-Gracias -La chica bufó como un gato y sin decir nada más se alejó, hacia habitación de Martín. En un pequeño impulsó alcé un poco la voz-, Crystal. Lo siento- Ella no pareció escucharme y continuó su camino. Contuve un suspiro, no era la primera vez que me disculpaba por todo lo sucedido y que ella me ignoraba. Bajé la vista hacia el pequeño sobre y jugueteé con él, indeciso.

-Deberías ir- Sin que yo me diese cuenta Martín se había acercado a la entrada y me observaba con una mirada amable-. Isai se alegrará -Volví a mirar el sobre con desconfianza.

-Isai se alegraría, pero... no se, no creo que Crystal me quiera ahí. No me gustaría fastidiar la fiesta.

La mirada de mi amigo cambió a una melancólica y cohibida.

-No. Dan... Crystal no -El chico dejó escapar una mueca incapaz de encontrar las palabras adecuadas-. Se que puede parecer que ha roto toda relación contigo, pero en el fondo le importas.

Así era Martín, incapaz de hacer daño a alguien como yo aunque me lo mereciese. Sintiendo las manos increíblemente pesadas y torpes conseguí rasgar el borde del sobre, pudiendo así sacar la pequeña tarjeta de color marfil de su interior. Una pequeña sonrisa se me escapó al verla. La invitación estaba escrita en letras negras, con un diseño que imitaba la escritura de una persona. Debajo de las letras habían puesto el mismo mensaje en braille, para que pudiese ser leído por todo el mundo. Paseé los dedos por el relieve, sintiendo las letras que para mi eran incompresibles, pero para alguien como Isai lo podían significar todo.

- A mi también me importa ella.

-Dan ¿Te pasa algo? - La voz de Natalia me sacó de mis pensamientos y me hizo volver a la clase de matemáticas que estábamos teniendo en ese momento. La chica me miraba extrañada-. Te ves pálido.

Intenté formar una sonrisa que fuese convincente y negué con la cabeza.

-Estoy bien- La chica hizo un mohín y sin el mínimo recato hacia el profesor inclinó su cabeza, quedando apoyada en mi hombro-. ¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres una sobona?

-¿Y a ti que eres un borde? Es viernes, deberías estar un poco más alegre ¿No crees? -Tragué saliva y solté una especie de risa nerviosa, precisamente eso era lo que me sentaba mal, que hoy era viernes. Estuvimos un rato en silencio, haciendo como que prestábamos atención a lo que fuese que el profesor estuviese diciendo, hasta que la chica volvió a hablar-, ¿Me recoges mañana para la fiesta de por la noche?

-Te recuerdo que no se conducir- Sin apartar la mirada de la pizarra pude escuchar como mi amiga chasqueaba la lengua.

-¿No va a venir ese compañero de piso tan majo que tienes y que tiene coche? El rubio que está bueno- Contuve un suspiro. ya me había acostumbrado a esa clase de comentarios.

-Lo siento por ti, pero tiene novia- La chica se incorporó con rapidez y se colgó de mi brazo izquierdo en una especie de abrazo y habló con aire esperanzado.

-¿Una novia? ¿Y ella sabe conducir? - Solté una pequeña carcajada que rápidamente intenté ocultar debido a que seguíamos en mitad de clase.

-Ve andando por una vez en tu vida, vaga.

Natalia me sacó la lengua con aire infantil. En aquel momento la campana que indicaba el fin de la clase sonó y todos los alumnos, deseosos de salir de aquel horno que llamaban clase, suspiraron al unísono.

-De todas maneras ¿Cómo es que nunca me la has presentado?

Contuve una mueca mientras volvía a notar malestar en todo mi cuerpo.

-Nunca se ha dado el momento, supongo- mentí mientras mantenía la mirada fija en la montaña de libros que intentaba meter a presión en mi mochila.

La vida es AburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora