El heredero de los Lestrange

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- ¿Considerarías demasiado atrevimiento si te llamara... bueno si... decidiera llamarte... a... abuela?

La mujer dejó de prestarle atención a su caldero y posó sus negros ojos sobre los verdes de Harry, él notó que estaban vidriosos por la emoción.

- ¡Oh Harry! – Contestó ella abrazándolo – Nada me haría más feliz, más bien me quitaste la palabra de la boca porque iba a hacerte la misma propuesta.

Muy felices todos cenaron y se fueron a acostar, pero a medianoche un potente chillido proveniente de la habitación de Rose los despertó... La bebé lloraba. Lily exhausta hizo ademan de levantarse, pero Severus se lo impidió y en cambio se levantó él.

- Sigue durmiendo cariño – Le dijo a su esposa – Yo le prepararé el biberón que ya le toca.

- Pero si tú...

- Mamá me explicó cómo hacerlo – La interrumpió él.

El hombre se colocó una bata encima del pijama, se calzó las pantuflas y se dirigió al cuarto de la pequeña. Al llegar allí observó que Harry con cara de sueño intentaba cambiar el pañal de la bebé.

- Menos mal que llegas papá – Dijo el muchacho sosteniendo las piernas de la niña con una mano mientras esbozaba una mueca de asco – Ya limpié el desastre, que bueno que ya soy mayor de edad y puedo usar mi varita porque de lo contrario no sé si lo hubiese logrado.

Severus sonrió y fue a auxiliarlo aunque tampoco parecía hacerlo muy bien.

- ¿Ya la limpiaste?

- Si, pero no sé cómo se coloca esto – Dijo Harry frustrado refiriéndose al pañal – Me da miedo pincharla con los alfileres.

- ¡Sostenla un momento, por favor! – Pidió Severus mientras intentaba posicionar el trozo de tela de la manera correcta, pero no sabía cómo hacerlo.

- ¡Déjenme enseñarles! – Les dijo una dulce voz a sus espaldas.

- ¡Mamá! – Exclamó Severus.

- ¿Ya le pusieron el talco? – Preguntó Eileen.

Harry y Severus se miraron mutuamente.

- No – Respondieron al unísono.

- Me lo imaginaba – Respondió ella – Primero deben colocarle un poco de talco en la colita y luego el pañal.

- Eso es lo más difícil – Contestó Harry.

- Si lo haces como un muggle tal vez – Respondió Eileen – Pero sólo tienes que colocarla sobre el trozo de tela, así – Dijo ubicando a Rose sobre el pañal – Después lo apuntas con la varita y dices ¡colloco linteum!

Harry y Severus se miraron sorprendidos pues el pañal se había armado perfectamente sobre la niña.

- Es un sencillo hechizo que sabemos todas las madres – Respondió ella – De todos modos mañana también les enseñaré a cambiarla al estilo muggle, es muy útil para cuando están en un lugar en el que no pueden usar la varita.

Luego la bruja le dio un pequeño biberón a Severus para que alimentara a su bebé y él se sentó en un sillón con la niña en brazos mientras Eileen y Harry volvían a la cama.

Pasadas dos semanas, la familia estaba más feliz que nunca, pues ese día irían a la mansión de los Malfoy para celebrar el bautizo de la pequeña Rose; después de desayunar, se fueron a buscar a los Dursley a Privet drive y luego regresaron a la Hilandera para ir a la mansión a través de la chimenea utilizando los polvos flu. Los Dursley estaban maravillados con esta nueva experiencia. Al llegar, fueron recibidos por Narcisa y Bellatrix cuyo vientre parecía que iba a reventar en cualquier momento. Los Dursley estaban fascinados con el lujo y distinción de la residencia Malfoy.

El regreso de Eileen Prince SnapeWhere stories live. Discover now