Me encuentro tumbada en la hamaca del jardín de mi antigua casa, recapitulando el magnífico verano que he tenido juntos mis mejores amigos y se me saltan las lágrimas... voy a echar muchísimo de menos a mis cabroncetes.
¿El por qué me pongo así? Mañana me mudo a un barrio que está una hora en coche de donde vivo, pero no es lo mismo.
La rutina y mis futuras amistades van ha hacer que me separe de ellos, eso lo tengo superado, pero me da lástima ya que somos amigos desde hace doce años.
Estoy tan ensimismada en mi mundo que no me doy cuenta de que mi madre está tan cerca mía hasta que me saluda y yo como la tonta que soy suelto un grito que varios vecinos se asoman a ver qué pasa -¡Alexandra, no grites así más me has dado un susto de muerte! dice mi madre. -Lo siento mamá, no sabía que estabas aquí. ¿Qué querías?-pregunto.
-No si eso se ve. Lo que te decía era que pusieses tus cosas en el camión de la mudanza con tu hermano- contesta mi madre.
-Vale- digo.
Mi hermano y yo guardamos todas sus cajas y las mías, a lo que terminamos a las seis de la tarde.
Cuando entro a mi casa veo todo casi deshabitado y me da mucho nostalgia, opto por darme un baño y ponerme hacer las maletas, toda la ropa menos la de mañana.
En el baño duro media hora y en hacer las
maletas dos, cuándo termino, me siento muy cansada, me pongo mi pijama y me voy para el único mueble que hay. Mi cama.
Al dormir solo pienso que el cambio es para mejor y caigo rendida en los brazos de Morfeo.
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El chico de la mochila gris.
RomanceElla una chica que ni ella misma se llega a conocer, insegura y con muchos secretos. Él todo lo contrario. Sigue a Alexandra Calvin y Daniel Jackson en esta historia tan rara, divertida, empalagosa y sarcástica.
