Rose arruina su buen humor

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— ¿Rosie? ¿Estás en casa?

¡Genial! Seguro no viene a saludarme...

— Hola papá — saludo sin mucho entusiasmo asomándome en la chimenea

— ¡Rosie! ¿Has leído el profeta hoy? Tiene una patraña acerca de ti y Scorpius Malfoy

— Ya lo sé, ¡estoy furiosa!

— ¡Lo sabía! Le dije a tu mamá que esto no podía ser cierto, ¿ves Hermione? Es mentira — dice él volteando a un lado, seguro dirigiéndose a mi madre

Sólo pude rodar los ojos, no hay peor ciego que el que no quiere ver

— Ash, hazte a un lado Ron — contestó la cabeza de mi madre asomandose por la chimenea — Rosie, esto es grave

— ¡Gravísimo! Ese sapo seguro le contó todas esas patrañas a Skitter esperando salvar su trasero, pero estoy absolutamente segura que está robando mamá, esto sólo lo prueba

— Necesitamos combatir las mentiras con la verdad

— Si, lo sé, la verdad saldrá a la luz, lo sé, y ese sapo no tendrá donde esconderse

— Voy a convocar a una rueda de prensa — la cabeza de mi padre asentía enfáticamente — trae a Scorpius contigo — la cabeza de mi padre se paralizó

— ¿Qué?  Rosie... dijiste que era mentira

— Lo de Scorpius manipulando el ministerio para hacer a su familia rica y poderosa, papá, yo realmente estoy con él, estoy enamorada...

— ¡Ay no puede ser!

— ¡Ron! Tenemos problemas más graves ahora, concéntrate. Rosie, te veo en el ministerio en una hora

Las cabezas de mis padres desaparecieron, y yo me levanté para encontrar a Scorpius mirándome con los brazos cruzados y una expresión de enorme tristeza en sus hermosos ojos. Sé que se siente culpable, sé lo que le duele que la gente lo juzgue por su apellido, y también sé que le duelen las críticas hacia su padre y su abuelo. Corro a refugiarme en sus brazos y él me abraza con fuerza.

— Lo siento mucho Rose, si yo no me hubiera involucrado contigo...

— Sería sumamente infeliz — le interrumpo

— Pero tus padres

— Estaremos bien. No es la primera vez que nos tachan de mentirosos y doble cara. Así fue como comenzó en la guerra. Nadie le creyó a mi tío Harry que Voldemort había vuelto, decían que él y Dumbeldore andaban tras el poder del ministerio. Salimos bien parados entonces, lo haremos ahora. Quédate conmigo. Juntos somos más fuertes.

Él me estrechó en sus brazos y me besó. Sentí su necesidad y su miedo, pero también su amor y su determinación. Supe que si estábamos juntos, nada más importaría.

Caminamos con la frente en alto al entrar al ministerio. Su mano entrelazada con la mía, apretándola fuertemente. A pesar de los murmullos. A pesar de que la gente nos fotografiaba y nos señalaba. De repente, me sobresalto con la visión más horrorosa de mi vida: Rickman. Mi madre seguro lo había citado. Iba a confrontarnos en público. Sólo esperaba que esto fuera una buena idea, porque yo golpeando al sapo desgraciado no iba ayudar a la causa. Lo bueno es que él estaba tan sorprendido de vernos a nosotros como nosotros a él. Lo vi evaluar por un segundo la opción de irse, pero el lugar estaba atestado de periodistas y desistió de ello. Nos miró con profundo odio y supe que íbamos a ganar.

— Muchas gracias por venir señor Rickman — comenzó mi madre

— Ministra Granger, no sabía que ya estábamos en la etapa de las audiencias públicas, de haberlo sabido habría traido a mis abogados, seguro él viene preparado, no es justo estar en desventaja para mi, es muy imparcial de tu parte ¿no crees?

— No tienes nada que temer Aldo, esto es meramente una charla extraoficial, Scorpius y Rose tampoco sabían que te hice venir y de hecho están aquí por otro asunto

El viejo sapo asintió y pude escuchar una ola de murmullos recorrer la sala

— Entonces ¿para qué la prensa?

— Oh es sólo que como ya el asunto es de dominio público, sería justo tener a los miembros de la prensa presentes en nuestra charla, ya sabes, para que mantengan al público debidamente informado

— No me gustan los chismorreos ministra Granger, así que si esto no es oficial, me voy

— Te ruego que no lo hagas Aldo. Porque si no, no podremos aclarar este malentendido

— No hay malentendido, me parece que todo está muy claro para todos, no sé que ganas con tratar de enredarlo

— ¡Al contrario!. Lo quiero desenredar. Me parece que estás en el entendido de que te hice una auditoría injusta para presionarte a firmar un trato con Scorpius Malfoy, y quiero que sepas que no es así. De hecho, es justo lo opuesto. El hecho Aldo, es que la auditoria ha revelado a San Mungo como uno de los principales inversionistas en Black Star. Por tanto si te presiono a firmar un trato conveniente para Black Star, estaría provocando que San Mungo se vea beneficiado con dichas ganancias, la prensa no sabía sobre esto, pero tú sí. Entonces asumo que no puedes creer que esas fueron mis razones. Pero siempre una auditoría es incómoda, lo sé. El monto tan exhorbitante que San Mungo invirtió en Black Star es lo que llamó mi atención justamente. Luego está ese tema del contrato. Las cantidades de distribución que San Mungo pretende lo harían prácticamente un monopolio. Sabes que eso es ilegal. Supongo que sólo lo perdiste de vista, así que te llamé para hacértelo saber. No sólo no quiero presionarte para firmar ese contrato, te quiero advertir que no lo hagas. Para evitar sanciones, porque el consejo se enfurecería si creyeran que fuiste negligente en este tema. Eso es todo Aldo. No hay rencores. Gracias por tu tiempo.

Rickman estaba cada vez más pálido

— ¡Ah! y Aldo, esa empresa a la que le pagaste el estudio de viabilidad del proyecto, deberías demandarlos por negligencia. Te cobraron carísimo y pasar un detalle de estos por alto...

Rickman iba a comenzar a correr, estoy segura. Luego mi mamá añadió con tono inocente

— ¿Cual es la prisa Aldo? No es como si pudieras ir muy lejos hasta concluir la auditoría de todos modos...

El viejo sapo se tensó y luego siguió caminando de prisa, mientras la prensa lo inundaba con preguntas, que por supuesto no contestó.

Luego mi madre se dirigió a Scorpius

— Scorpius, Rosie, disculpen que los hice venir, pero en relación con este asunto, comprenderás Scorp que no puedo dejarte firmar un contrato con San Mungo en esas condiciones, deberías replantearlo y... vigilar que los ensayos clínicos sean concluyentes antes de cerrar la patente, no quisiéramos que se distribuya aquí sin ser completamente seguro.

— No hay cuidado. Ya presenté mi contraoferta a San Mungo, ¿supongo que como es receptor de fondos públicos quieres revisarlo?

— Si no te importa

— Te la haré llegar

— Bien chicos, gracias por su tiempo, los dejo

Mi madre salió caminando inocentemente de ahí. La prensa dividida entre seguirla y cuestionar a Scorpius, pero supe que habíamos ganado la batalla...

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora