Calma, vaquero. Vamos a averiguar que mujer te ha puesto así.

Sebastián comienza a buscar con la mirada a la supuesta chica. Cabe aclarar que mis amigos -excepto Nazareth que es mi mejor amigo-, son humanos.
Señala a una pareja en especial. Tengo que forzar la vista para verlos porque están en la oscuridad. Naza y yo nos sorprendemos.

—¡Es mi madre, imbécil! —le pego en la nuca bien fuerte.

—¿Tu madre? —gritan todos.

—Imposible —dice Tyler—. Esa chica parece tener veinte.

—Pues es mi madre y como te vuelva a escuchar decir algo atrevido olvidate de usar tus manos y tu reproductor de bebés. Tendrás que ir a la boca del lobo a buscarlos.

Me mira pálido y asiente.

Y yo que le iba a pedir un beso —susurra bajo para que nadie lo escuche. Pero vamos, somos hombres lobos.

Nazareth

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Nazareth.

En multimedia, Víctor.

¿Mate o Beta? © TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora