—¿Ella sufrió? —murmuró Nygma.

—No —contestó Oswald—. Ed, quiero que sepas que yo estaré contigo sin importar lo que pase, puedes contar conmigo.

Sin importar lo que pase.

Miré a Oswald con el ceño fruncido el cual estaba siendo abrazado por Ed, Jerome me dijo esas mismas palabras la semana pasada. Negué con la cabeza, esto se estaba saliendo de control. Ed salió junto con Oswald, miré el cuerpo una vez más.

—Él pagará por esto —murmuré—. Te lo prometo, Isabella, no te merecías esto.

Salí del forense para luego buscar a Ed y a Nygma con la mirada, miré por todos lados pero ninguno de los dos se hallaba en el lugar. Malditos, me dejaron. Lo entiendo de Edward, él debe estar distraído; pero el maricón de Oswald lo hizo apropósito.

—¿Isolde? —se escucha una voz a mis espaldas, me vuelvo para ver a Jim Gordon—. ¿Qué haces aquí?

—Yo... Escapé de ese horrible lugar el que me tenían —dije haciendo una mueca—. Ahora estoy en la casa de los Wayne otra vez —sonreí.

—Vaya, me alegro mucho que estés de vuelta —sonríe—. ¿Crees que podemos hablar para decirme el lugar en donde te hallabas y lo que Jerome estaba planeando hacer?

—Me encantaría —sonreí—, pero mi tío se ha vuelto más sobreprotector y no quiere que tarde mucho. Solo estuve aquí para saludar.

—Me alegro por eso, ¿Cómo está Bruce? —preguntó.

—Bien —sonreí.

—Ya veo, ese niño de verdad te quiere. Cuando fui a verlo en el hospital no dejaba de decir tu nombre cuando estaba inconsciente, incluso durmió una noche aquí para encontrarte —mi sonrisa se desvaneció y un amargo sentimiento apareció.

—¿Ah sí? —pregunté. Él asiente—. No me lo había comentado, debo irme. Fue un placer, Jim.

Él asintió y fue a su escritorio. Salí del GCPD, el auto de Ed no estaba. Realmente eso no me importaba, lo único que invadía mis pensamientos eran las palabras de Gordon, entiendo el enojo de Selina ahora. Bruce hizo todo eso por mí... y yo estaba libre ahora; sin Jerome, sin Nygma, sin peligro.

—¡Taxi! —grité, un auto amarillo se detuvo, yo me subí a éste—. A la mansión Wayne, por favor —le indiqué al conductor.

***

Escalé la maldita y alta reja de la entrada, me escondí por los arbustos y me oculté de bajo de la ventana de su oficina, Bruce siempre paraba por ahí. Me levanté un poco y me asomé por la ventana. Wayne estaba sentado en su costoso sillón con una venda sosteniendo su brazo derecho, estaba bebiendo el té. Bruce se veía diferente, su cabello estaba más largo y estaba más alto. Miraba la chimenea, en eso Alfred llega. Mi tío también estaba algo cambiado, se le veía más apagado de lo que era antes.

—Alfred —empieza Bruce, sonreí, su voz ya no era la misma—, ¿ella volverá?

—Lo hará, amo Bruce —dice mi tío sentándose a su lado—. A su debido tiempo, solo hay que esperar.

—Ha pasado ya dos meses —murmura Bruce—. ¿Crees que él se haya enamorado de Isolde? ¿De verdad Valeska puede enamorarse de alguien como ella?

—El amor llega de distintas formas, amo Bruce... Pero debo admitir que el amor que siente ese sujeto no es sano.

Quisiera ir con ellos, quisiera salir de mi escondite y decir "Aquí estoy" y todo sería abrazos y una rica sena llena de risas. Luego está Jerome, no puedo dejarlo, si lo dejo moriría por dentro, le quiero y él también lo hace. Tal vez esto sea amor, un amor demente, diabólico y peligroso.

Me alejé lentamente de la mansión Wayne, pedí un taxi el cual me llevara a las afueras de Gotham, a la mansión del alcalde. Como no tenía dinero para los taxis, les dije que lo lleven a la cuenta de banco de Oswald, fue difícil conseguirla.

Al entrar a la mansión, todos se hallaban en la sala de estar menos Barbara, Tabitha y Nygma. Jerome estada caminando por todo el lugar como loco, y Oswald sonreía como estúpido. El ambiente calmado y relajante de la mansión Wayne no era nada comparado con la de Oswald, ésta era terrorífica y malévola. Jerome al verme entrar en la sala de estar me abrazó.

—Estás aquí —susurró en mi oído, él me tomó del brazo y me llevó a su habitación—. Creí que te irías.

Tuve la tentación de hacerlo.

—Solo me alejé del grupo es todo —sonreí, Jerome se acercó a mí y tomó mi mejilla.

—Duerme conmigo —propone—, esta noche y todas las demás. Quiero despertar a tu lado, quiero sentir tu calor junto a mí, quiero estar contigo.

—No creo que sea apropiado —confieso.

—A nadie le importa eso. Por favor.

—Está bien —él sonríe—. Dormiré aquí solo porque el piso es duro.

—¿Quieres saber que otra cosa es duro? —sonríe y levanta las cejas. Le empujo pero él me toma de la mano y me acerca hacia él.

—Eres asqueroso —sonrío, él me toma de la cintura y me deposita en la cama para luego colocarse encima de mí. Tomo su mejilla y la acaricio, miro sus penetrantes ojos verdes mientras acaricio su cuello hasta llegar a su pecho—. Te quiero —murmuro.

—Te quiero —repitió

Tal vez mi tío tiene razón, esto era amor, un desquiciado amor.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora