- Eh, patosa - susurró una voz irritante desde la oscuridad - deja de hacerte la dormida, te he visto moverte cuando abrí la puerta.
Me di la vuelta lentamente para mirarle, iba con unos pantalones de pijama a cuadros y llevaba el pecho desnudo. Esto produjo que mis mejillas se encendieran y que mis nervios comenzasen a florecer. Su abdomen estaba bien trabajado, incluso en la oscuridad se podían ver sus abdominales bien definidos. Sus brazos eran más de lo mismo, trabajados y musculosos. No me extraña que esté en el segundo puesto del CMCI, es tan... sacudí la cabeza para borrar ese pensamientos, Zoe, ¿en que cojones piensas? Es un arrogante y un burlón, me regañé.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunté mientras me sentaba en la cama.
- Nada, quería ver si tu cara seguía siendo igual de divertida cuando te despiertan a las tres de la mañana - dijo él sentandose en el borde de la cama.
Lo miré con el ceño fruncido, ¿en serio venía a eso?
- Que es broma mujer - dijo riendose por lo bajo - no hace falta que me mires así, solo venía a ver como soñabas conmigo.
Abrí los ojos de golpe y lo miré confundida, ¿se puede ser más egocéntrico? Más que este chaval imposible, señaló mi subconsciente.
- Eso también es broma ¿verdad? - dije mientras le miraba fijamente.
- No, esta vez no. - dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Negué con la cabeza y me volví a tumbar en la cama con la esperanza de poder seguir durmiendo. Segundos después noté como la cama se hundía a mi lado y como Lucas se pegaba a mi.
- No tienes que esconderlo, - susurró en mi oído con una voz sensual - sé que piensas en mi desde que me viste esta mañana.
Por una extraña razón dudé si era cierto o no. Pensé en él cuando Sue me habló del CMCI, en el autobús... Zoe, no caigas en su juego, me dijo mi subconciente, puede que hayas pensado en él, más de lo normal, pero no puedes caer en su juego como las otras sin-neuronas.
- ¡Fuera de mi cuarto! - le ordené hablando bastante alto, me di la vuelta para encararlo- vete antes de que...
Me tapó la boca con la mano y me miró fijamente a los ojos, estaba a escasos centímetros de distancia, podía contemplar sus ojos verdes como me analizaban otra vez, como si intentarán descubrir algo.
- Eres bastante difícil, si fueras alguna otra ya estaríamos follando duro. - ¿Follando duro? pensé mientras intentaba apartarme de él - Vale, vale, espera, te quito la mano de la boca si me prometes no gritar, ¿entendido? - asentí. Cuando destapó mi boca me alejé un poco de él - eres muy difícil, y eso me gusta.
Me observó durante varios segundos y después se levantó de la cama y se marchó. Sin querer pensar en lo que había pasado me di media vuelta y me dormí.
Me desperté antes de que el despertador sonara dándome unos minutos para poder pensar en que ponerme hoy, era viernes. Me levanté cuando sonó el despertador y lo apagué, acto seguido estiré los brazos hacia arriba y me acerqué a la ventana. Hacía un día precioso, el sol se lucía en el cielo rodeada de alguna nube que otra, aunque estuvieramos en noviembre no hacía demasiado frío. Os preguntaréis como es que me mudé en mitad del primer trimestre, pues bien, lo que ocurrió es que me iba a venir para acá el uno de septiembre, pero a mi padre le surgió un asunto y no pudo traerme, estuvo dos meses con ese asunto hasta que antes de ayer me pudo traer, sí, es absurdo, pero mi padre se toma muy en serio su trabajo.
Me puse delante del armario como siempre, y me dediqué a analizar mis posibilidades. Al final me vestí con una camiseta interior blanca de tirantes, un jersey por encima rojo, unos pantalones ajustados negros y unos botines del mismo color. Como mi pelo estaba revuelto e indomable lo atrapé en una coleta alta.
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¿Quererlo? No lo sé.
Teen FictionZoe Scott es una chica normal, no muy fiestera y amante de los libros que se va a vivir con su madre Alison y su hermano Tyler a una conocida villa en Florida. Allí conocerá a muchas personas, vivirá conflictos y amores y aprenderá un montón de cos...
Idiota hasta decir basta.
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